miércoles, mayo 31, 2006

En el aire la privacidad en el aire


Hemos visto estos días como la Unión Europea considera ilegal la medida tomada por las autoridades estadounidenses mediante la cual exigen a las líneas aéreas que aterrizan en su territorio recopilar previamente los datos personales de los pasajeros. Si nadie lo remedia, pronto se liará una buena: o se viola la legislación europea o no se hace caso de la normativa norteamericana; o lo que es lo mismo, o se arriesgan las compañías a una sanción administrativa en Europa o rechazan aterrizar al otro lado del charco.

Se me ocurren algunas reflexiones. En primer lugar, ¿hasta qué punto una puñetera fotocopia del pasaporte –lo que piden ahora algunas compañías para viajar a USA- es “vital” para la seguridad nacional de la primera (y única) superpotencia mundial? En segundo lugar, ¿hasta que punto una puñetera fotocopia del pasaporte es una intromisión ilegítima en los derechos de privacidad del individuo?

Cada vez que compro un billete de avión tengo que indicar mi nombre, apellidos, email, teléfono, datos de la tarjeta de crédito, etc. Además, en el aeropuerto me piden el DNI o Pasaporte. Al margen de ello, hace poco en el blog comentaba como solo en la nueva T4 de Barajas existen 4.500 cámaras registrando nuestros movimientos. Por si eso fuera poco, ya son varias las aerolíneas que han instalado cámaras de seguridad a bordo en sus aviones de corto y medio radio. La instalación de videovigilancia en los aviones fue una iniciativa surgida de los grupos de trabajo que la Iata puso en marcha tras los atentados de las torres gemelas con el fin de mejorar la seguridad aérea (Iberia fue una de las pioneras. La compañía española asegura que el sistema utilizado garantiza la preservación del derecho a la intimidad de los pasajeros, ya que las imágenes de la cabina que verán los pilotos no serán grabadas ni quedarán registradas en archivos informáticos). Airbus y Boeing niegan que sea un equipamiento de serie en los aviones, sino que son una opción que elige el operador (un “extra” vamos…como el navegador de los coches)

Los expertos legales califican este tema de “realmente controvertido”, en tanto que bordea “una línea fronteriza” entre la seguridad y el derecho a la intimidad. En concreto, los juristas apuntan a la posibilidad de una supuesta intromisión ilegítima en el derecho a la imagen y la intimidad de los pasajeros, si éstos no dan su consentimiento previo y expreso a la filmación. No obstante, el hecho de que las cámaras no graben las imágenes descartaría, por otro lado, una supuesta vulneración al derecho a la protección de datos personales.

Tranquilos. No veremos (de momento) la versión aérea del video protagonizado por los marineros de la Armada española a bordo del “Marqués de la Ensenada”.

El kilo de “privacidad” está por las nubes. Su precio sube día a día mientras vemos como cae el de “estupidez”.

lunes, mayo 22, 2006

La nueva biblioteca de Alejandria y la revolución del conocimiento


Desde su “observatorio” de Silicon Valley, nuestro amigo Unai Urresti nos envía reflexiones sobre el efecto de los libros digitales. Como decía Kevin Nelly, técnicamente es posible hoy digitalizar los 32 millones de libros que se han escrito en la historia de la humanidad y que puedan estar disponibles para ser leídos por todos los seres humanos del planeta en una pieza de hardware de muy bajo costepero con la misma calidad del papel.

El comentario de Unai me ha hecho soñar con una nueva biblioteca de Alejandría y con la difusión universal de conocimiento. Sin duda caaminamos hacia ello y entonces, ¿cómo cambiará nuestro planeta? ¿Cómo será el mundo del conocimiento socializado?

En nuestro libro de “la empresa jurásica”, Angel Arbonies y yo nos trasladábamos a la Edad Media, a aquella época en la cual el conocimiento estaba encerrado en las abadías y monasterios, bajo llave, en poder de la Iglesia. Afortunadamente aquello cambió; apareció la imprenta; llegó la ilustración; el estado social; la educación obligatoria; las grandes editoriales; los medios de comunicación de masas; y hoy, Internet.

Un mundo con cientos de millones de personas accediendo al conocimiento nos puede llevar a una revolución cuyos cambios nadie puede hoy ni imaginar. La capacidad de innovación de las personas se multiplica con conocimiento. Más de mil millones de personas accediendo al conocimiento multiplica la capacidad de innovación del planeta. Una nueva era se ha inaugurado. La era que cambiará el mundo y graduará al ser humano. Bienvenido a la Revolución del Conocimiento.

Os dejo con el interesante artículo de Unai. Espero que os haga pensar tanto como a mi.


Los libros digitales

Este verano van a salir al mercado tres productos llamados ebook readers o lectores de libros digitales. Los tres productos utilizan una tecnología llamada e-ink que hace que la calidad del texto de la pantalla sea idéntica a la del papel. Tienen el tamaño de un libro normal, pueden almacenar un mínimo de 30 libros que uno siempre puede recargar desde el ordenador y tienen baterías también recargables con un mínimo de duración de 7500 páginas de lectura.

Como decía recientemente Kevin Nelly en un artículo del New York Times books review, técnicamente es posible ahora digitalizar los 32 millones de libros que se han escrito en la historia de la humanidad. Es posible que puedan estar disponibles para ser leídos por todos los seres humanos del planeta en una pieza de hardware de muy bajo coste (aunque todavía bastante cara) pero con la misma calidad del papel.

La cosa va aún mucho más lejos. Es posible imaginar un escenario donde cada libro puede estar enlazado a otros cientos y donde una página del nuevo libro de Enrique pueda enlazar por ejemplo a un artículo de Peter Drucker sobre innovación o a un libro fuera de circulación de un autor desconocido pero que permite profundizar más sobre determinado aspecto o tema del libro. Es posible imaginar un escenario donde cualquiera que lea un libro digital lo pueda etiquetar con las palabras que desee, lo pueda mezclar, crear sus propios enlaces y anotaciones y en definitiva pueda convertir el libro en una verdadera herramienta de innovación y colaboración.

El sueño de la nueva biblioteca de Alejandría y el conocimiento universal parece posible.

No creo que los dirigentes de los países occidentales se dan cuenta del verdadero potencial de esto. Los que parece que si están captando la idea son los países asiáticos. Como señalaba Alexader Turcic en su blog de Mobile read, Si uno va a Google trends e introduce la palabra ¨ebook¨ puede observar que los diez países de donde vienen la mayoría de las búsquedas relacionadas con este término no son de habla inglesa. El orden es el siguiente:
Vietnam
Irán
Indonesia
India
Malasia
Hong Kong
Singapur
Filipinas
Polonia
Tailandia

China ya ha digitalizado el 25% de todos los libros que se han publicado en chino desde 1950. Ya es el líder en el sector de los ebook o libros digitales. De los tres productos que salen este verano, el iRex de Philips lleva como software el Apabi reader desarrollado en China, el Hanlin V2 es una empresa china que ha creado su propia versión de Linux llamado Wolf Linux y ya ha vendido miles de su producto ebook reader V8 en el mercado chino. Finalmente está el PRS 500 de Sony que ha creado su propio software pero como no podía ser de otra manera, va a fabricar su producto en China.

Llama la atención que países como China u otros países que aparecen en la lista de Google trends son en muchos casos países dictatoriales, de libertades restringidas y en vías de desarrollo, pero parece claro que tienen clara la idea que el conocimiento es poder y esta puede ser la llave de futuro. Saben que los padres de una aldea remota no pueden mandar a su hijo a la universidad pero si pueden comprar un lector de libros digitales a su hijo. Saben que ese niño o niña con su lector de ebooks continuamente cargado de libros va a cambiar el futuro de su aldea y a lo mejor del mundo.

Solamente el 10% de los libros están todavía en circulación. El 15% son de dominio público y hay un increíble 75% que está fuera de circulación en una situación de orfandad sobre los cuales no sabemos ni siquiera en muchos casos a quién pertenecen los derechos de propiedad intelectual.

Estamos con la obsesión de la propiedad intelectual no solamente en las discográficas sino en la industria editorial. Sabemos que los derechos de propiedad intelectual son básicos para estimular la innovación pero por ejemplo en Estados Unidos se ha llegado al extremo donde los derechos de propiedad intelectual siguen vigentes hasta 70 años después de la muerte del autor. Cuando una empresa como Google propone hacer públicos ese 75% de libros fuera de circulación enseguida recibe una lluvia de demandas judiciales.

Creo que existen soluciones pero existe mucho miedo al cambio por parte de ciertos sectores. En muchos países cualquier persona que muere es automáticamente donante de órganos si no declara expresamente lo contrario en vida. ¿Por qué no hacer lo mismo con los libros si de todas formas el 75% de los libros desaparecen de las estanterías de las librerías a los pocos años de su publicación y no van a generar ningún ingreso ni al autor ni a sus herederos?

En el pasado han sido siempre las religiones y las dictaduras los enemigos del conocimiento y la innovación. Sería irónico que ahora lo fueran los derechos de la propiedad intelectual. Las discográficas ya le han visto las orejas al lobo y han empezado a reaccionar y ya es hora de que el sector del libro comience a hacerlo.

Hace un tiempo estaba en boga la especialización. Hoy vivimos en una sociedad donde los trabajos rutinarios y sistemáticos son sustituidos por ordenadores. Se busca cada vez más al trabajador multidisciplinar capaz de manejar ideas complejas, con pasión por el conocimiento y una gran capacidad de comunicación. Los ordenadores no son capaces de persuadir, innovar, crear o liderar.
La digitalización del libro facilita esta visión de nueva sociedad y trabajo del futuro. Hace posible el ideal del hombre renacentista con capacidad de innovar desde las asociaciones e intersecciones de las diferentes disciplinas como la ciencia, historia, filosofía, arte, economía, etc.

Si las sociedades occidentales no toman el liderazgo de esta nueva revolución cultural lo harán los asiáticos con o sin propiedad intelectual y tendrá muchas más repercusiones que la revolución cultural de Mao.

jueves, mayo 18, 2006

Una idea innovadora convertida en movimiento social

Estoy a punto de entregar la versión final de mi próximo libro ("Innovación: el último clavo ardiendo") a mi editor y he querido incluir entre los diferentes casos una bonita idea que ya sea ha convertido en movimiento social: el Bookcrossing.

Ron Hornbaker era un programador que estaba hasta el gorro de crear páginas web, desarrollar soluciones de comercio electrónico y aplicaciones para servidores de email. Por eso, una tarde de marzo de 2001, cuando admiraba con su mujer Kaori la página de PhotoTag.org (que sigue la pista de cámaras desechables que se quedan perdidas por el mundo) y la comparaban con WheresGeorge.com (un sitio web que sigue la pista de los billetes de dólara norteamericanos a través del número de serie). Cámaras de fotos, dinero…¿A qué más le gustaría a la gente seguir la pista? Cuando Ron levantó la cabeza y apartó su mirada del teclado, su ojos se posaron en una estantería repleta de libros. Una idea le vino a la cabeza y al instante sabía que aquella idea era buena.

Tras un par de horas navegando por Internet la emoción de Ron subió de nivel al comprobar que nadie lo estaba haciendo todavía. Había encontrado una idea original inspirada en otras ya exisitentes: utilizar el potencial de Internet para seguir la pista de un libro y, a partir de allí, evolucionar hacia todo un conjunto de nuevas experiencias.Al caer la tarde ya había decidido el nombre, registrado el dominio (http://www.bookcrossing.com/ ) y Kaori había esbozado lo que sería el logotipo: un libro corriendo dentro de una señal de tráfico de cruce.

Al día siguiente Ron dejó a un lado su trabajo en una solución de comercio electrónico para centrarse en la programación del sitio web de su nueva idea, no sin antes obtener luz verde por parte de sus socios de la compañía de software en la que trabajaba (Humankind Systems, Inc.) Bruce y Heather Pedersen. La idea era crear un sitio web en el cual la gente pudiera seguir la pista de un libro prestado a otros individuos que a su vez, tras leerlo, lo prestan a un tercero.

Cuatro semanas después, el 17 de abril de 2001, BookCrossing.com entró en operatividad y Ron lo anunció al mundo a través de un simple comunicado de prensa. En el primer mes de vida del sitio web solo se registraron un par de decenas de usuarios. En las siguientes semanas cien nuevos usuarios se incorporaban cada mes gracias al boca oído. Un año después, en marzo de 2002, la revista Book publica un artículo sobre BookCrossing. Entonces el fenómeno se multiplica; más de 350 nuevos usuarios se registran cada día. Los artículos en prensa, radio y televisión también. Y el sitio web alcanza los 10 millones de páginas visitadas al mes.
Hoy en día la idea es algo más que un simple sitio web desde el cuál se puede seguir la pista de un libro. El Bookcrossing es considerado ya un movimiento de magnitud internacional que pretende convertir el mundo en una biblioteca global. Algunos libros que leemos nos transmiten mensajes, ideas, sentimientos, fuerza, incluso cambian nuestras vidas. Entonces, ¿por qué frenar ese impulso transformador encerrando el libro para siempre en la estantería de la librería de nuestra casa? ¿Por qué poner entre rejas la energía de un libro?

El movimiento Bookcrossing se basa en una idea sencilla. Si un libro nos ha gustado, compartámoslo con otras muchas personas. ¿Cómo? Nos registramos en la página web y así nos convertimos en un Bookcrosser. El sistema nos facilita una estantería virtual (bookshelf) donde podemos registrar nuestro libro, al cual el sistema asigna un número de referencia único denominado BCID (equivalente a lo que sería el DNI de ese libro). El sitio web nos permite imprimir una etiqueta con ese código para pegarla en el libro. Y ya está preparado para ser liberado. ¿Cómo se hace eso?

En Boolcrossing.com podemos hacer una “nota de liberación” (release note) donde el bookcrosser informa del día y el lugar donde se "liberará" el libro: en una línea de metro, en el banco de un parque, en una estación, en una cafetería, al pie de una estatua (los bookcrossers buscan “lugares con mensaje”). De esta forma, otro bookcrosser podrá consultar donde será "liberado" el ejemplar (en la sección "go hunting") y si le interesa podrá ir a "cazarlo". Pero sobre todo el libro suele caer en manos de terceras personas que no saben de la existencia de Bookcrossing, pero que se enteran de ello a través de la etiqueta que les conduce al sitio web.

Una vez el libro está en poder del nuevo lector (cazador o localizador fortuito) , si éste lo desea puede entrar en Bookcrossing.com y hacer un comentario en el "diario de viaje" del libro (journal entry). De esta manera, el bookcrosser que lo ha liberado recibirá un correo electrónico diciendo que el libro ha sido localizado, y sabrá el nick del bookcrosser y el sitio donde el ejemplar ha sido "cazado".Este proceso se multiplica y se va creando una comunidad, movida por una pasión común que es la lectura, que comienzan a compartir ideas, sentimientos, pasiones alcanzadas a través de la lectura de un mismo libro. Te animo a formar parte del movimiento Bookcrossing.

lunes, mayo 15, 2006

Una noche en un hotel-cápsula

Cae la noche y brilla el neón en Tokio, la ciudad más poblada del mundo, con 26 millones de habitantes. Los establecimientos comerciales del barrio de Shinjuku rugen de actividad. Las bocas de metro engullen a mujeres y niños de camino a casa y escupen a decenas de miles de ejecutivos y trabajadores trajeados. Las corbatas lacias y la mirada perdida. Una extraña metamorfosis se apodera de las calles a medida que avanzan las manecillas de los relojes. Los bulliciosos comercios echan sus persianas, los jóvenes se dispersan y una sórdida atmósfera se apodera de gran parte de la zona. Una hora después, Hiroshi se encuentra descalzo en el vestíbulo del Green Plaza Shinjuku, el mayor hotel-cápsula de Tokio. Y del mundo.


El precio –4.300 yenes (31 euros)– da derecho a Hiroshi a pasar la noche en una cápsula, a guardar sus pertenencias en una estrecha taquilla en la que le esperan la yukata (el tradicional albornoz japonés) y una toalla, y a hacer uso de las instalaciones colectivas del hotel, que se publicitan como propias de un establecimiento de cuatro estrellas. Junto a medio centenar más de hombres silenciosos, cambia su traje por el albornoz, la única vestimenta permitida en el interior del hotel. Con las zapatillas de celulosa en las que luce el logo del Green Plaza, Hiroshi recorre interminables pasillos repletos de cápsulas que dan la sensación de encontrarse en un cementerio. Filas de dos pisos de nichos. Un piloto verde encendido avisa de cuáles están ya alquiladas, aunque la mayoría de ellas tiene recogida la esterilla de bambú que hace de puerta, y aparece vacía. Busca su cápsula, la 2136, y se introduce en el pequeño cubículo amarillo: 1 metro de alto, 1 de ancho y 1,90 de largo.

Te recomiendo leer este artículo de El País Semanal. Japón es uno de los países tecnológicamente más avanzados del mundo pero, ¿a qué precio? ¿merece la pena someterse a una disciplina laboral con jornadas de 12 horas para convivir como robots en una claustrofóbica habitación-cápsula? No me extraña que la tasa de suicidios se haya disparado en el Imperio del Sol Naciente.

lunes, mayo 08, 2006

Los Videojuegos pieza de museo


Hace unas semanas reflexionábamos en alto desde este blog sobre el crecimiento del llamado ocio digital. Hoy vemos como el MOMI (Museum of the Moving Image, en Astoria, New York) crea una exposición permanente sobre la historia de los videojuegos. Ya son algo más que un negocio (un sector que, sólo en EEUU, mueve más de 10.000 millones de dólares al año) o un mercado en expectacular crecimiento ¡Son piezas de museo!. Todo avanza....demasiado rápido.

Son muchas las historias que circulan sobre la “invención” de los videojuegos y hoy vamos a hacer referencia a la versión que se presenta en la exposición del MOMI, que atribuye la paternidad a Ralph Bauer (quién hoy cuenta con 83 años). Bauer explica que "todo fue por casualidad. Estábamos haciendo unos ajustes en un televisor y aparecieron unas rayas en el monitor, y pensé que podríamos hacer un juego con ellas, pero mis jefes me dijeron que me olvidara del asunto".

No fue hasta 1966 cuando Baer pudo crear su primer prototipo de sistema de entretenimiento doméstico, que denominó Brown Box (Caja Marrón) aludiendo a su color y su forma de caja de zapatos (una réplica es una de las joyas de la muestra)."Tenía varios juegos: el más famoso era el Ping-Pong, pero el coste de fabricación era elevado para la época, unos 50 dólares, y su precio de venta unos 100, aunque pese a todo vendimos unas mil unidades", recuerda Baer.

El MOMI exhibe también un original de la primera máquina recreativa de videojuegos: La Computer Space, creada por Nolan Bushnell en 1971 (antes de embarcarse en el proyecto de fundación de Atari del que hablo en el libro “Marketing de la Tecnología”)