domingo, marzo 26, 2006

Conectividad, divino tesoro


Conectividad. Más que una palabra; una idea, un deseo que cada día se acerca más a ser una realidad. Hace unas horas hemos pasado sobre la vertical de las Azores y en estos momentos estamos sobrevolando la Isla de Santa María, en el Caribe suroriental. Dentro de poco pasaremos sobre Isla Margarita y aterrizaremos en Maiquetía (Caracas) tras un vuelo de más de diez horas desde Frankfurt.

Por culpa de un viento de cara de casi cien millas por hora el viaje ha sido más largo de lo previsto. Pero gracias a FlyNet, a Boeing y Lufthansa (ver http://www.connexionbyboeing.com/ ) ha sido un vuelo más corto de lo habitual. El tiempo se ha pasado volando (y no es un circunloquio) gracias a que Lufthansa me ha facilitado unas tarjetas gratuitas de conexión a Internet vía satélite. Este Airbus 340-300 de la compañía germana dispone de una red wi-fi, a la que se ha conectado mi compañero de singladuras por el mundo (mi querido portátil) que está conectada a Internet vía satélite mediante el sistema Conexión desarrollado por Boeing.

A cuatro mil pies de altura sobre el Atlántico norte he podido contestar emails, corregir los papers de mis alumnos del MBA online de ESEUNE, leer elcorreodigital, seguir los resultados de la liga de fútbol, escribir sobre CRM y TQM PQ y, como no, colgar este comentario en mi blog.

Conectividad. Algún día conseguiremos estar conectados desde cualquier lugar y en cualquier momento. Y la palabra conectividad dejara de ser relevante; y cuando lo que hoy es excepcional pasa a formar parte de lo cotidiano y se convierte en intrascendete la vida es más maravillosa. De momento ha conseguido que las distancias parezcan más cortas y uno pueda decir lo que desea, aunque sea breve, desde cuatro mil pies de altura. Ahora solo hace falta que alguien quiera leerlo.

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