viernes, noviembre 23, 2007

Innovación en procesos en pos de la eficiencia

Resulta que un contratista tiene que ser ingresado con carácter de urgencia en un hospital público por causa de una dolencia cardiaca. Al paciente en cuestión no le gusta e absoluto el color verde raído de las paredes; además, su estado de conservación, le parece deprimente. Decidido a acabar con la tristeza de aquellas desconchadas cuatro paredes, saca su teléfono móvil y llama a su cuadrilla. Mientras él se daba un paseo en bata y zapatillas por los pasillos del centro médico, la cuadrilla despliega rodillos, brochas, esclaeras, botes de pintura...y en 20 minutos cambian el verde pálido por un radiante blanco...¡sin que se enterara ninguna enfermera!
La noticia ha corrido como la pólvora por la planta de cardiología del hospital y el contratista se ha quedado sin tarjetas de visita. ¡Una empresa que en 20 minutos llega, despliega sus recursos y materaliza su trabajo, dejando todo limpio, sin un solo ruido, sin que nadie se entere..! ¡Eso es innovación en procesos!. Conclusión: queda mucho por hacer en pos de la eficiencia; aquel que se conforme con lo bien que está haciendo las cosas en la ctualidad y las considere dificilmente superables, es, en cierta manera, un apostol de la ineficiencia.

La transformación del consumidor

Hasta hace bien poco los expertos en marketing de las grandes empresas idolatraban los estudios de mercado y los indicadores demográficos (todavía algunos siguen haciéndolo) ya que éstos permitían determinar los patrones de compra de las diversas clases sociales. En base a dichos indicadores, los ricos compraban productos caros (y de alta calidad) y los consumidores menos pudientes compraban productos más baratos (y de menor calidad). Y las empresas lanzaban productos caros para ricos y productos baratos para las clases medias-bajas. Pero en los últimos quince años hemos asistido a una importante transformación en el comportamiento de los consumidores (motivada en parte por la espectacular penetración de Internet en todas las facetas de nuestra vida) que exige innovar en lo procesos de markting. Podemos resumir estos cambios en cuatro aspectos:

Vivimos en la “Era de la Información”. Una era en la que los consumidores acceden con facilidad a todo tipo de informaciones que utilizan en sus procesos de decisión. Consecuencia: un consumidor más inteligente y más informado, capaz de hacer el “cálculo de valor” necesario para optimizar sus compras.

La tecnología nos ha conducido a la “Saciedad de la Información” (“saciedad” y no “sociedad”). El consumidor vive rodeado de información (mucha más de la que es capaz de digerir). Hay tantos productos y servicios disponibles, con tantas variaciones y precios, que el consumidor ahora ve el mercado como un inmenso bazar repleto de opciones sorprendentes.

Se ha vuelto casi imposible caracterizar a la gente por su perfil demográfico como se hacía antes. Los patrones de gasto de los consumidores de clase media se están volviendo cada vez más diversos y complejos. Los consumidores mezclan libremente productos de alta y baja categoría (una chaqueta de Armani con un pantalón de Zara, un escritorio de Ikea sobre una alfombra persa, un cliente que viaja en Ryan Air y se aloja en un hotel de gran lujo), para crear estilos de vida particulares que no existen en otros lados y quedan fuera de los “patrones convencionales”.

Y, además, los consumidores consideran que comprar y consumir bienes no es sólo una actividad de subsistencia sino, además, una experiencia, una destreza y un pasatiempo. Se preocupan, para bien o para mal, de las decisiones que toman como consumidores.

Varios factores se han conjugado y entrelazado para hacer de los consumidores de clase media la fuerza más poderosa del mercado en todo el mundo. Los consumidores de la clase media de hoy están excepcionalmente bien equipados para comprar desde la comodidad de sus hogares a través de Internet. Comprar y consumir inteligentemente se han vuelto actividades muy apreciadas y cada vez son más los consumidores que disfrutan con una compra racional. Gracias a Internet, en vez de aceptar lo que está disponible en su localidad, los consumidores están aprovechando la economía global para obtener el mejor precio.

Los consumidores están cada vez más dispuestos a escoger productos más baratos. Hace años consumir productos baratos estaba mal visto en la clase media. Hoy en día todos compran en Ikea sin secreto. Es más, muchos presumen de ello, de la racionalidad de su adquisición (de lo barato que le salió –por solo 50€- su último viaje a Londres con Ryan Air) Los consumidores de clase media están más dispuestos a ahorrar dinero cuando esto sea posible. Los consumidores prefieren productos más baratos por tres razones:
Les gusta sentirse “compradores inteligentes” aprovechando cada recurso a su disposición (promociones, rebajas, compras con puntos, ofertas de Internet….).

Ya no asocian directamente precio alto con calidad. Saben que la calidad de los productos de precio bajo ha aumentado considerablemente. Ven con escepticismo la máxima “lo barato es caro” que se aplicaba hace unos años a los productos de precio bajo alegando su supuesta baja calidad. Los consumidores saben que hoy se puede conseguir alta calidad a precios bajos (como un viaje con Vueling)
Al contrario de los que sucedía hace un par de décadas, están cada vez más dispuestos a renunciar a ciertos productos con el fin de poder ahorrar dinero. Algo que hace unos años se consideraba embarazoso (no tener televisor, no tener coche, no viajar en vacaciones) hoy se considera incluso ejemplar. En Estados Unidos, la opulencia está a la baja y la gente está jerarquizando sus necesidades con el fin de gastar lo justo.

Hoy en día, es tan probable ver a un millonario en Ikea como a unos jóvenes universitarios en Gucci. Los estereotipos que los expertos en marketing han utilizado durante décadas ya no funcionan. Bienvenidos a la nueva distribución de los mercados.

martes, octubre 09, 2007

Receta para innovar a través de las ideas cotidianas

“Queremos innovar. Pero no sabemos por dónde empezar”

Esta frase la escucho en varias ocasiones todas las semanas; al finalizar una conferencia, en un seminario, a través de emails que me escriben empresas interesadas en mi colaboración como consultor. A todos ellos, les doy una sencilla receta que comparto con vosotros en mi blog.

La receta consta de tres ingredientes; tres ideas básicas sobre las cuáles además ya he reflexionado en otros post.

1. No todos los clientes son iguales. Unos clientes son más valiosos que otros (bien porque compran más; bien porque generan mayor margen –no piden descuentos-; bien porque seguirán comprando durante más tiempo; bien porque generan nuevos clientes; etc.) y tenemos que identificarlos.
2. Ya que son más valiosos, precisan un trato diferencial (discriminación en oposición a un servicio democratizado)

3. Por curioso que parezca, muchas de las mejores ideas en el mundo de los negocios surgen de situaciones ya existentes que nadie ha explotado o a las que nadie les ha prestado mayor atención.

En los años que llevo trabajando en el campo de la innovación, he comprobado que ésta es considerada por muchos como un asunto que debe dejarse en manos de los expertos (ingenieros, gente de I+D, científicos inventores, etc.). Sin embargo, si una cosa he aprendido en estos años, ésta es que las grandes ideas pueden ser el resultado de considerar, de un modo completamente diferente, nuestras propias experiencias cotidianas (algo de lo que también hablan Barry Nalebuff y Ian Ayres en su libro Why Not? How to Use Everyday Ingenuity to Solve Problems Big and Small publicado por Harvard Business School Press) En realidad, la innovación en los productos de consumo se ha centrado mayoritariamente en la explotación de soluciones que ya existían y que nadie antes había tenido en cuenta. Por ejemplo, los gimnasios venden abonos temporales que permiten a la gente utilizar las instalaciones tantas veces como quieran (dentro de un plazo especificado) ¿Por qué no aplicar este mismo concepto al cine? (De hecho, ya ha sido aplicado en Inglaterra y Francia con éxito entre los consumidores.

Innovar es crear algo nuevo que aporte valor. Algunos dicen que eso de “aportar valor” está muy bien sobre el papel, pero que es muy difícil llevarlo a la práctica. Una vez más, no estoy de acuerdo.

Una sencilla forma de aportar valor a los clientes más valiosos es mediante la discriminación positiva (incrementar la capacidad de la empresa para aportar valor diferencial; que el cliente perciba las diferencias con respecto a otros). Y es aquí, una vez “cocinados” los dos primeros ingredientes de la “receta” (unos clientes que valen más que otros y la discriminación positiva) cuando introducimos el tercero: ideas sencillas fruto de observar la realidad cotidiana. Juntamos todo en una cazuela y lo cocinamos a fuego lento. ¿Por qué no? Por poner un ejemplo:

¿Quién es el mejor cliente para un hipermercado? Utilizando un buen sistema de Inteligencia de Clientes (Business Intelligence) se pueden identificar a los clientes más valiosos (LTV, Customer Lifetime Value, o valor de un cliente en el tiempo). Si así lo hacen Carrefour o Eroski comprobarán que yo soy un cliente valioso (como otras muchas familias con un par de niños pequeños que consumen como un saco sin fondo). Soy de esos clientes que llenan dos carros completos cada quince días con detergentes, leche, frutas, verduras, embutidos, pizzas, galletas, zumos, colacaos, actimeles, cervecitas… Sin duda, los clientes como yo son más valiosos (por volumen, rentabilidad, tiempo en el que seguirá siendo cliente…) que aquel que en lugar de “empujar carros” por el hipermercado “arrastra” una de esas cestitas con ruedines” en la que lleva un pack con cuatro yogures bio, un brick de leche desnatada y 150 gramos de jamón york.

¿Y qué sucede con ambos clientes? Al segundo de ellos (al de la cestita con seis o siete productos), el hipermercado le “premia” con una cola VIP (las cajas rápidas); mientras tanto, el padre de familia que empuja dos carros (al cuál además le faltan manos para tener controlados a los niños) tiene que esperar una cola de quince minutos.

Y cabe la posibilidad de que el primer cliente (el de los seis productos que pasa por la caja rápida) tenga su coche aparcado junto a la puerta de salida mientras el cliente de los dos carros (y los dos niños) tiene que recorrer todo el parking (bajo la lluvia) para llegar a su vehículo.

Tenemos:

1. Un cliente valioso
2. Una posibilidad de generar valor diferencial mediante las discrimación
3. Muchas ideas cotidianas (bastaría con preguntar a las personas que esperan delante de una caja de un hiper; en una sola jornada, en un solo punto de venta, podemos obtener al menos una decena de valiosas ideas

¿Qué falta entonces? El liderazgo innovador. Esa persona capaz de decir, “¿Por qué no?”. Esa persona que supere todas las críticas a las ideas, los “peros”, los condicionantes, los “esques”, las zancadillas…

¿Por qué no poner colas VIP en los hipermercados? De la misma manera en la que saco mi tarjeta Iberia Plus Oro para ahorrarme la cola de facturación en los mostradores de facturación, podría sacar mi tarjeta “Carrefour Platino” y pasar por una “caja VIP” sin colas (en la que además me sacan los productos del carrito y me los meten en bolsas) ¿Por qué no?

¿Por qué no reservar plazas preferenciales de parking para familias con niños (como hace Ikea)?

Observar las ideas cotidianas y decir, ¿por qué no? Una sencilla forma de innovar.

Ideas de IDEO

IDEO es una de las empresas líderes mundiales en diseño. Muchos de los productos más brillantes de las últimas dos décadas fueron diseñados por la empresa, incluyendo el primer ratón de Apple y la Palm V. No es de extrañar entonces que todo tipo de empresas quieran aprender de IDEO, buscando ideas para crear o mejorar sus propios productos y servicios.

Tom Kelley (Director general de la empresa y hermano del fundador) tiene publicado un libro (The Art of Innovation, Lessons in Creativity from Ideo, America's Leading Design Firm) donde ofrece ideas e historias sobre la innovación. Además, abre al lector una ventana hacia su empresa, mostrando cómo se enfrenta su equipo a los retos del diseño de productos y la innovación. Te resumo las principales:

-Comprensión: las empresas deben comprender al cliente, el mercado, la tecnología y las restricciones que forman parte y afectan al problema.

-Observación: se debe observar cuidadosamente a las personas para averiguar cuáles son sus necesidades insatisfechas.

-Visualización: aunque pudiera parecer un simple ejercicio mental, puede ser útil para la construcción de modelos físicos y prototipos.

-Evaluación: Toda idea debe ser mejorada.

-Implantación: el trabajo creativo no es suficiente. Hay que trabajar para llevar el producto al mercado. Esta es la fase más larga y técnicamente más compleja, pero la única que genera beneficio.

Para innovar, una persona debe comenzar por aprender a confiar en sus instintos (y no en la investigación de mercado). El libro muestra diez pasos para diseñar un gran producto:

1. Una excelente primera impresión: el producto debe gustar de inmediato a los clientes.

2. Uso de metáforas: describa los productos nuevos usando metáforas

3. Pensar en lo indispensable: siempre tendrán éxito en el mercado.

4. Utilizar colores: pensemos en los iMac de Apple.

5. Comunicar acontecimientos: se puede ganar la lealtad del cliente dándole información interna (sobre productos y progresos, por ejemplo)

6. Simplificar: hacerlo en un click siempre es mejor que en dos.

7. Hacer las cosas a prueba de errores: Un producto valioso protege al cliente de accidentes y errores (como la opción “deshacer” del “word”)

8. No perjudicar jamás al cliente: seamos su amigo y hagamos que el producto sea fácil de utilizar.

9. Hacer una lista de características y beneficios esenciales antes de comenzar a trabajar en el diseño del producto.

10. Ofrecer extras valiosos: a veces los accesorios pueden ser tan o más importantes que el mismo producto.


martes, septiembre 11, 2007

Bienvenido a la Wikinomia

En 1999 Rob McEwen, director general de la compañía minera Goldcorp (http://www.goldcorp.com/), no veía muy claro el futuro de la empresa. Aprovechando una semana de descanso acudió a un ciclo de conferencias del MIT. Allí fue donde escuchó hablar por primera vez de Linus Torvalds y del Linux.

El ponente relató cómo Torvalds y un grupo de programadores voluntarios habían creado a través de Internet un sistema operativo de primera calidad y cómo Torvalds había revelado su código fuente al mundo, permitiendo a miles de programadores anónimos examinarlo e incluir sus colaboraciones en el mismo.

Mientras escuchaba la conferencia, McEwen tuvo una visión y se recostó en su silla a pensar. Su empresa estaba estancada porque, a pesar de años de exploración y de millones de dólares invertidos, sus geólogos no habían sido capaces de encontrar oro en la propiedad de la compañía (en Red Lake, Notario). Ya que sus empleados, con su conocimiento y sus metodologías, no eran capaces de encontrar oro, podría ser posible que otras personas sí lo lograran. Y quizá la clave para encontrar a esas personas estuviera en “abrir” las exploraciones (tal y como Torvalds había abierto su sistema operativo).

McEwen volvió inmediatamente a Toronto para presentarles su idea a los geólogos. “Quiero coger toda la información geológica que tenemos desde 1948 y compartirla con todo el mundo; después preguntaremos al mundo dónde podemos encontrar los próximos seis millones de onzas de oro”.

Los directivos y geólogos de la compañías pensaban que McEwen se había vuelto loco. Las compañías no suelen compartir su información (nadie regala información; es algo tan arraigado que nadie jamás lo había cuestionado). Además, la minería es una industria muy celosa con su información y ésta es siempre mantenida en secreto.

McEwen sin embargo pensaba en la oportunidad de aprovechar las mejores mentes de la industria (el conocimiento). Además, lo tenía muy claro. Así que en 2000 lanzó el “Reto Goldcorp”: un concurso que ofrecía US$ 575.000 en premios para quien fuera capaz de encontrar oro en la explotación minera.

Hasta el más mínimo detalle sobre la propiedad de 55.000 acres fue revelado en la página Web de Goldcorp. Las noticias sobre el concurso se extendieron rápidamente por Internet; más de 1.000 concursantes de 50 países comenzaron a revisar la información geológica: miles de datos sobre pruebas, ensayos, estudios, exploraciones…

En solo unas semanas, los resultados comenzaron a llegar a las oficinas centrales de Goldcorp. Como se esperaba, geólogos de todo el mundo se involucraron en el proyecto. Pero, sorprendentemente, también hubo propuestas provenientes de sectores inesperados: estudiantes, matemáticos, militares, ingenieros de otras especialidades, informáticos.

Los participantes identificaron 110 puntos en Red Lake, la mitad de los cuales no habían sido identificados por la propia compañía. Más de 80% de dichos puntos produjeron grandes cantidades de oro. De hecho, desde que el concurso fue anunciado, la compañía ha conseguido ocho millones de onzas de oro. McEwen calcula que el proceso colaborativo le ahorró dos o tres años de exploración a la compañía.


Es una bonita historia extraída del libro Wikinomía, de Don Tapscott y Anthony Williams. Como dicen los autores, “La colaboración masiva lo cambia todo”.El término “wikinomía” habla de un nuevo modelo económico inspirado por la enciclopedia online Wikipedia. Wikipedia es producto del esfuerzo conjunto de miles y miles de personas comunes, que escriben, recopilan y editan el contenido de la misma. Así pues, Wikipedia es un buen ejemplo, entre otros, de “colaboración masiva”.

Debido a los grandes cambios tecnológicos, económicos y sociales estamos entrando en una nueva era en la que la gente participa en la economía como nunca antes. Esta participación ha llegado a un punto en el que las nuevas formas de colaboración masiva están cambiando la forma de inventar, producir, comercializar y distribuir bienes en todo el globo.

En el pasado, se colaboraba a muy pequeña escala. Era algo que se daba entre familiares, amigos y socios en hogares, comunidades y talleres. Pero esto hoy en día está cambiando. El creciente acceso a las tecnologías de información está colocando al alcance de todos la posibilidad de colaborar, crear valor y competir. Esto le permite a la gente participar en la innovación y creación de riqueza en casi todos los sectores de la economía.

Con la colaboración se cultivan las destrezas humanas, la ingenuidad y la inteligencia más eficientemente y efectivamente que con cualquier otra cosa que hayamos visto antes. El conocimiento, las destrezas y los recursos colectivos que se consiguen gracias a las redes horizontales permiten obtener mejores resultados que los obtenidos por una sola empresa. Bien sea al diseñar un avión, ensamblar una motocicleta o analizar el genoma humano, la posibilidad de reunir el talento disperso de varias personas y organizaciones se está convirtiendo en la clave de la innovación (y la competitividad) en la nueva economía (la Wikinomia).

jueves, julio 19, 2007

Innovación, eventos y congresos

¿Harto de organizar sus eventos en incómodos salones de hotel? ¿Aburrido de la monotonía de los Palacios de Congresos? Entoces, ¿por qué no alquila usted un pueblo entero para su próximo Congreso Anual? Eso es lo que hace la agencia de eventos Xnet y su programa Rent a Village (http://www.rentavillage.com/).

Pequeños y pintorecos pueblos alpinos de Alemania, Austria y Suiza se visten del color corporativo de organizaciones como AEG, Hyundai, Siemens, SAP, etc. Las calles adquieren el nombre de sus productos. El Presidente de la compañía recibe las llaves de la ciudad de manos del Alcalde. Las señales incluyen su logo. Las ponencias se desarrollan en el kiosko de la plaza central, en una cafetería o en un granero de las afueras. El pueblo entero vive para el evento y el cliente, convirtiéndose en extras y azafatas del congreso.


¡Ah! Y si Pertisau o Monsee se le quedan pequeños, siempre puede usted alquilar un país (aunque sea tan pequeñito como Liechtenstein)

martes, julio 03, 2007

Las ideas y las personas: los activos de la nueva economía

Google sigue a la caza y captura de buenas ideas que se puedan convertir en grandes negocios. Acaba de anunciar la adquisición (por 50 millones de dólares según se dice) de GranCentral.com.

Los usuarios de GrandCentral disponen de un servicio para unificar todos los números de teléfono (el móvil particular, el de la empresa, el de casa, el de la oficina...) en uno solo, al igual que los mensajes de todos sus buzones de voz. Los fundadores de la compañía (Craig Walker y Vincent Paquet) la iniciaron en 2005 poco después de que Yahoo! comprara la compañía en la que trabajaban (Dialpad Communications) dedicada a la telefonía a través de la Red.

Google sigue a la búsqueda y captura de los dos activos más relevantes de la nueva economía: las ideas y las personas. Hace unos meses adquirió una pequeña puntocom española (Panoramio) que había desarrollado una solución que permite a los aficionados a la fotografía digital subir sus imágenes y “geoposicionarlas” en Google Earth y Google Maps (con 40 millonesde páginas vistas y 5 millones de usuarios, su crecimiento mensual está siendo espectacular). Google cogió al fundador (Eduardo Manchón) y a su pequeño equipo (formado por solo dos personas) y después de pagarles un buen pellizco por la empresa se los ha llevado a que compartan conocimiento con cientos de genios como ellos en una de sus sedes europeas. ¿Te imaginas lo que puede salir de un punto de encuentro en el que compartan sueños y visiones personas como Manchón, Walker y Paquet? Ese es el principal activo de Google.

lunes, junio 04, 2007

Apología del videojuego

Hace unos meses, en uno de mis post (Papá, de mayor quiero ser innovador) decía una serie de cosas acerca de los niños y su educación (cosas que por cierto reitero en mis clases y conferencias) que han causado (por decirlo suave) mucha sorpresa entre algunos padres de familia. ¡Ojo! Yo no digo que haya que educar así a los niños (¡ni mucho menos!) sino simplemente expreso mis opiniones personales, sin esperar que éstas sean compartidas. A muchos les sorprenden comentarios como “si es un niño pelín rebelde (desafía y cuestiona la autoridad, la rutina y los paradigmas preestablecidos) el chaval promete……Si es un niño “segurola” y prudente, pierde puntos…..si los padres tienen a su criatura “sobreprotegida”, en “palmitos”, el chaval no sabrá lo que es el riesgo hasta que a los 25 años …. Si su hijo es el primero en subirse a un árbol o en lanzarse con la moto de plástico por una rampa, el chaval apunta maneras…. Si el niño no tiene ni gracia ni sentido del humor, a lo mejor llega a ser cirujano cardiovascular, registrador de la propiedad o astronauta. Pero para ser innovador ha de ser un poco cachondo: ríe, entretiene, divierte, hace el payaso, cuenta chistes en clase (chupa pasillo por ello) y aprecia las incongruencias y sorpresas….etc”

Como decía, muchas de esas cosas son criticadas por muchos padres (pero cada uno educa a sus hijos como quiere…o como sabe). Las siguientes reflexiones de este post seguro que tampoco van a generar un acuerdo unánime por parte de los lectores (pero como sabéis…eso es precisamente lo que busco)

Estoy hablando de los (en ocasiones denostados) videojuegos. Yo tengo claro que hay que dejar a nuestros hijos jugar con ellos porque les prepara mejor para la compleja sociedad en la que tendrán que vivir. Muchos padres ven en los videojuegos un problema, aunque sólo sea porque ignoramos su impacto en el sistema de aprendizaje “informal” de nuestros hijos y dudan si las horas que sus vástagos dedican a darle al mando de la Play servirán para hacerles personas de provecho el día de mañana. Yo lo tengo claro: les voy a dejar que jueguen porque de no hacerlo pienso que les estaré limitando sus posibilidades de cara al día de mañana. Los videojuegos son una parte importante de su educación.

Tengo una teoría (que no está científicamente avalada) pero creo que la inmensa mayoría de los padres, psicólogos y pedagogos que ponen “a bajar de un burro” a los videojuegos, en su vida han jugado con ellos (tal vez alguna partidita que otra al Tetris). De manera que esta experiencia es incomprensible para ellos (muchos padres ni tan siquiera han hecho el esfuerzo de jugar una partidita con sus hijos)

He leído en el blog de Infonomia algunos comentarios sobre un libro reciente que recoge los resultados de una investigación sobre este tema: “The kids are alright”, de Beck y Wade.

En primer lugar llama la atención el tamaño de esta nueva generación (los “gamers”) que, sólo en Estados Unidos, son más de 90 millones de personas (esta cantidad es muy superior a la de los baby boomers, que ha marcado la sociedad y economía norteamericana durante las últimas décadas). La penetración de los videojuegos es espectacular: el 92% de los adolescentes americanos juegan con sus consolas. Supongamos que sea cierto lo que algunos “apocalípticos” (parafraseando a Eco) dicen de los videojuegos y mantengamos a nuestros hijos alejados del mando de la Play: no se si así conseguiremos que sean mejores o peores que los demás (el tiempo lo dirá) pero seguro que serán “diferentes” al 90% de la población occidental.


El libro dice una cosa que me parece muy interesante: los videojuegos han creado una manera diferente de estructurar el cerebro de nuestros hijos. Aunque muchos padres (que nunca se han sentado delante de la Play -¡eso si que es brecha generacional!) no tienen ni idea sobre ello, los videojuegos son programas muy complejos que requieren de nuevas combinaciones de tareas cognitivas y formas diferentes de usar la capacidad de proceso del cerebro. Teniendo en cuenta que en Estados Unidos hay 90 millones de personas cuyo cerebro se está adaptando a esos procesos, cabe pensar que el día de mañana (a la vuelta de la esquina) las personas precisaremos esas actitudes y aptitudes de cara al trabajo que nos tocará desempeñar. Manteniendo a nuestro hijos lejos de la PlayStation estaremos limitando su potencial y dejándoles en inferioridad de condiciones.

Voy más allá: sería bueno, de cara a evitar que el día de mañana nos dejen fuera de juego (como les ha pasado a muchas personas mayores de 55 años que en su momento pasaron olímpicamente del ordenador, Internet, etc.) que los padres dedicáramos más horas a jugar con la PlayStation (de la misma forma en la que en los años noventa tuvimos que meter en los programas MBA una asignatura de “informática de usuario” creo que dentro de poco tendremos que poner a los ejecutivos a jugar con la Play como módulo obligatorio del Master)

Sin duda (y el libro lo corrobora), la generación del videojuego (game generation) tiene mayores habilidades visuales (memoria visual y capacidad para generar mapas mentales); tiene mayor capacidad para pensar de forma sistémica y paralela (no solo lineal y secuencial. Y estimula su capacidad para tomar decisiones (entre decenas de opciones) cada segundo que pasa (una habilidad cada día más necesaria en el entorno empresarial que nos toca vivir). El mundo (como los videojuegos) está construido de elecciones y los videojuegos entrenan a nuestros hijos para elegir con velocidad y acierto.

Además, nuestros hijos se están acostumbrando a un mundo repleto de estímulos audiovisuales: chatean mientras ven la tele, escuchan la música mientras estudian, juegan al ordenador mientras hablan por el móvil, envían SMS mientras ven la tele…Su capacidad para “abrir y cerrar ventanas” en su cerebro (como en el Windows) es espectacular (aunque como dice el post de Infonomia los neurólogos nos advierten que el cerebro humano tiene que hacer una tarea tras otra y no es multitarea)

También quiero aprovechar la oportunidad para meter caña a ese mito que asocia videojuegos y niños menos sociables. En mi modesta (y como siempre probablemente equivocada opinión) me parece falso: no hay más que ver cómo hablan “offline” del videojuego “tal y cual”, como se intercambian videojuegos o como juegan varios niños en una misma habitación…¡o en Red! Los chavales de hoy son más sociables de lo que creemos y sus redes sociales también.

Y, ¡qué tiene de malo que los videojuegos sean competitivos! El mundo sigue siendo darviniano y no viene mal que nuestros niños aprendan a luchar (en el buen sentido de la palabra) y a experimentar esa satisfacción que produce alcanzar los objetivos (“pasar pantalla”) y superarnos cada día (un nuevo “record de puntos”; “nuevas pantallas”).

Por último, los videojuegos ayudan al “futuro innovador” porque les enseña tres importantes lecciones.

Primera, “el fracaso es parte del proceso que lleva al éxito”;

Segunda, “no se va a ninguna parte sin asumir riesgos”;

Tercera: “los manuales sirven de muy poco; mejor que seguir las instrucciones hemos dejarnos guiar por nuestra intuición y el aprendizaje viene a través del prueba-error”.

¡Sin autoridad! ¡Sin normas! ¡A través de la acción! ¡Aprendiendo a base de cometer errores! ¡Siempre con ganas de volver a intentarlo! ¡Consiguiendo la superación a través de la experimentación permanente!

¡Qué interesantes son los videojuegos para la educación de nuestros hijos!

martes, abril 03, 2007

e-Democracia: el fin de los representates que no nos representan

La composición del Parlamento de Estonia no va a sufrir grandes cambios tras las elecciones del pasado 4 de marzo. El Partido de las Reformas (encabezado por el primer ministro Andrus Ansip) se llevó el 27,7% de los votos y el Partido de Centro (encabezado por el ministro de Economía Edgarg Savisaar) un 26,2%. Hasta aquí, ninguna sorpresa. El dato que llama la atención es el relacionado con la participación: un 61% del censo acudió a votar (cerca de 900.000 electores del casi millón y medio de habitantes de este pequeño país). Tal vez uno de los motivos sea que éstas han sido las primeras elecciones legislativas en todo el mundo en las cuáles se ha utilizado el voto por Internet.

En parte por la decidida apuesta gubernamental por las nuevas tecnologías y en parte por los cincuenta centímetros de nieve que cubren el país durante cinco meses al año, los estonios son amigos del comercio electrónico, realizan sus declaraciones tributarias por Internet y gestionan sus cuentas bancarias online. ¿Por qué no iban a confiar plenamente en el voto por Internet? Para ello han utilizado el carné de identidad electrónico que, para ejercer el voto (y otras funciones) debe ser introducido en un lector electrónico (conectable por USB o bluethoot que cuesta alrededor de 6 euros) acompañado de la firma electrónica.

Un poco de historia

La utilización de la tecnología en la optimización de procesos electorales data de los 50, pero no fue hasta la década de los 70 cuando comenzaron a utilizarse estas tecnologías en el recuento de votos (a dejarse “constancia digital” del voto). Los sistemas de voto electrónico primitivos permiten sustituir la papeleta electoral de papel por una orden electrónica ejecutada mediante un clic de ratón o pulsando un botón. Un sistema informático recibe, almacena y procesa esos votos, que siempre son ejecutados desde un colegio electoral convencional en el cual se ha instalado el dispositivo. El gobierno belga fue pionero en la aplicación de sistemas de voto electrónico en Europa, en las elecciones municipales celebradas en octubre de 2000.
El verdadero salto cualitativo (y cuantitativo) se produce cuando la “constancia” del voto puede ser ejecutada a distancia, sin necesidad de desplazamiento hasta un colegio electoral, ejerciendo el derecho a voto desde una terminal remota (como puede ser un ordenador conectado a Internet). La primera experiencia mundial de voto por Internet se desarrolló en marzo de 2000 en Arizona (Estados Unidos) en las elecciones primarias del Partido Demócrata (donde los detractores del sistema recurrieron a los tribunales aludiendo que el voto a través de Internet constituía una “discriminación social” con respecto a los sectores de la población sin acceso a este medio; los tribunales desestimaron la demanda. Las dificultades técnicas para garantizar la seguridad (en particular acreditar la identidad de los electores y la confidencialidad de sus votos) tampoco fueron un impedimento. Cerca de 86.000 demócratas votaron en aquellas primarias de Arizona y 40.000 lo hicieron a través de Internet. El 75% tenían entre 18 y 35 años, el sector más usuario de Internet, que es además tradicionalmente el segmento de población más propenso a abstenerse.

Y una reflexión sobre todo esto

Vamos a ver. Creo que no me desvío excesivamente de la realidad cuando afirmo que la mayor parte de los ciudadanos “pasan” de la política (existiendo un alto porcentaje de ellos que “odian” la política). Más allá del patético espectáculo al cual nos someten cotidianamente muchos de ellos, podemos aportar datos mensurables, como el elevado porcentaje de abstinencia en el reciente referéndum sobre el Estatuto de Andalucía. Cuando nos convocan a las urnas, una gran parte de la población “pasa” de ir a votar (sobre todo si hace un día muy malo…..o demasiado bueno; la playa es sin duda mejor opción).

La indeferencia política de las personas contribuye al incremento de la abstención y hoy en día casi podemos afirmar que “el sufragio no tiene de universal más que el nombre”. Pies bien, ¿a que esperan los políticos para apostar decididamente por el voto a través de Internet? ¿A que esperan para implantar un sistema que apenas exige esfuerzo, mediante el cual podríamos votar desde nuestra casa o desde nuestro trabajo?

¿A qué esperan? Pues al respecto tengo una teoría: esperan (y esperarán) porque tienen miedo de las consecuencias. Alegan (y alegarán) problemas de seguridad, privacidad, confidencialidad, legitimidad, conectividad (y cualquier otra cosa que acabe en “ad”) porque “temen” a la e-Democracia: el mayor enemigo del político de medio pelo.

Y temen a Internet porque la reflexión que muchos nos hacemos les golpea de lleno: Nadie pone en duda que Internet ofrece la vía más veloz, menos cara y la única realmente interactiva para la información y el diálogo entre los ciudadanos y entre éstos y sus representantes. Pero, ¿por qué narices utilizar Internet y las TIC para mejorar “el contacto” con nuestros representantes políticos cuando gracias a la tecnología podemos “prescindir” de ellos lisa y llanamente?

Los electores (dejaríamos de serlo porque no tendríamos a quien elegir y seríamos simplemente ciudadanos que opinamos y decidimos) utilizaríamos la tecnología para expresar nuestros puntos de vista sobre todos los temas posibles e imaginables (desde la decisión de embarcar al país en una operación militar hasta el contenido de una ley en discusión).

Seamos sinceros: con todo lo que sabemos hoy sobre tecnología (no digo nada con todo aquello que “no sabemos”, pero que existe) el sistema podría perfeccionarse lo suficiente como para interpretar informáticamente y de inmediato toda la gama de opiniones existentes. Se corregiría así el desequilibrio profundo y creciente entre la influencia política del individuo común y corriente (los ciudadanos como usted y como yo) y la de la clase política profesional. Se acabaría con las decisiones legislativas fruto de la consulta de decenas de personas (los llamados “nuestros representantes” que yo creo no representan a nadie, sino que van a su “bola”) a cuyas opiniones y puntos de vista se da prioridad a expensas de millones de otras que se encuentran al margen de esta concentración de poder.

El ahorro de costes sería impresionante. No necesitaríamos tantos concejales, junteros, parlamentarios autonómicos, congresistas, senadores, eurodiputados…todos y cada uno de ellos (y hablo de decenas de miles) con su “gabinete” de enchufados, sus secretarios y secretarias, etc. Eso si, muchos de esos que hoy en día son llamados "representantes" tardarían media vida en encontrar un puesto de trabajo, en parte porque no tienen ni idea de lo que significa la palabra "trabajar" y en parte porque quedan pocos trabajos que requieran aptitudes tan escasas como las que muchos de ellos presentan (por no hablar de "actitudes")

Todo lo que nuestro gobierno hace lo hace en mi nombre, ya sea implantar el carnet por puntos, ilegalizar formaciones políticas, negociar con terroristas o meternos en la guerra de Irak. Pero, ¿se me ha pedido en alguna de esas ocasiones mi opinión? En muchas ocasiones la pueden “intuir” gracias a los sondeos, estudios de opinión, o como en el caso de la guerra de Irak, multitudinarias manifestaciones. Pero “pasan 33” de nuestra opinión. Ellos están por encima del bien y del mal y nosotros somos solo inocentes analfabetos políticos que precisan continuamente ser guiados. Y nos tenemos que conformar con “votar” cada cuatro años para elegir a esos “representantes” que jamás nos representan.

En el fondo lo que subyace es algo de lo que ya he hablado en otros post de este blog: La democracia parlamentaria que “padecemos” fue inventada en la noche de los tiempos y perfeccionada en la época de la máquina de vapor. Ya ha llovido mucho desde Ríos Rosas. El mundo ha cambiado. Clonamos seres vivos, mandamos artefactos a Marte, desafiamos las leyes de la física y tenemos Internet: tan potente, tan universal, con tal ubicuidad y tan fácil de utilizar……¿podría llegar a permitir que nos autogobernáramos?

lunes, marzo 12, 2007

El fin de la tiranía de las máquinas

La semana pasada en una conferencia sobre Innovación un asistente me recordaba un pasaje del libro “De la empresa jurásica a la e-mpresa evolucionada” escrito con mi amigo Angel Arbonies en el cual decíamos que el Siglo XX había sido el Siglo de las máquinas. Éstas mo solo han penetrado hasta los lugares más recónditos de nuestra vida cotidiana (desde las fábricas hasta nuestra cocina) sino que incluso han generado una nueva forma de pensar: el pensamiento mecánico.

“¡Eres una máquina!” es la expresión que utilizamos para calificar de forma positiva a alguien muy capaz. De la misma forma empleamos la frase “funciona como un reloj” como expresión de que las cosas van bien. La forma de pensar de los organizadores de cualquier actividad (sea la que sea) conduce a que las personas y máquinas realicen el trabajo requerido en cada parte para lograr después integrarlo todo en el objetivo final. Lo ideal es que nadie sea imprescindible (ni máquinas, ni personas). La repetibilidad es la meta y la precisión el camino. La mayoría de las organizaciones, en todos los campos, están concebidas como una máquina que procesa información, creando las bases de la empresa burocratizada. Esto no solo sucede en las fábricas industriales: sucede en las administraciones públicas, los seguros, la banca, la educación y en muchos otros servicios. Las personas deben comportarse como partes de la máquina con instrucciones y códigos de conducta precisos. Y la tiranía de las máquinas va mucho más allá: si nos fijamos, en muchas de nuestras organizaciones los trabajadores dependen de las máquinas, que son quienes determinan la forma de la organización por encima de otras prioridades.

Para muchas personas no existe otra forma de organizarse. Este tipo de pensamiento mecánico está peligrosamente arraigado entre directivos. El organigrama es el icono de la organización por excelencia. Es la representación de una empresa dividida en departamentos funcionales. Cada departamento se especializa, siendo el departamento de producción el que desarrolla más funciones en la empresa industrial y, debido a la necesidad de control, es la función que cuenta con más supervisores. La línea de mando es la columna vertebral de la empresa. El diseño es siempre de arriba abajo y desde cualquier parte solo hay una ruta hasta lo más alto. Las órdenes viajan por rutas predeterminadas y salirse de las mismas es algo no deseado Toda la organización es una máquina, un sistema racional. Los directivos piensan y diseñan mientras los trabajadores obedecen y actúan. Taylor dijo expresamente “a los trabajadores no se les paga por pensar, porque ya existe gente pagada para ello”. Las personas son solo fuerza de trabajo (mano de obra, como todavía dicen algunos). No es de extrañar que Taylor fuera declarado el enemigo de los trabajadores aunque sus principios fueron utilizados tanto en el mundo capitalista como en el comunismo del Este de Europa, ya que el taylorismo es, sobre todo, un arma de control, por encima de cualquier ideología.

El problema es que estos principios han sido (y son) algo más que management: una fuerza social que ha perfilado nuestra forma de pensar y racionalizar nuestras rutinas cotidianas de la que no es fácil desprenderse. Este modelo sirvió a lo largo del Siglo XX, cuando las empresas precisaban de forma urgente un modelo de organización que produjera de forma rápida cantidades ingentes de productos para satisfacer una demanda aparentemente insaciable. La tecnología al servicio de la productividad. La organización en pos de la eficiencia. Pero hoy los problemas son diferentes; la oferta supera a la demanda; donde había eficiencia necesitamos diferencia (diferenciación, seducción, innovación en oposición a la imitación). Nuevos problemas que requieren nuevas soluciones.

Necesitamos innovación. Pero, seamos sinceros: la inmensa mayoría de las empresas no están preparadas para innovar. El concepto podrá ser utilizado por sus directivos en discursos, memorias y publicaciones internas, pero jamás pasará de ahí. Porque muchas organizaciones están contaminadas por esa sensación de eficacia basada en la especialización y división de tareas y, por causa de ello, son y serán incapaces de innovar. Si la rutina es cuestionada, la organización y los individuos son incapaces de resolver los problemas más sencillos, con premisas nuevas. Se crea una pasividad general muy frecuente en organizaciones de este tipo. Las personas se vuelven tremendamente apáticas: a veces saben como resolver problemas y simplemente no quieren y, otras veces, simplemente no pueden aunque quieran.

Las organizaciones actuales están innovando en procesos: BRP, Business Process Re-engineering; digitalización de procesos a través de las TIC (ERP, e-Business); etc. ¿Y que sucede con las relaciones? ¿Qué sucede con las personas? Las personas, por encima de todo son personas, seres humanos, y no responden a principios mecánicos. Si no se divierten se inhiben y las organizaciones pierden su inteligencia creativa tan necesaria cuando aparecen las oportunidades y éstas, aunque pasen por delante de la puerta, no se aprovechan. Sin creatividad no hay innovación y sin libertad no hay creatividad.

Es necesaria una Innovación en Relaciones. El pensamiento mecánico ha de ser sustituido por el pensamiento humanista (¿acaso no somos las personas lo más grandioso que ha existido sobre la faz de este Planeta?). La tarea repetitiva ha de ser reemplazada por espacios para la libertad donde las personas puedan atreverse a cometer errores (sin libertad no hay posibilidad de desarrollar cosas nuevas; en la empresa mecánica donde cada uno desarrolla su tarea, no hay errores, pero tampoco aprendizaje, porque no hay oportunidades para que se genere nuevo conocimiento).

La máquina es el señor del mal y el organigrama su lacayo más perverso. La organización departamentalizada dificulta la comunicación; la organización jerarquizada fomenta la competitividad y facilita la desconfianza; el control inhibe la creatividad, frena los sueños. No se puede medir a las personas por el tiempo que están, sino por lo que crean. Lo físico ha de ser reemplazado por lo emocional. Los individuos no son mano de obra (ni tan siquiera recurso humano) sino personas y conocimiento. La tarea ha de dejar paso a los espacios de libertad. La empresa jurásica se está extinguiendo.

Hemos de desprendernos de la herencia de las máquinas. Para algunos, estos artefactos han convertido al ser humano en el rey de la creación, dominando la naturaleza. Para otros el precio del progreso ha sido demasiado alto: las máquinas han incrementado de forma radical las actividades productivas dejando una profunda huella en la imaginación, pensamiento y sentimiento de las personas.

viernes, marzo 02, 2007

Del NODO a los juegos en Red: innovación en las salas de cine

La glamorosa entrega de los Oscar entre alfombras rojas, limusinas negras, vestidos de Versace, esmóquines de Arman, zapatos de pedrería, joyas de un millón de dólares y canapés de diseño no puede esconder otra realidad bien distinta: las salas de cine están en crisis. El otro día recordaba las salas de cine de mi ciudad en las que hace veinte años hacía cola para sacar una entrada (no numerada) y corría como un poseso para coger buen sitio en cuanto se abrían las puertas, y la lista de ausencias es extensa: Astoria, Consulado, Coliseo, Capitol, Carlton, Vistarama, Ideales, Campos, Olimpia, Urrutias, Izaro, Mikeldis, Trueba, Buenos Aires, Santuchu, Avenida, Gran Vía…¡No queda ni uno! Bajaron definitivamente el telón (¡qué tiempos aquellos en los que sonaba un timbre y se abría el telón para dar inicio al NODO!) y en su lugar, gimnasios, Zaras o nuevos edificios de viviendas que han levantado los príncipes del ladrillo. Seguro que en tu ciudad sucede algo similar.

La gente prefiere acudir a los centros comerciales de la periferia, donde no hay problemas para aparcar y además se dispone de toda una amplia oferta de establecimientos complementarios que surgen entorno a las dos grandes “locomotoras” que son los hipermercados y los cines: cafeterías, fast-food, heladerías…. Una historia que se repite en decenas de grandes ciudades.

Pues bien, me he tenido que enterar por The New York Times de una interesante innovación relacionada con estas salas. A un grupo de empresarios españoles se les ha ocurrido convertirlas en salas para jugar en Red: sonido brutal, pantalla de gran formato, efectos especiales (niebla, flashes, luces..) coca-cola por vía intravenosa, palomitas a tutiplé y partidas escalofriantes. Dando una vuelta por la web de Cinegames uno se hace una idea; nada que ver con los cutrecibercafés donde se juega en red: aquí todos los jugadores participan en el mismo juego en línea. Cada jugador cuenta con una pantalla TFT de 17 pulgadas y un game-pad en su asiento.

El primero de estos tinglados está en un centro comercial de las afueras de Madrid; las partidas cuestan 3 euros y existen varios juegos (según los horarios). Felicidades a sus promotores.

martes, febrero 13, 2007

El inventor del futbolín

Leo en un post de Manuel Rivas en el Blog de AS que ha fallecido el inventor del futbolín, lo que me ha permitido conocer la historia de este entrañable (y universal) dispositivo. Alexandre Campos Ramírez (Finisterre, Coruña, 1919 - Zamora, 2007), era conocido como Alexandre de Fisterra. Inventó el futbolín por culpa de una bomba nazi que cayó sobre Madrid en 1936. Alexandre queda sepultado bajo los escombros y es trasladado primero a Valencia y después a Montserrat. La cojera consecuencia del bombardeo le impedía jugar al fútbol, por lo que decidió crear un fútbol de mesa. Con la ayuda de un carpintero vasco, comienza a fabricar el primer futbolín. A principios de 1937, mientras decenas de heridos hospitalizados en Montserrat juegan a fútbol con su aparsato, Alexandre patenta su invento. Pero las tropas franquistas se acercan a Barcelona y Alexandre se ve forzado a huir a Francia. En su macuto solo llevaba una lata de sardinas, dos obras de teatro y la patente del futbolín. Mientras atravesaba los Pirineos la lluvia, que no dejó de caer durante diez días y diez noches, deshizo los papeles de la patente. De Francia saltó a Ecuador y de allí a Guatemala, donde perfeccionó el invento con la caoba que trabajaban los indígenas. Pero de nuevo las armas frustraron su carrera: el coronel Castillo Armas dio un golpe de estado y nuestro amigo de nuevo se vio obligado a continuar su periplo. Sirvan estas líneas de homenaje a un innovador, casi anónimo.

viernes, febrero 09, 2007

Encuentra un poblado romano en Internet

Desde su aparición, cada día surgen nuevas aplicaciones para esa interesante herramienta que es Google Earth. La última, es realmente sorprendente.

Una de los millones de personas que cada día enredamos con el Google Earth, la arquitecta murciana Concha Roca, se encontraba hace un par de semanas “navegando” (desde su PC por Internet, hay que matizar) por la Manga del Mar Menor (Murcia), cuando descubrió algo que la intrigó. Después de darle vueltas al asunto durante 15 días, anteayer se decidió y notificó a la Dirección General de Cultura de Murcia que había descubierto “ indicios de lo que podría ser un gigantesco poblado romano fortificado”. El funcionario de la DGC le pregunta dónde. Y Concha Roca añade (con precisión meridiana): “en las coordenadas 37 46 22.49’ N y 45. 10.37’ W”. O sea, en el kilómetro 17 de La Manga.

“¿Un poblado romano fortificado en medio de La Manga del Mar Menor? –logicamente en la DGC no tenían constancia de excavaciones arqueológicas en la zona- ¿Y cómo dice usted que lo ha encontrado”. “Por Internet”-responde la arquitecta.

Imagino que el funcionario pensaría que la cosa iba de coña. Concha Roca matizó: “llevo 15 días estudiando las imágenes vía satélite de la zona en Google Earth y existe una mancha con indicios, por su trama ortogonal”. En su opinión, la mancha que aparece en Google Earth pasado el Puerto Tomás Maestre, mide 1.400 x 270 metros y está bajo el Mar Menor (desde la época romana las aguas han subido 50 cm. según los arqueólogos consultados por Concha Roca).
El pueblo romano descubierto está sumergido bajo las aguas del Mar menor. (Google Earth)


De confirmarse la noticia, van a suceder cosas curiosas. La primera, que se tratará de la primera vez que alguien encuentra restos arqueológicos con Google (¿qué otro buscador ofrece más?). La segunda, que Concha Roca podrá bautizar, como descubridora, el poblado con el nombre que quiera (le sugiero desde aquí “Augusta Googlelum”, "Flavia Google" o algo así (dependiendo de la época), en homenaje a los socios que financiaron la búsqueda). Y la tercera que se puede montar una buena marimorena en la zona sin se confirma que bajo las aguas del Mar Menor tenemos vestigios de un posible poblado romano, porque la Ley de Patrimonio Histórico daría carpetazo a cualquier proyecto urbanístico en la zona y aquello es un polvorín urbanístico. No vendría nada mal.

jueves, febrero 08, 2007

Los 10 grandes beneficios del teletrabajo

1. Evitar (o reducir de forma significativa) los tiempos en desplazamientos entre el hogar y el lugar de trabajo. El problema de la vivienda está llevando a las personas a establecer su residencia en núcleos urbanos cada vez más alejados de los centros de trabajo. Un trabajador que emplea diariamente 60 minutos en cada uno de esos desplazamientos dedica 10 horas semanales a esta actividad improductiva (un 25% de su tiempo)
2. Evitar o reducir el coste económico de dichos desplazamientos (que en la mayoría de las ocasiones es asumido por el propio trabajador)
3. Reducir el coste mental de los desplazamientos (el estrés que provoca el tráfico, los retrasos, etc. se traduce en absentismo, bajas por enfermedad y otro problemas)
4. Reducir el absentismo laboral
5. Flexibilizar los horarios de cara a conciliar trabajo, ocio y familia
6. Potenciar la autonomía del trabajador
7. Elegir personalmente el entorno de trabajo
8. Ofrecer mayores oportunidades a personas discapacitadas
9. Optar a profesionales que no existen en un ámbito geográfico concreto (aunque residan a miles de kilómetros de distancia)
10. Reducir costes fijos en oficinas al requerir menos espacio físico (máxime teniendo en cuenta el elevado precio del metro cuadrado en el centro de las ciudades y en los centros de oficinas)

Por supuesto, también existen una serie de aspectos negativos asociados con la flexibilidad espacial derivada del teletrabajo. En muchos casos se trata de falsos mitos y, en todo caso, esos puntos débiles quedan minimizados ante la relevancia de los diez beneficios anteriores.

Un falso mito es aquel que dice que esta forma de trabajar elimina el contacto personal. Cierto que lo hace con el contacto físico (lo elimina o minimiza) pero las personas descubren nuevas formas de relación (vía chat, email, Messenger, videoconferencia…) que pueden ser igual de válidas. ¿Se ha dado cuenta de la cantidad de personas que utilizan Messenger estando ubicados en el mismo edificio?

Otro mito es el que asocia el teletrabajo con dificultad por parte de la empresa para controlar el tiempo que verdaderamente dedica el trabajador a sus funciones. Este problema desaparece cuando la empresa adopta modelos de trabajo basados en los resultados en lugar de en el tiempo.

Un tercer falso mito es el que asocia esta forma de trabajar a través de las TIC con una disminución de la confidencialidad de la información. Ésta no tiene que ser ni menor ni mayor que cuando el trabajador opera desde un ordenador ubicado físicamente en la misma empresa.



De la misma forma en que no todas las funciones y trabajos pueden llevarse a cabo desde cualquier espacio, no todas las personas sirven para teletrabajar. El teletrabajador ha de ser una persona automotivada, disciplinada y capaz de organizar su trabajo de forma autónoma. Ha de estar acostumbrado a su trabajo (no requiere continuas consultas), conocedor de la organización en la que trabaja y con un alto nivel de compromiso. También ha de ser técnicamente autosuficiente (sin llegar a ser un genio de la informática). Su trabajo ha de estar orientado a los resultados. Ha de disponer de un entorno apropiado para el teletrabajo: si trabaja desde su casa, ha de disponer de espacio, capacidad de evitar distracciones (los niños, etc.). Y por último, ha de poder prescindir (hasta cierto punto) de la vida social de la empresa y todo lo que conlleva (ha de ser capaz de sobrevivir sin charlar y tomar cafecitos con los compañeros, aunque siempre puede hacerlo vía Messenger)

miércoles, febrero 07, 2007

Conciliación e Innovación

Uno de los cambios más notables que se han producido en los últimos tiempos en la gestión empresarial es el relativo al papel de las personas en una organización. A comienzos del siglo XX se hablaba de mano de obra; en la segunda mitad del siglo se generalizó el concepto recursos humanos, considerando a los individuos un recurso más que gestionar, como los recursos financieros o las materias primas. Hoy sin embargo hablamos de personas, conocimiento, talento, creatividad. Sin ello no hay innovación. Los tradicionales factores de competitividad (capital, materias primas, maquina…) pasan a un segundo plano ya que el factor clave de toda organización es el conocimiento y éste reside en las personas.

En paralelo al incremento de la importancia de las personas para el desarrollo de una organización, asistimos a una serie de profundos cambios socio-demográficos en nuestro entorno:

- La creciente incorporación de la mujer al mundo laboral (en los últimos tiempos de forma significativa en puestos de responsabilidad directiva) .

- El problema de la vivienda en los núcleos urbanos, que se expanden hacia la periferia con el consiguiente incremento de las distancias entre empresa y hogar (que en la práctica supone la desaparición del tiempo libre para otro tipo de actividades) .

- Ambos factores generan problemas de conciliación horaria (desde el colegio de los niños, hasta las compras, pasando por la gestión de trámites administrativos) .

- Estos cambios están produciendo efectos sobre la educación de los hijos derivados del escaso tiempo que sus padres pueden dedicarles.

- Todo ello además está provocando un incremento de enfermedades (denominadas por algunos “enfermedades del siglo XXI”) como el estrés, la depresión, la ansiedad, etc.

Empresa, familia y sociedad constituyen un triángulo en constante evolución en el cual los problemas de un ámbito afectan directamente a los otros dos. Por lo tanto, la empresa se ve afectada, de manera muy significativa, por las dificultades de conciliación de la vida laboral, familiar y personal. El conflicto entre trabajo y familia tiene un coste muy negativo para la empresa y afecta directamente a la productividad y consecuentemente a la competitividad de las organizaciones. La tensión provocada entre la vida laboral y la familiar deriva en absentismo, falta de motivación, alta rotación del personal, oposición a desplazamientos, deterioro del clima laboral y otros muchos problemas.

Hoy en día la retribución ha dejado de ser el criterio de selección número uno a la hora de seleccionar un trabajo, dejando su posición de privilegio a la posibilidad de conciliar trabajo, familia y desarrollo personal. La empresa que desee contar con una plantilla de calidad no puede ignorar estos cambios, máxime cuando estamos asistiendo ya (debido al descenso de natalidad de los 80) a una batalla directa entre las empresas por el talento. La conciliación de la vida laboral y familiar transciende el ámbito de lo político-social y alcanza rol estratégico para toda empresa que considere a las personas pilar de su competitividad.

La relación entre conciliación e innovación es, por lo tanto, directa. La innovación exige conocimiento (talento, imaginación, creatividad) y éste residen en las personas. Y hoy en día, para atraer y retener el talento, no basta con una buena retribución.

Un primer paso hacia una conciliación efectiva de la vida laboral y familiar lo constituyen las políticas de flexibilidad que, a su vez, tienen dos niveles:

- Flexibilidad temporal
- Flexibilidad espacial

La flexibilidad temporal hace referencia a la gestión por parte de la empresa de los tiempos de sus empleados. Hace unos años, trabajar muchas horas (“meter horas”) era señal de compromiso para con la empresa. El que abandonaba su puesto de trabajo a la hora de salida era acusado de falta de compromiso (sobre todo a nivel directivo). Aquella persona que prácticamente vivía dentro de la empresa era el modelo a seguir. Hoy en día (afortunadamente) las empresas están evolucionando hacia posturas contrarias. En muchas empresas, el individuo que finalizada la jornada aún sigue en su puesto de trabajo está siendo cuestionado, ya que tal vez no sea capaz de realizar las tareas asignadas en el tiempo determinado. Y vemos como surgen iniciativas como “luces apagadas” o “puertas cerradas”: empresas que a las ocho de la tarde apagan sus luces (para que nadie permanezca por rutina más de la cuenta en su puesto de trabajo) u obligan a sus empleados a avisar en caso de tener que ir a trabajar en fines de semana (porque de lo contrario se encontrarán con las puertas cerradas y la imposibilidad de acceder a sus despachos). Las medidas de flexibilidad temporal pueden ser varias: horario laboral flexible (la jornada sigue siendo de 8 horas, pero cada persona decide a qué hora comienza y a qué hora finaliza su jornada laboral; el museo Guggenheim de Bilbao, por ejemplo, tiene una máxima que dice: “cien empleados, cien excepciones”); trabajo a tiempo parcial (algunas empresas utilizan medidas como la reducción de jornada del 10%: ello supone en la práctica para el empleado dos tardes libres a la semana que puede dedicar a organizar su hogar o disponer de más tiempo para estar al tanto de la evolución de los hijos. Incluso encontramos algunas empresas que han puesto en marcha un programa mediante el cual todas las madres pueden acogerse a una reducción de jornada a 5 horas diarias sin reducción de sueldo); empleos compartidos (una medida no muy frecuente pero con claras ventajas, ya que, dos personas ocupando un mismo puesto de trabajo durante media jornada, aporta mayor flexibilidad); semana laboral comprimida); Banco de tiempo (una medida que permite al empleado intercambiar sueldo por tiempo libre -o a la inversa- como si de un banco se tratara -tomar vacaciones adicionales con menos sueldo o convertir en dinero los días no disfrutados).

Las empresas, las regiones y los países de occidente se lamentan continuamente por sus problemas de productividad. Los elevados costes de la mano de obra impiden a muchas organizaciones competir con sus rivales procedentes de otras latitudes geográficas, en especial de países asiáticos. Resulta paradójico comprobar que, mientras muchos se quejan por la baja productividad y buscan nuevas fórmulas para mejorarla, pocos caigan en la cuenta de que la cosa más improductiva que estamos haciendo es embarcar cada jornada a millones de trabajadores en viajes de ida y vuelta a través de un paisaje de autovías y circunvalaciones. Muchas de personas bloqueadas en el atasco de una autopista de cuatro carriles de entrada a una ciudad o apretujadas en el vagón de un tren de cercanías se preguntarán cada mañana: ¿para esto nos sirve vivir en la era de las tecnologías de la información?


Aunque queda mucho camino por recorrer, el espectacular desarrollo de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) en los últimos diez años ha generado nuevas formas de trabajar que favorecen la conciliación del trabajo y la familia. El teletrabajo (sea desde el propio domicilio o desde una centro satélite situado cerca de los núcleos residenciales) es ya una realidad.

lunes, febrero 05, 2007

Felicitar a la competencia: una innovadora forma de hacer publicidad

Por lo visto, ilustrar los anuncios de automóviles incluyendo la mención a los "honores" conseguidos por los vehículos, como el "premio al mejor coche del año" (llama la atención como en 2006 otorgan el premio al coche del año 2007 cuando debiera ser al revés) resulta ya poco efectivo. Hay que innovar.

A BMW se le ocurrió "felicitar" a (junto con Mercedes) su principal competidor por su meritorio galardón: "Coche del Año 2006 en Sudáfrica". Eso si, no se olvidó firmar la "felicitación": de parte "del Coche del Año 2006 en el Mundo".

Guerra de publicistas anuncio Audi BMW Bentley Subaru




Audi hizo "acuse de recibo" felicitando a la marca bávara por su galardón como "World Car of the Year 2006" añadiendo un "departe del ganador por seis años consecutivos de las 24 horas de Le Mans". Subaru aprovechó el "rifi-rafe" para felicitar a los fabricantes germanos por ganar tantos "concursos de belleza" firmando como el ganador del "premio internacional al meor motor de 2006". Pero entre todos estos mensajes cruzados, me quedo con la flema británica de Bentley. Sobran las palabras.



Guerra de publicistas anuncio Audi BMW Bentley Subaru

Guerra de publicistas anuncio Audi BMW Bentley Subaru

Guerra de publicistas anuncio Audi BMW Bentley Subaru


Julio Verne, Minority Report, el Mini y sus conductores evangélicos

Decía Julio Verne que todo lo que una persona sea capaz de imaginar otros podrán hacerlo realidad. No hemos viajado (aún) al centro de la tierra, pero los viajes al espacio, los submarinos, las vueltas al mundo en todo tipo de medios…son algo cotidiano.

Hace unos años utilicé esta cita de Julio Verne para ilustrar un comentario en uno de mis libros sobre la película Minority Report y algunos inventos “imaginados” por Spielberg basados en TIC aplicados al marketing. También utilizo en mis clases fragmentos de la película en las que John Anderton (Tom Cruise) entra en GAP y el CRM le identifica; o cómo una persona está sentada en el metro leyendo un periódico de papel digital cuando las noticias se actualizan en tiempo real; o una escena muy espectacular en la que John Anderton camina por una galería comercial llena de vallas publicitarias que le proponen mensajes personalizados (en base a su perfil): desde un Lexus hasta una Guiness.

En esta ocasión la cita de Julio Verne se ha vuelto a cumplir gracias al incombustible Mini. Cuatro mil quinientos propietarios de Mini Cooper residentes en Nueva York, Miami, Chicago y San Francisco han sido invitados a participar en un experimento de publicidad personalizada (denominado Motorby) que les mostrará mensajes individualizados (como saludarles por su nombre, como a John Anderton) cuando pasen delante de las vallas publicitarias parlantes (“talking billboards”)

Gracias a un chip de identificación por Radio Frecuencia (RFID) integrado en el llavero del Mini, cuando una abogada neoyorquina (llamémosla Mary por ejemplo) pase al lado de una de estas vallas leerá un mensaje como “Mary, moving at the speed of justice”. O se podrá leer en la valla “Mike, the special of the day is speed”, si el conductor del Mini es un chef de un restaurante de San Francisco. O felicitar el cumpleaños a cualquier de los afortunados conductores.


Mini USA's RFID-alerted billboard



El programa fue sugerido por primera vez a Mini USA hace un año por una agencia de San Francisco (Butler, Shine, Stern and Partners) con la idea de incentivar el “feeling tribal” de muchos de los clientes de Mini con el objetivo de potenciar la fuerza de la marca. El Mini es otro de esos productos que podríamos incluir en la categoría comentada en el post anterior de “productos pasionales”. En Estados Unidos son ya más de 150.000 y para muchos no es un simple coche, sino “un modo de vida” (divertido, desenfadado, original, diferente). Sin duda son los propios propietarios los prescriptores número uno de este pequeño gran coche (como decía Guy Kawasaki, los “apóstoles”). Estos conceptos “bíblicos” vuelven a estar de moda: como dice Michael Megalli (socio de Group 1066, una compañía de marketing estratégico de New York) el “evangelismo” será la nueva “biblia” para el marketing de muchas empresas.

lunes, enero 15, 2007

El iPhone y el Marketing Pasional

Hemos leído y oído mucho sobre el próximo lanzamiento del Apple iPhone. La verdad es que todavía no se muy bien si se trata de un teléfono móvil con muchas otras prestaciones,un iPod con video y Teléfono, o una PDA con teléfono y video…pero no importa. En este post no voy a hablar ni de sus prestaciones ni de sus características tecnológicas; ni tan siquiera de la movida con Cisco (que reclama derechos sobre la marca mientras algunos expertos en la materia indican que los perdió en 2006 por falta de uso); voy a hablar de algo que se me ocurre llamar “marketing pasional” (por si acaso he mirado en Google y no aparece nada bajo a ser término, así que como nadie ha escrito previamente sobre el concepto, podemos permitirnos el lujo de decir lo que nos de la gana).

Según el Diccionario de la RAE, “pasional” es relativo a la “pasión” es ésta se define como “inclinación o preferencia muy vivas de alguien”. Por eso no encuentro mejor calificativo para referirme a los miles de “fans” del iPod de Apple que, desde que hace unos días viera la luz, ansían exacerbadamente hacerse con una terminal del nuevo Gadget de los chicos de Steve Jobs.

Sabemos poquito sobre el caharro, pero por lo poquito que sabemos parece ser que el iPhone de 4 gigas va a salir al mercado en USA a 499 dólares (muy típico de los americanos lo del precio psicológico) pero eso si, ligado a un contrato exclusivo con la compañía Cingular. Y es aquí donde aparecen esos miles de forofos del fenómeno iPod que, casualidades del destino, tienen ya un contrato de telefonía a medio plazo con otros operadores. A muchos de ellos no les va a importar rascarse el bolsillo y pagar la cláusula de penalización derivada de la rescisión anticipada del contrato con su compañía telefónica. Otros usuarios “atrapados” por el contrato de un operador van a ser más afortunados; algunos de esos contratos permiten la transferencia del mismo a otro cliente evitando el pago de la cláusula. Ya estamos viendo en eBay a muchos usuarios que “subastan” su contrato preparándose para pasarse a Cingular en cuanto el iPhone esté en el mercado. Incluso podemos acceder a CellSwapper (http://www.cellswapper.com/ ) un curioso sitio de Internet donde los usuarios se intercambian entre si contratos telefónicos.

El fenómeno iPhone es el mejor ejemplo para ilustrar esa idea de “marketing pasional” (tras el “marketing relacional” y el “marketing emocional”). Porque todo parece indicar que nos encontramos ante un caso único en la historia de la telefonía móvil: un aparato puede hacer que miles de usuarios se cambien de compañía. Si tenemos en cuenta la “pasta” que se gastan en el mundo (o solo en España) los operadores para “arrebatar” a la competencia un cliente (ahora mismo en el País Vasco asistimos a la pelea a mamporro limpio entre Orange y Euskaltel por cada usuario) no sería de extrañar que Apple sacara tajada de ese “supervalor” que aporta su nuevo iPhone (en términos de clientes “apóstoles” como diría Guy Kawaski, el que fuel Director de Marketing de Apple cuando se lanzó el Mac en 1984) y pronto viéramos en España a un Movistar o un Vodafone que anuncien en exclusiva la comercialización del precioso aparato de Apple (capaz de desplazar masas de fans de un operador a otro).

Deduzco que sucederá algo parecido a lo que ha acontecido con el iPod. Que me perdonen los “forofos” del caharrito, pero al fin y al cabo no es más que un reproductor de MP3 mucho más caro que los demás (y con menores prestaciones) que, sin embargo, es el líder absoluto del mercado (“marketing pasional”) Si Apple es capaz de trasladar el efecto iPod al mercado de la telefonía móvil prepárense para ver por las calles, en las oficinas, en el metro…miles de usuarios con un iPhone colgado del cuello.

Si algo así se produce, los primeros que tienen que analizar el caso e intentar aprender la lección de “marketing pasional” son los fabricantes de aparatos móviles. Las ventas de aparatos “libres” son ridículas. La gente escoge el aparato que le ofrece (subvencionado) el operador a través de la oferta de captación o mediante el programa de puntos. El ritmo de ventas de aparatos viene marcado por los operadores porque los fabricantes no han sabido ganar la batalla del posicionamiento y la diferenciación. Ninguno ha sido capaz de lanzar el iPod de los móviles; ha tenido que venir Apple, una empresa con escasa experiencia en el mundo de la telefonía (salvo un fracaso anterior con Motorola) para conseguir crear un teléfono que “apasione” a los consumidores. No recuerdo ahora ningún aparato de Motorola, Ericson o Nokia que haya tenido tanta repercusión mediática el día de su lanzamiento. EL fundador de Apple, Steve Jobs, dijo en la presentación que iban a “reinventar la industria de la telefonía móvil”. Creo que no ha sido un farol.

Volvamos la vista a casa. ¿Quién se llevará el pato al agua? ¿Movistar? ¿Vodafone? ¿Aprovechará Orange la oportunidad para conseguir aumentar su pequeña cuota de mercado? ¿Aparecerá una nueva compañía en el panorama de la telefonía móvil en España que de la mano del iPhone desarrolle un nuevo segmento de mercado? ¿Y por qué no ver a Apple convertido en “operador móvil virtual” ahora que éstos comienzan a ponerse de moda?

Una vez más, las prestaciones, el diseño, la tecnología punta que nace de los laboratorios, etc. quedan desplazados por la pasión. Ries y Trout dijeron en uno de sus libros que la batalla del posicionamiento se gana (o se pierde) en la cabeza del cliente. Se equivocaron. Esa batalla se libra en el corazón.

viernes, enero 12, 2007

Más a gusto que en el trabajo en ningún sitio

He estado ojeando la Lista de las 100 Mejores Compañías para Trabajar en 2007 publicada por Fortune. Identifico en los primeros puestos empresas como la consultora Boston Consulting Group, la empresa de TIC Cisco Systems, Starbucks Coffee (con 110.000 empleados la más grande de las Top), etc. Otras “famosas” compañías se “pierden” poco a poco en puestos secundarios dentro de la lista: Yahoo (44), Microsoft (50), Procter & Gamble (68, Nike (69), Ikea (96). Pero son muchas más las “famosas” que ni tan siquiera aparecen en el privilegiado listado de Fortune (desde el punto de vista de sus empleados, claro).

En el Top 1, Google. La mejor empresa para trabajar según el instituto Great Place to Work de San Francisco que elabora su particular ranking en base a una encuesta de 57 preguntas realizada a 400 empleados de cada empresa, elegidos al azar (dos tercios de la clasificación se deciden mediante esta encuesta) y el tercio restante en las estimaciones de Fortune sobre beneficios y prestaciones que las compañía ofrecen a sus empleados, su cultura corporativa, etc.

Son muchas las lecciones que podemos aprender de Google, en todos los niveles: estrategia, marketing, tecnología, innovación. A todos ellos podemos añadir su particular punto de vista sobre las relaciones con las personas que trabajan en la compañía. Sus oficinas se parecen más a la residencia de un campus universitario que a una empresa. Recientemente un artículo en The New York Times nos contaba como era el ambiente en el nuevo edificio de Google en Nueva York: billares, comida gratis en cafeterías de diseño (realizadas por arquitectos y diseñadores de prestigio), redes sociales entre empleados. Y como colofón, la fiesta semanal “Gracias a Dios que casi es viernes” (que se celebra todos los jueves, claro). Las oficinas centrales de Google en Mountain View (en el norte de California) tampoco se quedan cortas. Hay once restaurantes (entre ellos el Café Pintxo inspirado en los bares de mi tierra) donde la comida es gratis (uno de los lemas de Larry Page es que ningún trabajador debería estar a más de 50 metros de una fuente de comida). En la oficina hay cinco médicos, las medicinas son gratis (los costes médicos en Estados Unidos son significativos) y los empleados no tienen límite de días de baja por enfermedad. El único “pero” podemos ponerlo en los masajes que los empleados pueden recibir en el horario de trabajo: cuestan 30 dólares.

Cuando un noogler (nuevo empleado en el idioma propio de la compañía) llega a la empresa recomendado por otro, éste recibe 2.000 dólares por la recomendación. Existen otras “pagas extra” de este pelo: a los empleados que se compran un coche ecológico les recompensan con 5.000 pavos.

La vida en Googleplex (como se denomina en su “idioma” al complejo de trabajo) es tan bonita que los empleados de Google son los más satisfechos de Estados Unidos con su empresa. No en vano, muchos de ellos pasan dentro de la empresa más de 12 horas diarias. ¡Normal! Más de uno se encontrará más a gusto tomando unos pintxos y jugando al billar con los compañeros de trabajo en la cafetería de la planta 17, o recibiendo un masaje, que en su propia casa.

Hace poco impartí una conferencia sobre innovación en una importante organización española (la mantengo en el anonimato por si acaso). A las 14:50 horas, cuando salgo y comienzo a bajar las escaleras, veo una cola de personas que me recordaba a mis hijos cuando salen del colegio. “¿Habrá alguna emergencia”, me pregunté. Para salir de duas pregunté “¿qué hace toda esta gente en fila esperando en la escalera?”; mi interlocutor me respondió con toda naturalidad: “esperando para fichar. Salimos a las 15:00 horas”. Diez minutos antes de las tres de la tarde media empresa está esperando en la escalera para fichar cuanto antes y salir de la empresa a toda pastilla. En las antípodas de Google. Que las personas se encuentren más a gusto en la empresa que en sus casas. Esa es la clave.

miércoles, enero 10, 2007

Inmigración e Innovación

Leo en la versión online del USA Today del 3 de Enero de este nuevo 2007 que los inmigrantes se encuentran detrás del 25% de las empresas tecnológicas creadas en los diez últimos años en Estados Unidos (Inmigrants behind 25% of tart-ups).

El artículo hace referencia a un estudio de la Universidad de Duke según el cual una de cada cuatro empresas tecnológicas creadas en Estados Unidos entre 1995 y 2005 (incluyendo la época del fenómeno puntocom) tenía entre sus fundadores, CEOs o Presidentes a un inmigrante.

Estas compañías dan trabajo en la actualidad a 450.000 personas y facturaron en 2005 la nada despreciable cantidad de 52.000 millones de dólares. Inmersos como estamos en varios países de occidente (España entre ellos) en un debate sobre la inmigración, este dato que ilustra la aportación de los inmigrantes a la generación de empleo y a la competitividad en Estados Unidos no debe ser ignorado.

Supongamos que hace diez años la política de inmigración estadounidense no hubiera sido tan estricta como ahora (muros fronterizos, denegación continua de visados, incremento de trámites burocráticos, petición de las huella dactilares de los pies –quien sabe si llegará- para entrar en el país….) y que el 25% de las personas que consiguieron su entrada en el país no lo hubieran logrado (o no hubieran querido intentarlo, como sucede en la actualidad a muchas personas que ven a la sociedad americana como poco “tolerante”) Algunas de las empresas que se crearon nunca habrían llegado a nacer (supongamos que el 25% de las creadas). Ello supondría 112.500 empleos menos; y 13.000 millones de dólares anuales menos de facturación. Si subimos hasta el 50% las cifras ascienden a 225.000 empleos y 26.000 millones de dólares.

Ya se que las restricciones de entrada en el país afectan sobre todo a mano de obra poco cualificada y que aplicar directamente la reducción de manera proporcional es un tanto engañoso, pero más allá de las desviaciones estadísticas, sea cual sea la cifra, ésta es relevante.

El estudio de Duke habla de USA en general. Si particularizamos y analizamos el caso de Silicon Valley, un estudio de University of California at Berkeley revela que el 52% de las empresas tecnológicas de la zona más innovadora del Planeta está fundada por inmigrantes (tienen al menos una persona no nacida en Estados Unidos entre sus fundadores o CEOs) En la foto vemos a David Filo y Jerry Yang, los creadores de Yahoo. Jerry nació el 6 de noviembre de 1968 en Taipei (Taiwan). A los diez años emigró a
San Jose, California con su madre Lily(su padre murió cuando Yerru tenía dos años) y su hermano pequeño Ken sabiendo una sola palabra en ingles: shoe.

Nunca había reflexionado sobre ello hasta ahora, pero los inmigrantes reúnen un requisito indispensable a la hora de innovar: el riesgo. El hecho de haber tenido que abandonar sus países y lanzarse a la aventura implica que tienen un “músculo del riesgo” menos “acomodado” que las personas que trabajamos a veinte minutos de nuestros hogares situados en la ciudad que en su día nos vio nacer.

Ponga un inmigrante en su equipo y estará más cerca de la innovación.