jueves, mayo 18, 2006

Una idea innovadora convertida en movimiento social

Estoy a punto de entregar la versión final de mi próximo libro ("Innovación: el último clavo ardiendo") a mi editor y he querido incluir entre los diferentes casos una bonita idea que ya sea ha convertido en movimiento social: el Bookcrossing.

Ron Hornbaker era un programador que estaba hasta el gorro de crear páginas web, desarrollar soluciones de comercio electrónico y aplicaciones para servidores de email. Por eso, una tarde de marzo de 2001, cuando admiraba con su mujer Kaori la página de PhotoTag.org (que sigue la pista de cámaras desechables que se quedan perdidas por el mundo) y la comparaban con WheresGeorge.com (un sitio web que sigue la pista de los billetes de dólara norteamericanos a través del número de serie). Cámaras de fotos, dinero…¿A qué más le gustaría a la gente seguir la pista? Cuando Ron levantó la cabeza y apartó su mirada del teclado, su ojos se posaron en una estantería repleta de libros. Una idea le vino a la cabeza y al instante sabía que aquella idea era buena.

Tras un par de horas navegando por Internet la emoción de Ron subió de nivel al comprobar que nadie lo estaba haciendo todavía. Había encontrado una idea original inspirada en otras ya exisitentes: utilizar el potencial de Internet para seguir la pista de un libro y, a partir de allí, evolucionar hacia todo un conjunto de nuevas experiencias.Al caer la tarde ya había decidido el nombre, registrado el dominio (http://www.bookcrossing.com/ ) y Kaori había esbozado lo que sería el logotipo: un libro corriendo dentro de una señal de tráfico de cruce.

Al día siguiente Ron dejó a un lado su trabajo en una solución de comercio electrónico para centrarse en la programación del sitio web de su nueva idea, no sin antes obtener luz verde por parte de sus socios de la compañía de software en la que trabajaba (Humankind Systems, Inc.) Bruce y Heather Pedersen. La idea era crear un sitio web en el cual la gente pudiera seguir la pista de un libro prestado a otros individuos que a su vez, tras leerlo, lo prestan a un tercero.

Cuatro semanas después, el 17 de abril de 2001, BookCrossing.com entró en operatividad y Ron lo anunció al mundo a través de un simple comunicado de prensa. En el primer mes de vida del sitio web solo se registraron un par de decenas de usuarios. En las siguientes semanas cien nuevos usuarios se incorporaban cada mes gracias al boca oído. Un año después, en marzo de 2002, la revista Book publica un artículo sobre BookCrossing. Entonces el fenómeno se multiplica; más de 350 nuevos usuarios se registran cada día. Los artículos en prensa, radio y televisión también. Y el sitio web alcanza los 10 millones de páginas visitadas al mes.
Hoy en día la idea es algo más que un simple sitio web desde el cuál se puede seguir la pista de un libro. El Bookcrossing es considerado ya un movimiento de magnitud internacional que pretende convertir el mundo en una biblioteca global. Algunos libros que leemos nos transmiten mensajes, ideas, sentimientos, fuerza, incluso cambian nuestras vidas. Entonces, ¿por qué frenar ese impulso transformador encerrando el libro para siempre en la estantería de la librería de nuestra casa? ¿Por qué poner entre rejas la energía de un libro?

El movimiento Bookcrossing se basa en una idea sencilla. Si un libro nos ha gustado, compartámoslo con otras muchas personas. ¿Cómo? Nos registramos en la página web y así nos convertimos en un Bookcrosser. El sistema nos facilita una estantería virtual (bookshelf) donde podemos registrar nuestro libro, al cual el sistema asigna un número de referencia único denominado BCID (equivalente a lo que sería el DNI de ese libro). El sitio web nos permite imprimir una etiqueta con ese código para pegarla en el libro. Y ya está preparado para ser liberado. ¿Cómo se hace eso?

En Boolcrossing.com podemos hacer una “nota de liberación” (release note) donde el bookcrosser informa del día y el lugar donde se "liberará" el libro: en una línea de metro, en el banco de un parque, en una estación, en una cafetería, al pie de una estatua (los bookcrossers buscan “lugares con mensaje”). De esta forma, otro bookcrosser podrá consultar donde será "liberado" el ejemplar (en la sección "go hunting") y si le interesa podrá ir a "cazarlo". Pero sobre todo el libro suele caer en manos de terceras personas que no saben de la existencia de Bookcrossing, pero que se enteran de ello a través de la etiqueta que les conduce al sitio web.

Una vez el libro está en poder del nuevo lector (cazador o localizador fortuito) , si éste lo desea puede entrar en Bookcrossing.com y hacer un comentario en el "diario de viaje" del libro (journal entry). De esta manera, el bookcrosser que lo ha liberado recibirá un correo electrónico diciendo que el libro ha sido localizado, y sabrá el nick del bookcrosser y el sitio donde el ejemplar ha sido "cazado".Este proceso se multiplica y se va creando una comunidad, movida por una pasión común que es la lectura, que comienzan a compartir ideas, sentimientos, pasiones alcanzadas a través de la lectura de un mismo libro. Te animo a formar parte del movimiento Bookcrossing.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El movimiento, en mi opinión, tiene algo de snob ya que se realiza sobre un soporte al cual, a través de la red de bibliotecas, el acceso es libre.

Estaría bien que, por ejemplo, la gente facilitase su conocimiento gratuitamente. tendría más calado social

Anónimo dijo...

Sigo este movimiento desde hace algunos años, y siempre me ha llamado la atencion porque se supone que si te ha gustado un libro, tienes que liberarlo. Pero resulta que a mi, los libros que compro y me gustan, me los quedo porque suelo releerlos.

Debo de ser un tipo raro ¡¡¡¡¡¡¡¡