martes, febrero 13, 2007

El inventor del futbolín

Leo en un post de Manuel Rivas en el Blog de AS que ha fallecido el inventor del futbolín, lo que me ha permitido conocer la historia de este entrañable (y universal) dispositivo. Alexandre Campos Ramírez (Finisterre, Coruña, 1919 - Zamora, 2007), era conocido como Alexandre de Fisterra. Inventó el futbolín por culpa de una bomba nazi que cayó sobre Madrid en 1936. Alexandre queda sepultado bajo los escombros y es trasladado primero a Valencia y después a Montserrat. La cojera consecuencia del bombardeo le impedía jugar al fútbol, por lo que decidió crear un fútbol de mesa. Con la ayuda de un carpintero vasco, comienza a fabricar el primer futbolín. A principios de 1937, mientras decenas de heridos hospitalizados en Montserrat juegan a fútbol con su aparsato, Alexandre patenta su invento. Pero las tropas franquistas se acercan a Barcelona y Alexandre se ve forzado a huir a Francia. En su macuto solo llevaba una lata de sardinas, dos obras de teatro y la patente del futbolín. Mientras atravesaba los Pirineos la lluvia, que no dejó de caer durante diez días y diez noches, deshizo los papeles de la patente. De Francia saltó a Ecuador y de allí a Guatemala, donde perfeccionó el invento con la caoba que trabajaban los indígenas. Pero de nuevo las armas frustraron su carrera: el coronel Castillo Armas dio un golpe de estado y nuestro amigo de nuevo se vio obligado a continuar su periplo. Sirvan estas líneas de homenaje a un innovador, casi anónimo.

viernes, febrero 09, 2007

Encuentra un poblado romano en Internet

Desde su aparición, cada día surgen nuevas aplicaciones para esa interesante herramienta que es Google Earth. La última, es realmente sorprendente.

Una de los millones de personas que cada día enredamos con el Google Earth, la arquitecta murciana Concha Roca, se encontraba hace un par de semanas “navegando” (desde su PC por Internet, hay que matizar) por la Manga del Mar Menor (Murcia), cuando descubrió algo que la intrigó. Después de darle vueltas al asunto durante 15 días, anteayer se decidió y notificó a la Dirección General de Cultura de Murcia que había descubierto “ indicios de lo que podría ser un gigantesco poblado romano fortificado”. El funcionario de la DGC le pregunta dónde. Y Concha Roca añade (con precisión meridiana): “en las coordenadas 37 46 22.49’ N y 45. 10.37’ W”. O sea, en el kilómetro 17 de La Manga.

“¿Un poblado romano fortificado en medio de La Manga del Mar Menor? –logicamente en la DGC no tenían constancia de excavaciones arqueológicas en la zona- ¿Y cómo dice usted que lo ha encontrado”. “Por Internet”-responde la arquitecta.

Imagino que el funcionario pensaría que la cosa iba de coña. Concha Roca matizó: “llevo 15 días estudiando las imágenes vía satélite de la zona en Google Earth y existe una mancha con indicios, por su trama ortogonal”. En su opinión, la mancha que aparece en Google Earth pasado el Puerto Tomás Maestre, mide 1.400 x 270 metros y está bajo el Mar Menor (desde la época romana las aguas han subido 50 cm. según los arqueólogos consultados por Concha Roca).
El pueblo romano descubierto está sumergido bajo las aguas del Mar menor. (Google Earth)


De confirmarse la noticia, van a suceder cosas curiosas. La primera, que se tratará de la primera vez que alguien encuentra restos arqueológicos con Google (¿qué otro buscador ofrece más?). La segunda, que Concha Roca podrá bautizar, como descubridora, el poblado con el nombre que quiera (le sugiero desde aquí “Augusta Googlelum”, "Flavia Google" o algo así (dependiendo de la época), en homenaje a los socios que financiaron la búsqueda). Y la tercera que se puede montar una buena marimorena en la zona sin se confirma que bajo las aguas del Mar Menor tenemos vestigios de un posible poblado romano, porque la Ley de Patrimonio Histórico daría carpetazo a cualquier proyecto urbanístico en la zona y aquello es un polvorín urbanístico. No vendría nada mal.

jueves, febrero 08, 2007

Los 10 grandes beneficios del teletrabajo

1. Evitar (o reducir de forma significativa) los tiempos en desplazamientos entre el hogar y el lugar de trabajo. El problema de la vivienda está llevando a las personas a establecer su residencia en núcleos urbanos cada vez más alejados de los centros de trabajo. Un trabajador que emplea diariamente 60 minutos en cada uno de esos desplazamientos dedica 10 horas semanales a esta actividad improductiva (un 25% de su tiempo)
2. Evitar o reducir el coste económico de dichos desplazamientos (que en la mayoría de las ocasiones es asumido por el propio trabajador)
3. Reducir el coste mental de los desplazamientos (el estrés que provoca el tráfico, los retrasos, etc. se traduce en absentismo, bajas por enfermedad y otro problemas)
4. Reducir el absentismo laboral
5. Flexibilizar los horarios de cara a conciliar trabajo, ocio y familia
6. Potenciar la autonomía del trabajador
7. Elegir personalmente el entorno de trabajo
8. Ofrecer mayores oportunidades a personas discapacitadas
9. Optar a profesionales que no existen en un ámbito geográfico concreto (aunque residan a miles de kilómetros de distancia)
10. Reducir costes fijos en oficinas al requerir menos espacio físico (máxime teniendo en cuenta el elevado precio del metro cuadrado en el centro de las ciudades y en los centros de oficinas)

Por supuesto, también existen una serie de aspectos negativos asociados con la flexibilidad espacial derivada del teletrabajo. En muchos casos se trata de falsos mitos y, en todo caso, esos puntos débiles quedan minimizados ante la relevancia de los diez beneficios anteriores.

Un falso mito es aquel que dice que esta forma de trabajar elimina el contacto personal. Cierto que lo hace con el contacto físico (lo elimina o minimiza) pero las personas descubren nuevas formas de relación (vía chat, email, Messenger, videoconferencia…) que pueden ser igual de válidas. ¿Se ha dado cuenta de la cantidad de personas que utilizan Messenger estando ubicados en el mismo edificio?

Otro mito es el que asocia el teletrabajo con dificultad por parte de la empresa para controlar el tiempo que verdaderamente dedica el trabajador a sus funciones. Este problema desaparece cuando la empresa adopta modelos de trabajo basados en los resultados en lugar de en el tiempo.

Un tercer falso mito es el que asocia esta forma de trabajar a través de las TIC con una disminución de la confidencialidad de la información. Ésta no tiene que ser ni menor ni mayor que cuando el trabajador opera desde un ordenador ubicado físicamente en la misma empresa.



De la misma forma en que no todas las funciones y trabajos pueden llevarse a cabo desde cualquier espacio, no todas las personas sirven para teletrabajar. El teletrabajador ha de ser una persona automotivada, disciplinada y capaz de organizar su trabajo de forma autónoma. Ha de estar acostumbrado a su trabajo (no requiere continuas consultas), conocedor de la organización en la que trabaja y con un alto nivel de compromiso. También ha de ser técnicamente autosuficiente (sin llegar a ser un genio de la informática). Su trabajo ha de estar orientado a los resultados. Ha de disponer de un entorno apropiado para el teletrabajo: si trabaja desde su casa, ha de disponer de espacio, capacidad de evitar distracciones (los niños, etc.). Y por último, ha de poder prescindir (hasta cierto punto) de la vida social de la empresa y todo lo que conlleva (ha de ser capaz de sobrevivir sin charlar y tomar cafecitos con los compañeros, aunque siempre puede hacerlo vía Messenger)

miércoles, febrero 07, 2007

Conciliación e Innovación

Uno de los cambios más notables que se han producido en los últimos tiempos en la gestión empresarial es el relativo al papel de las personas en una organización. A comienzos del siglo XX se hablaba de mano de obra; en la segunda mitad del siglo se generalizó el concepto recursos humanos, considerando a los individuos un recurso más que gestionar, como los recursos financieros o las materias primas. Hoy sin embargo hablamos de personas, conocimiento, talento, creatividad. Sin ello no hay innovación. Los tradicionales factores de competitividad (capital, materias primas, maquina…) pasan a un segundo plano ya que el factor clave de toda organización es el conocimiento y éste reside en las personas.

En paralelo al incremento de la importancia de las personas para el desarrollo de una organización, asistimos a una serie de profundos cambios socio-demográficos en nuestro entorno:

- La creciente incorporación de la mujer al mundo laboral (en los últimos tiempos de forma significativa en puestos de responsabilidad directiva) .

- El problema de la vivienda en los núcleos urbanos, que se expanden hacia la periferia con el consiguiente incremento de las distancias entre empresa y hogar (que en la práctica supone la desaparición del tiempo libre para otro tipo de actividades) .

- Ambos factores generan problemas de conciliación horaria (desde el colegio de los niños, hasta las compras, pasando por la gestión de trámites administrativos) .

- Estos cambios están produciendo efectos sobre la educación de los hijos derivados del escaso tiempo que sus padres pueden dedicarles.

- Todo ello además está provocando un incremento de enfermedades (denominadas por algunos “enfermedades del siglo XXI”) como el estrés, la depresión, la ansiedad, etc.

Empresa, familia y sociedad constituyen un triángulo en constante evolución en el cual los problemas de un ámbito afectan directamente a los otros dos. Por lo tanto, la empresa se ve afectada, de manera muy significativa, por las dificultades de conciliación de la vida laboral, familiar y personal. El conflicto entre trabajo y familia tiene un coste muy negativo para la empresa y afecta directamente a la productividad y consecuentemente a la competitividad de las organizaciones. La tensión provocada entre la vida laboral y la familiar deriva en absentismo, falta de motivación, alta rotación del personal, oposición a desplazamientos, deterioro del clima laboral y otros muchos problemas.

Hoy en día la retribución ha dejado de ser el criterio de selección número uno a la hora de seleccionar un trabajo, dejando su posición de privilegio a la posibilidad de conciliar trabajo, familia y desarrollo personal. La empresa que desee contar con una plantilla de calidad no puede ignorar estos cambios, máxime cuando estamos asistiendo ya (debido al descenso de natalidad de los 80) a una batalla directa entre las empresas por el talento. La conciliación de la vida laboral y familiar transciende el ámbito de lo político-social y alcanza rol estratégico para toda empresa que considere a las personas pilar de su competitividad.

La relación entre conciliación e innovación es, por lo tanto, directa. La innovación exige conocimiento (talento, imaginación, creatividad) y éste residen en las personas. Y hoy en día, para atraer y retener el talento, no basta con una buena retribución.

Un primer paso hacia una conciliación efectiva de la vida laboral y familiar lo constituyen las políticas de flexibilidad que, a su vez, tienen dos niveles:

- Flexibilidad temporal
- Flexibilidad espacial

La flexibilidad temporal hace referencia a la gestión por parte de la empresa de los tiempos de sus empleados. Hace unos años, trabajar muchas horas (“meter horas”) era señal de compromiso para con la empresa. El que abandonaba su puesto de trabajo a la hora de salida era acusado de falta de compromiso (sobre todo a nivel directivo). Aquella persona que prácticamente vivía dentro de la empresa era el modelo a seguir. Hoy en día (afortunadamente) las empresas están evolucionando hacia posturas contrarias. En muchas empresas, el individuo que finalizada la jornada aún sigue en su puesto de trabajo está siendo cuestionado, ya que tal vez no sea capaz de realizar las tareas asignadas en el tiempo determinado. Y vemos como surgen iniciativas como “luces apagadas” o “puertas cerradas”: empresas que a las ocho de la tarde apagan sus luces (para que nadie permanezca por rutina más de la cuenta en su puesto de trabajo) u obligan a sus empleados a avisar en caso de tener que ir a trabajar en fines de semana (porque de lo contrario se encontrarán con las puertas cerradas y la imposibilidad de acceder a sus despachos). Las medidas de flexibilidad temporal pueden ser varias: horario laboral flexible (la jornada sigue siendo de 8 horas, pero cada persona decide a qué hora comienza y a qué hora finaliza su jornada laboral; el museo Guggenheim de Bilbao, por ejemplo, tiene una máxima que dice: “cien empleados, cien excepciones”); trabajo a tiempo parcial (algunas empresas utilizan medidas como la reducción de jornada del 10%: ello supone en la práctica para el empleado dos tardes libres a la semana que puede dedicar a organizar su hogar o disponer de más tiempo para estar al tanto de la evolución de los hijos. Incluso encontramos algunas empresas que han puesto en marcha un programa mediante el cual todas las madres pueden acogerse a una reducción de jornada a 5 horas diarias sin reducción de sueldo); empleos compartidos (una medida no muy frecuente pero con claras ventajas, ya que, dos personas ocupando un mismo puesto de trabajo durante media jornada, aporta mayor flexibilidad); semana laboral comprimida); Banco de tiempo (una medida que permite al empleado intercambiar sueldo por tiempo libre -o a la inversa- como si de un banco se tratara -tomar vacaciones adicionales con menos sueldo o convertir en dinero los días no disfrutados).

Las empresas, las regiones y los países de occidente se lamentan continuamente por sus problemas de productividad. Los elevados costes de la mano de obra impiden a muchas organizaciones competir con sus rivales procedentes de otras latitudes geográficas, en especial de países asiáticos. Resulta paradójico comprobar que, mientras muchos se quejan por la baja productividad y buscan nuevas fórmulas para mejorarla, pocos caigan en la cuenta de que la cosa más improductiva que estamos haciendo es embarcar cada jornada a millones de trabajadores en viajes de ida y vuelta a través de un paisaje de autovías y circunvalaciones. Muchas de personas bloqueadas en el atasco de una autopista de cuatro carriles de entrada a una ciudad o apretujadas en el vagón de un tren de cercanías se preguntarán cada mañana: ¿para esto nos sirve vivir en la era de las tecnologías de la información?


Aunque queda mucho camino por recorrer, el espectacular desarrollo de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) en los últimos diez años ha generado nuevas formas de trabajar que favorecen la conciliación del trabajo y la familia. El teletrabajo (sea desde el propio domicilio o desde una centro satélite situado cerca de los núcleos residenciales) es ya una realidad.

lunes, febrero 05, 2007

Felicitar a la competencia: una innovadora forma de hacer publicidad

Por lo visto, ilustrar los anuncios de automóviles incluyendo la mención a los "honores" conseguidos por los vehículos, como el "premio al mejor coche del año" (llama la atención como en 2006 otorgan el premio al coche del año 2007 cuando debiera ser al revés) resulta ya poco efectivo. Hay que innovar.

A BMW se le ocurrió "felicitar" a (junto con Mercedes) su principal competidor por su meritorio galardón: "Coche del Año 2006 en Sudáfrica". Eso si, no se olvidó firmar la "felicitación": de parte "del Coche del Año 2006 en el Mundo".

Guerra de publicistas anuncio Audi BMW Bentley Subaru




Audi hizo "acuse de recibo" felicitando a la marca bávara por su galardón como "World Car of the Year 2006" añadiendo un "departe del ganador por seis años consecutivos de las 24 horas de Le Mans". Subaru aprovechó el "rifi-rafe" para felicitar a los fabricantes germanos por ganar tantos "concursos de belleza" firmando como el ganador del "premio internacional al meor motor de 2006". Pero entre todos estos mensajes cruzados, me quedo con la flema británica de Bentley. Sobran las palabras.



Guerra de publicistas anuncio Audi BMW Bentley Subaru

Guerra de publicistas anuncio Audi BMW Bentley Subaru

Guerra de publicistas anuncio Audi BMW Bentley Subaru


Julio Verne, Minority Report, el Mini y sus conductores evangélicos

Decía Julio Verne que todo lo que una persona sea capaz de imaginar otros podrán hacerlo realidad. No hemos viajado (aún) al centro de la tierra, pero los viajes al espacio, los submarinos, las vueltas al mundo en todo tipo de medios…son algo cotidiano.

Hace unos años utilicé esta cita de Julio Verne para ilustrar un comentario en uno de mis libros sobre la película Minority Report y algunos inventos “imaginados” por Spielberg basados en TIC aplicados al marketing. También utilizo en mis clases fragmentos de la película en las que John Anderton (Tom Cruise) entra en GAP y el CRM le identifica; o cómo una persona está sentada en el metro leyendo un periódico de papel digital cuando las noticias se actualizan en tiempo real; o una escena muy espectacular en la que John Anderton camina por una galería comercial llena de vallas publicitarias que le proponen mensajes personalizados (en base a su perfil): desde un Lexus hasta una Guiness.

En esta ocasión la cita de Julio Verne se ha vuelto a cumplir gracias al incombustible Mini. Cuatro mil quinientos propietarios de Mini Cooper residentes en Nueva York, Miami, Chicago y San Francisco han sido invitados a participar en un experimento de publicidad personalizada (denominado Motorby) que les mostrará mensajes individualizados (como saludarles por su nombre, como a John Anderton) cuando pasen delante de las vallas publicitarias parlantes (“talking billboards”)

Gracias a un chip de identificación por Radio Frecuencia (RFID) integrado en el llavero del Mini, cuando una abogada neoyorquina (llamémosla Mary por ejemplo) pase al lado de una de estas vallas leerá un mensaje como “Mary, moving at the speed of justice”. O se podrá leer en la valla “Mike, the special of the day is speed”, si el conductor del Mini es un chef de un restaurante de San Francisco. O felicitar el cumpleaños a cualquier de los afortunados conductores.


Mini USA's RFID-alerted billboard



El programa fue sugerido por primera vez a Mini USA hace un año por una agencia de San Francisco (Butler, Shine, Stern and Partners) con la idea de incentivar el “feeling tribal” de muchos de los clientes de Mini con el objetivo de potenciar la fuerza de la marca. El Mini es otro de esos productos que podríamos incluir en la categoría comentada en el post anterior de “productos pasionales”. En Estados Unidos son ya más de 150.000 y para muchos no es un simple coche, sino “un modo de vida” (divertido, desenfadado, original, diferente). Sin duda son los propios propietarios los prescriptores número uno de este pequeño gran coche (como decía Guy Kawasaki, los “apóstoles”). Estos conceptos “bíblicos” vuelven a estar de moda: como dice Michael Megalli (socio de Group 1066, una compañía de marketing estratégico de New York) el “evangelismo” será la nueva “biblia” para el marketing de muchas empresas.