Decía el escritor inglés William George Ward que el pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; y el realista ajusta las velas.
España es un galeón que navega por el mar de la crisis con una tripulación gobernada por optimistas: el capitán se mantiene firme en el puente de mando, rodeado por sus fieles oficiales, esperando a que el viento cambie.
En las empresas españolas nos encontramos muchos pesimistas (siempre se quejan; lo hacían en 2007 cuando nuestro PIB crecía y lo hacen ahora que decrece), muchos optimistas (que no hacen nada salvo limitarse a esperar un cambio de tendencia) y unos pocos (los menos) realistas: las personas que ajustamos las velas en función de la dirección e intensidad de los vientos.
Comento esto porque hace unos días me comentaban los alumnos que “se respira un cierto optimismo”. Cierto. Pero se trata más de personas con pensamientos positivos a la espera de un cambio de viento (como diría Ward) que individuos cuyo estado de ánimo viene condicionado por una análisis sereno y objetivo de la realidad.
Las economías más importantes han dejado atrás la recesión. Pero eso no implica una recuperación vigorosa (simplemente han dejado de caer). Mientras tanto, España seguirá cayendo cuando finalice el 2010 (a menor velocidad, eso sí) y estamos más cerca de una segunda recesión (encadenando dos trimestres consecutivos negativos si el tercero de este año fuera negativo –que parece lo será- y el cuarto siga la misma tendencia –que pocos datos animan a los contrario). No hay que caer en el pesimismo, sino tomar medidas (ser realista) algo que nuestros gobernantes aún no han decidido hacer.
Todo el arsenal desplegado en forma de estímulos (Planes E para los ayuntamientos, ayudas para automóviles, electrodomésticos…) han generado un insignificante crecimiento (en el segundo trimestres de 2010) del 0,2%; motivo de satisfacción para los optimistas y de preocupación para los realistas.
Sea una “W” (una segunda recesión tras un periodo de crecimiento leve vivido hasta este tercer trimestre de 2010) o una “L” (dejamos de caer, pero tendremos una larga época de crecimientos insignificantes) es absolutamente necesario realizar profundas reformas (lo que se ha hecho hasta ahora, si bien es un primer paso, resulta absolutamente insuficiente).
Vientos favorables, haberlos haylos: las economías emergentes se recuperan, Latinoamérica mantiene un ritmo de crecimiento significativo y la locomotora alemana comienza a carburar (pero tengamos en cuenta que la debilidad esgrimida por el euro durante la crisis de la deuda griegohispanolusa ayudó a sus exportaciones). Pero la fuerza de esos vientos queda relativizada por las incertidumbres que generan importantes economías como la británica (déficit y deuda) o la propia estadounidense (la crisis inmobiliaria persiste y no se termina por comenzar a crear empleo); o la certeza al respecto de los graves problemas a los cuáles se enfrentan países como Grecia o Irlanda.
Pero sobre todo continúan soplando vientos adversos dentro de nuestro propio país. La tasa de desempleo cabalga a sus anchas por encima del 20% con una reforma laboral que no ha dejado satisfecho a nadie (ni a los sindicatos, ni a los empresarios ni al gobierno…). El crédito no termina de fluir (los bancos suficiente tienen con atender sus propios compromisos mientras vigilan el ritmo de crecimiento de la morosidad).
La reducción del déficit es una especie de misterio ya que resulta complicado controlar las diferentes fuentes de generación de gasto público, especialmente la de algunos ayuntamientos y comunidades autónomas que se van a enfrentar en 2011 a desafíos impresionantes. Por cierto, con el desmadre de ayuntamientos y comunidades, ¿cumpliremos nuestro compromiso de reducción del déficit -6% del PIB- en 2011? El que vea pocas probabilidades ya sabe lo que nos espera: volverán los problemas con el diferencial de la deuda (reviviremos mayo de 2010).
Con un 20% de paro (el FMI dice que no volveremos a crecer por encima del 2% -el mínimo exigible para comenzar a crear empleo- hasta 2016), los mercados controlando nuestra inversión pública, recortes, falta de crédito, incrementos de impuestos, desastre inmobiliario y administraciones públicas hiperdimensionadas (por cierto, solo la administración central ha incrementado un 2,6% el número de funcionarios)… el mercado interior tardará en recuperarse. El único clavo ardiendo al cual podemos agarrarnos es la (esperemos) recuperación exterior. Pero aquí las empresas españolas se darán de bruces con la cruda realidad: no son competitivas. El desmadre de la época de crecimiento nos ha conducido a la situación actual en la cual la proporción entre salarios y resultados es desastrosa; hemos ido incrementando salarios sin incrementar los resultados generados de forma proporcional, lo que ha dejado muy tocada a nuestra productividad. Cierto es que las exportaciones españolas han crecido en la primera mitad del año un 16%. Pero en los últimos tres meses presentan un estancamiento en su ritmo de crecimiento preocupante y, a pesar de crecer, estamos muy lejos todavía del volumen alcanzado en 2007 (si todo va bien cerraremos 2010 con un volumen similar al de 2006). En otras palabras, no estamos aprovechando (o no podemos aprovechar) la recuperación exterior con las mismas posibilidades que nuestros competidores francos, germanos o anglosajones.
Y recuerdo (por si alguno lo había olvidado) que seguimos teniendo un millón de pisos sin vender (más de 150.000 millones en ladrillos dentro del balance de bancos y cajas) y que nadie sabe cuándo se venderán (y los promotores deben a la banca 400.000 millones). Con un mercado inmobiliario muerto (los promotroes no bajan el precio; prefieren que se lo quede el banco), tarde o temprano aparecerá ese agujero de más de 500.000 millones de euros.
Ser un país con muchos pesimistas (por mucho que hagamos España seguirá siendo España), con muchos optimistas (sin hacer nada volveremos a ser la alegría de la huerta en la champiñón league) y pocos realistas (pero…¿tendremos que ajustar alguna vela, no?) ha generado otro problema: en otros lugares (como Alemania) la crisis ha motivado a las personas para cambiar (a pesar de no tener problemas de deuda, Alemania a recortado su gasto público; a pesar de no tener un 20% de paro, muchos países introducen mejores) mientras que en España no hemos aprovechado la crisis para realizar las profundas reformas que hace años se vienen exigiendo.
Y aquí recurro de nuevo a una frase de Ward: Las oportunidades son como los amaneceres; si uno espera demasiado, se los pierde.
Vivimos en la era digital; hemos inaugurado el siglo de las ciencias de la vida; la tecnología forma parte de nuestro entorno contidiano; No puede ser que el mundo de las organizaciones empresariales permanezca inalterado. Creemos que ha llegado el momento en el cual las organizaciones deben despojarse de los ropajes de la empresa heredada de la revolución industrial y construirse un vestido acorde a los tiempos. Bienvenid@ al Blog de la Evolución y la Innovación (Enrique de la Rica)
miércoles, septiembre 22, 2010
martes, septiembre 21, 2010
Un euro para salvar el mundo
¿Quién dice que a los occidentales nos importa un carajo el tercer mundo? Ahora pagaremos 1€ con cada billete de avión que compremos, para ayudar a su desarrollo. Por ejemplo:
- Un fabricante de microcircuitos y condensadores de telefonía móvil pagará 1€ cuando saque un billete para volar a el Congo a comprar coltán (como se conoce a la columbita-tantalita, un mineral esencial para la electrónica que es extraído por niños semiesclavizados que trabajan 18 horas al día dándole al pico y a la pala).
- Un turista pagará 1€ para volar a un resort del Caribe (construido sobra varias hectáreas de fauna y flora protegida frente a un arrecife de que se llena de buceadores que buscan sacar una foto a los peces de colores mientras destrozan a aletazos y patadas el coral), en el que trabajan cientos de trabajadores que cobran poco más de 100 dólares al mes (le llaman turismo low-cost…en busca de países con los costes laborales cada vez más bajos).
- O un empresario de distribución textil que visitará en Vietnam las fábricas en la que cada jornada 5.000 trabajadores hacinados, sin medias de seguridad, producen por un dólar al día de salario decenas de zapatos, camisetas.
- O las compañías petrolíferas pagarán 1€ cuando envíen a las costas del África Occidental a sus ingenieros expertos en extracción y construcción de pozos. Al igual que pagarán 1€ las compañías que buscan madera, café, minerales…
Pagaremos 1€..pero eso sí, de forma voluntaria. Una brillante idea más del hombre que quiso salvar España y como no le entendía casi nadie intentará ahora salvar el mundo.
- Un fabricante de microcircuitos y condensadores de telefonía móvil pagará 1€ cuando saque un billete para volar a el Congo a comprar coltán (como se conoce a la columbita-tantalita, un mineral esencial para la electrónica que es extraído por niños semiesclavizados que trabajan 18 horas al día dándole al pico y a la pala).
- Un turista pagará 1€ para volar a un resort del Caribe (construido sobra varias hectáreas de fauna y flora protegida frente a un arrecife de que se llena de buceadores que buscan sacar una foto a los peces de colores mientras destrozan a aletazos y patadas el coral), en el que trabajan cientos de trabajadores que cobran poco más de 100 dólares al mes (le llaman turismo low-cost…en busca de países con los costes laborales cada vez más bajos).
- O un empresario de distribución textil que visitará en Vietnam las fábricas en la que cada jornada 5.000 trabajadores hacinados, sin medias de seguridad, producen por un dólar al día de salario decenas de zapatos, camisetas.
- O las compañías petrolíferas pagarán 1€ cuando envíen a las costas del África Occidental a sus ingenieros expertos en extracción y construcción de pozos. Al igual que pagarán 1€ las compañías que buscan madera, café, minerales…
Pagaremos 1€..pero eso sí, de forma voluntaria. Una brillante idea más del hombre que quiso salvar España y como no le entendía casi nadie intentará ahora salvar el mundo.
miércoles, junio 30, 2010
Mucho más que un iPad y un iPhone4G
Interesante la nueva tiena de Apple en Wisconssin Avenue (Georgetown, Washington DC).Apple demuestra como los puntos de venta son algo más que "puntos de venta" (como sucede con otros ejemplos comentados como las tiendas Nespresso, etc.)
Lo primera que llama la atención es la existencia de decenas de iPads, y decenas de nuevos iPhone 4G para que la gente enrede, juegue, navegue... Al margen de otras decenas de iPods de todos los modelos, Macs, MiniMacs, Apple TV, etc

Destaco una zona especial para los niños (con mobiliario específico para ellos) donde pueden jugar con Macs, iPhones 4G y iPads (preparados con juegos infantiles). Lo comparo con lo que me pasó hace unas semanas en El Corte Inglés cuando una vendedora me fulminó con su mirada porque mi hijo había osado tocar un teclado. No se trata simplemente de un espacio para que los niños se entretengan mientras los padres compran (que ya de por si es importante). Apple sabe que los dos niños de la foto son los que decidirán el futuro de su empresa dentro de una década; cuanto antes los conquiste, mejor (a Marco ya le tienen en el bote)

Al fondo de la tienda (totalmente diáfana y con altos techos que dan mayor sensación de amplitud) hay una zona donde se hibrida la formación con la venta; es un espacio donde tranquilamente muestran a las personas el funcionamiento, las posibilidades, las aplicaciones, etc. de los diferentes dispositivos, software, etc.
Conté hasta 20 personas en ese momento trabajando (los que vemos en las fotos con el polo azul). No existían cajas de salida ni cajas registradoras: el propio vendedor te cobraba con un dispositivo basado en el iPhone (con un lector de infrarojos y uno de tarjetas). Entre todas las personas que atienden a los clientes destaca una vendedora invidente, que mostraba el funcionamiento de un iPad y caminaba por la tienda con la ayuda de su perro.

Público de todas las edades (desde los 7 años a los 70), mucho interés por el iPhone 4G (han vendido en una semana más de un millón y medio), por el iPAd y por la Apple TV. LA decoración moderna, cuidada pero sencilla, sin restar un ápice de protagonismo a los dispositivos.






Lo primera que llama la atención es la existencia de decenas de iPads, y decenas de nuevos iPhone 4G para que la gente enrede, juegue, navegue... Al margen de otras decenas de iPods de todos los modelos, Macs, MiniMacs, Apple TV, etc
Destaco una zona especial para los niños (con mobiliario específico para ellos) donde pueden jugar con Macs, iPhones 4G y iPads (preparados con juegos infantiles). Lo comparo con lo que me pasó hace unas semanas en El Corte Inglés cuando una vendedora me fulminó con su mirada porque mi hijo había osado tocar un teclado. No se trata simplemente de un espacio para que los niños se entretengan mientras los padres compran (que ya de por si es importante). Apple sabe que los dos niños de la foto son los que decidirán el futuro de su empresa dentro de una década; cuanto antes los conquiste, mejor (a Marco ya le tienen en el bote)
Al fondo de la tienda (totalmente diáfana y con altos techos que dan mayor sensación de amplitud) hay una zona donde se hibrida la formación con la venta; es un espacio donde tranquilamente muestran a las personas el funcionamiento, las posibilidades, las aplicaciones, etc. de los diferentes dispositivos, software, etc.
Conté hasta 20 personas en ese momento trabajando (los que vemos en las fotos con el polo azul). No existían cajas de salida ni cajas registradoras: el propio vendedor te cobraba con un dispositivo basado en el iPhone (con un lector de infrarojos y uno de tarjetas). Entre todas las personas que atienden a los clientes destaca una vendedora invidente, que mostraba el funcionamiento de un iPad y caminaba por la tienda con la ayuda de su perro.
Público de todas las edades (desde los 7 años a los 70), mucho interés por el iPhone 4G (han vendido en una semana más de un millón y medio), por el iPAd y por la Apple TV. LA decoración moderna, cuidada pero sencilla, sin restar un ápice de protagonismo a los dispositivos.
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ipad iPhone4G iPhone iPod Apple
lunes, mayo 31, 2010
Primera clase con el iPad

En mi clase del viernes pasado usé por última vez mi VAIO conectado al cañón; el fin de semana me compré el Keynote de iPad y pasé con el iTunes mi presentación de Power-Point de hoy lunes.
He llegado al aula, he conectado mi iPad (con el cable SVGA) al cañón….y no he tenido que esperar unos minutos a que arranque Windows Vista, que cargue el Panda, el resto de programas de Inicio…arrancar el powerpoint…. Enchufar, tocar la pantalla del iPad, poner mi dedo sobre el icono de iPad…y comenzar la presentación.
A partir de hoy, entierro el portátil y sobre todo, a redefinir mis transparencias descubriendo y aprendiendo día a día con todas las posibilidades que dar el iPad. Por cierto...la clase era de Innovación y TIC: la clave de la eficiencia y la productividad (era lo que tocaba...ha sido una grata casualidad)
Las aulas con un ordenador (aunque sea portátil) conectado al cañón…son ya historia.
viernes, febrero 26, 2010
El diablo da lecciones para salir de la crisis
Debatía hace unos días con un grupo de alumnos sobre el estado de bienestar, los servicios sociales, las políticas sociales del gobierno, etc. Cuando se habla de este tema siempre surge la comparativa con Estados Unidos (sobre todo ahora que se habla de la reforma sanitaria pretendida por Obama) y siempre hay quien indica que no podemos quejarnos porque el Estado nos ofrece “gratuitamente” toda una serie de servicios (que los Americanos por ejemplo han de pagar de su bolsillo).
Llama la atención lo de “gratuitamente”: ¿Sanidad gratuita? ¿Educación gratuita? Si nos ponemos a calcular cuánto nos cuesta a cada familia esos servicios que algunos creen que “regala” el Estado (y otros quieren hacer ver que quien lo regala es el Gobierno) nos llevaríamos una ingrata sorpresa.
Un alumno nos remitió unos datos extraídos de Internet que desmontan la teoría de la gratuidad y que me han servido también para reflexionar sobre las medidas que necesitamos para salir de la crisis:
- Tenemos que generar varios millones de puestos de trabajo
- Para ello necesitamos crear nuevas empresas (España es uno de los países del mundo en los que más costoso, complejo y lento es crear una nueva empresa; en algunos países de Europa se hace en 24 horas por Internet sin apenas coste) y que las empresas que han sobrevivido recuperen su nivel de producción
- Si queremos producir más tendremos primero que ser capaces de vender más; para ello necesitamos optimizar nuestras estrategias comerciales en los mercados emergentes que tirarán del carro (India, China, Brasil…) ya que la vieja Europa parece que volverá a gripar su motor (y no sirven para solucionarlo los millones de vacunas fabricadas de la gripe A)
- Pero vendiendo mejor en esos mercados (en los que no nos comemos una rosca si nos comparamos con ingleses, franceses o alemanes –ni que decir norteamericanos) hemos de, sobre todo, reactivar el consumo interno.
¿Cómo demonios reactivar el consumo interno si cada día miles de persona pierden su puesto de trabajo? Cómo generar nuevos puestos de trabajo si cada día la gente consume menos? Si no rompemos ese círculo vicioso tardaremos una década en reactivar nuestra economía.
Hace falta una reforma laboral que anime a las empresas a contratar (que no sean tan conservadoras a la hora de analizar la conveniencia de generar un nuevo puesto de trabajo). Y de forma paralela hemos de permitir que los ciudadanos dispongan de más dinero para consumir.
Pero no podemos subir salarios (ya que uno de los graves problemas de nuestra economía es ése: los salarios son muy bajos, pero la productividad también; si elevamos salarios muchas empresas dejarán de ser competitivas). ¿Qué hacer entonces para que la gente disponga de más dinero para consumir?
Es aquí cuando (mal que a muchos les pese) hemos de inspirarnos en los Estados Unidos de América, la meca del consumismo. Si, si; ya sé que para muchos el consumo es un pecado, pero España necesita que sus ciudadanos consuman, si queremos generar empleo. ¿Por qué los norteamericanos consumen tanto? Son muchos los motivos…y no se puede cambiar la idiosincrasia de un pueblo de la noche a la mañana; pero algunos datos nos pueden ayudar a reflexionar y generar ideas. Intentemos inspirarnos en el "diablo".
A un español le cuesta la gasolina más del triple que a un estadounidense. Yo lleno mi depósito dos veces a la semana, cinco veces al mes; cada depósito son 60€, es decir, 300€ al mes, lo que me da 3.600€ al año. Los 2.400 euros que pago de más son impuestos que se lleva el Estado (para darme entre otras cosas “servicios sociales gratuitos”) y que pueden venir muy bien para consumir.
Un estadounidense no paga IRPF si sus ingresos son menos de 3.000 dólares al mes. En España hay millones de personas que cobran menos de 4.000€ al mes y podríamos facilitarles el consumo, sobre todo a los mileuristas.
A un español le cuesta la tarifa del teléfono móvil el doble que a un estadounidense. Las tarifas de Internet son tres veces más caras (por una conexión tres veces más lenta). Si el mercado funcionara correctamente y hubiera competencia de verdad he calculado que mi empresa ahorraría en telecomunicaciones unos 4.000€ al año. Con esas cantidades se podrían generar entre todas las empresas españolas muchos puestos de trabajo (y las empresas mejorarían su competitividad; no solo reduciendo costes, sino incrementando la velocidad de Internet, por ejemplo).
A un español le cuesta la electricidad un 80% más cara que a un estadounidense. De nuevo un mercado donde la competencia no funciona. Y un país que parece no dar importancia a su déficit energético y al elevado coste que supone para nosotros importar petróleo, gas e incluso energía atómica de Francia.
A un español también le cuestan las comisiones bancarias y el mantenimiento de tarjetas de crédito un 80% más que a un estadounidense.
Se ha dado un impulso a la economía española con ayudas a la compra de coches; siendo esas ayudas insignificantes, se ha demostrado que la gente, si bajan los precios de los coches, compra. ¿Cómo multiplicar ese efecto? Un coche que a un estadounidense le cuesta 10.000 dólares (unos 7.000 euros) al español le cuesta más del doble. La diferencia no solo reside en lo dinámico del mercado estadounidense que genera un volumen que no hace necesarios altos márgenes en los distribuidores (concesionarios). El verdadero problema está en los impuestos: entre el IVA y el impuesto de matriculación se llevan un tercio del valor del coche. Si pagamos 18.000€ por un coche, 5.000€ son de impuestos. Por no hablar del seguro del coche: a un estadounidense le cuesta la mitad (lo mismo un seguro del hogar).
Hablando del IVA: cada par de zapatos, ordenador, reloj, raqueta de tenis o mochila para el niño que compramos nos cuesta por lo menos un 10% más caro que a un estadounidense. Ellos pagan sus “taxes” estatales (la parte del impuesto que se queda cada Estado) que varían entorno al 4% y federales (el Gobierno Federal se queda con un exiguo 2%). Frente a un 6% nosotros pronto pagaremos un 18% (el triple). Con esa diferencia las familias podrían incrementar de forma importante su potencial de consumo. Por no hablar de los impuestos “especiales” sobre tabaco y alcohol (que no existen en USA y en España llegan a encarecer el 320% del valor del producto)
Pero sigamos hablando de impuestos directos: en USA las empresas no pagan algo equivalente al IAE (Impuestos de Actividades Económicas), el impuesto de circulación del vehículo que pagamos los españoles para financiar enchufados en los ayuntamientos tampoco existe (por no hablar de la fortuna que hay que pagar por la OTA en muchas ciudades españolas –en ocasiones más cara que un parking privado- mientras que en muchas ciudades estadounidenses pagan algo llamado “sticker” que faculta para aparcar durante una año en todos los parkings municipales y cuests alrededor de 15 dólares anuales; ¿has calculado lo que pagas de OTA al ño?
Hablando de los ayuntamientos: en USA no hay impuesto de circulación; pero tampoco pagan ese “invento” llamado IBI (Impuesto sobre los Bienes Inmuebles).
Hablando de las Comunidades Autónomas: algunas mantienen el impuesto de Sucesiones y Donaciones (que no existe en USA). P
ero claro, españoles tenemos que pagar el salario de:
- 17 Presidentes Autonómicos. Muchos de ellos tienen séquito de Jefe de Estado: asesores, coche oficial, chófer, secretarios… ¡Un país con 45 millones de habitantes tiene 17 Presidentes! Algunos de ellos “Presiden” territorios con menos habitantes que un barrio de Nueva York
- Los 17 Gobiernos Autonómicos conllevan más de 300 “minitrillos” (cada uno con su cohorte de asesores, coche oficial, chófer, tarjeta VISA…)
- El Gobierno Central, más allá de los Ministros, cuenta con 200 Directores Generales y 2.000 asesores.
- Y claro está, ¡1.600 parlamentarios! Sumados a los 350 diputados en Cortes y 300 Senadores, ¡más de 2.250 personas para gestionar un país de 45 millones de habitantes! Cuando cada vez en mayor medida la capacidad legisladora se traslada hacia Europa.
- ¿Y qué decir de los 9.000 alcaldes y 86.000 concejales?
Hemos superado los 3.000.000 de funcionarios y trabajadores públicos (uno por cada 15 habitantes). En Estados Unidos tienen un funcionario por cada 145 habitantes.
Los datos utilizados ilustraban la comparativa entre la sanidad “gratuita” española y el “problema” de Estados Unidos. Al margen de todos los impuestos que pagamos, la Seguridad Social nos quita una media de 300 euros al mes (y la empresa paga otros 400 por los menos). Es decir, pagamos a la Seguridad Social 700 euros al mes para que nos ofrezca esa sanidad (el equivalente a 1.000 dólares al mes). Un seguro sanitario privado normal (tipo Igualatorio o Sanitas) le cuesta a un estadounidense unos 5.000 dólares anuales (que son 400 dólares al mes). O lo que es lo mismo: nosotros pagamos unos 700 euros al mes por la Sanidad Pública y el americano unos 300 euros. Aunque realmente a través de la Seguridad Social pagamos las pensiones. Pero de nuevo una comparativa con los planes de pensiones demostraría la ineficiencia del modelo.
Y, sobre todo, no hemos de olvidar que el salario medio en Estados Unidos triplica al equivalente español. Ingresan más y les quitan mucho menos; resultado: tienen mucho más para gastar. Si analizamos nuestra realidad: ingresamos poco y el Estado nos quita demasiado; con el escaso margen hemos de pagar una hipoteca, comida, colegios y ropa. Esa microscópica cantidad que nos queda a fin de mes para consumir ¿servirá para reactivar la economía del país? (después de quitarle el 18% de IVA, claro)
Llama la atención lo de “gratuitamente”: ¿Sanidad gratuita? ¿Educación gratuita? Si nos ponemos a calcular cuánto nos cuesta a cada familia esos servicios que algunos creen que “regala” el Estado (y otros quieren hacer ver que quien lo regala es el Gobierno) nos llevaríamos una ingrata sorpresa.
Un alumno nos remitió unos datos extraídos de Internet que desmontan la teoría de la gratuidad y que me han servido también para reflexionar sobre las medidas que necesitamos para salir de la crisis:
- Tenemos que generar varios millones de puestos de trabajo
- Para ello necesitamos crear nuevas empresas (España es uno de los países del mundo en los que más costoso, complejo y lento es crear una nueva empresa; en algunos países de Europa se hace en 24 horas por Internet sin apenas coste) y que las empresas que han sobrevivido recuperen su nivel de producción
- Si queremos producir más tendremos primero que ser capaces de vender más; para ello necesitamos optimizar nuestras estrategias comerciales en los mercados emergentes que tirarán del carro (India, China, Brasil…) ya que la vieja Europa parece que volverá a gripar su motor (y no sirven para solucionarlo los millones de vacunas fabricadas de la gripe A)
- Pero vendiendo mejor en esos mercados (en los que no nos comemos una rosca si nos comparamos con ingleses, franceses o alemanes –ni que decir norteamericanos) hemos de, sobre todo, reactivar el consumo interno.
¿Cómo demonios reactivar el consumo interno si cada día miles de persona pierden su puesto de trabajo? Cómo generar nuevos puestos de trabajo si cada día la gente consume menos? Si no rompemos ese círculo vicioso tardaremos una década en reactivar nuestra economía.
Hace falta una reforma laboral que anime a las empresas a contratar (que no sean tan conservadoras a la hora de analizar la conveniencia de generar un nuevo puesto de trabajo). Y de forma paralela hemos de permitir que los ciudadanos dispongan de más dinero para consumir.
Pero no podemos subir salarios (ya que uno de los graves problemas de nuestra economía es ése: los salarios son muy bajos, pero la productividad también; si elevamos salarios muchas empresas dejarán de ser competitivas). ¿Qué hacer entonces para que la gente disponga de más dinero para consumir?
Es aquí cuando (mal que a muchos les pese) hemos de inspirarnos en los Estados Unidos de América, la meca del consumismo. Si, si; ya sé que para muchos el consumo es un pecado, pero España necesita que sus ciudadanos consuman, si queremos generar empleo. ¿Por qué los norteamericanos consumen tanto? Son muchos los motivos…y no se puede cambiar la idiosincrasia de un pueblo de la noche a la mañana; pero algunos datos nos pueden ayudar a reflexionar y generar ideas. Intentemos inspirarnos en el "diablo".
A un español le cuesta la gasolina más del triple que a un estadounidense. Yo lleno mi depósito dos veces a la semana, cinco veces al mes; cada depósito son 60€, es decir, 300€ al mes, lo que me da 3.600€ al año. Los 2.400 euros que pago de más son impuestos que se lleva el Estado (para darme entre otras cosas “servicios sociales gratuitos”) y que pueden venir muy bien para consumir.
Un estadounidense no paga IRPF si sus ingresos son menos de 3.000 dólares al mes. En España hay millones de personas que cobran menos de 4.000€ al mes y podríamos facilitarles el consumo, sobre todo a los mileuristas.
A un español le cuesta la tarifa del teléfono móvil el doble que a un estadounidense. Las tarifas de Internet son tres veces más caras (por una conexión tres veces más lenta). Si el mercado funcionara correctamente y hubiera competencia de verdad he calculado que mi empresa ahorraría en telecomunicaciones unos 4.000€ al año. Con esas cantidades se podrían generar entre todas las empresas españolas muchos puestos de trabajo (y las empresas mejorarían su competitividad; no solo reduciendo costes, sino incrementando la velocidad de Internet, por ejemplo).
A un español le cuesta la electricidad un 80% más cara que a un estadounidense. De nuevo un mercado donde la competencia no funciona. Y un país que parece no dar importancia a su déficit energético y al elevado coste que supone para nosotros importar petróleo, gas e incluso energía atómica de Francia.
A un español también le cuestan las comisiones bancarias y el mantenimiento de tarjetas de crédito un 80% más que a un estadounidense.
Se ha dado un impulso a la economía española con ayudas a la compra de coches; siendo esas ayudas insignificantes, se ha demostrado que la gente, si bajan los precios de los coches, compra. ¿Cómo multiplicar ese efecto? Un coche que a un estadounidense le cuesta 10.000 dólares (unos 7.000 euros) al español le cuesta más del doble. La diferencia no solo reside en lo dinámico del mercado estadounidense que genera un volumen que no hace necesarios altos márgenes en los distribuidores (concesionarios). El verdadero problema está en los impuestos: entre el IVA y el impuesto de matriculación se llevan un tercio del valor del coche. Si pagamos 18.000€ por un coche, 5.000€ son de impuestos. Por no hablar del seguro del coche: a un estadounidense le cuesta la mitad (lo mismo un seguro del hogar).
Hablando del IVA: cada par de zapatos, ordenador, reloj, raqueta de tenis o mochila para el niño que compramos nos cuesta por lo menos un 10% más caro que a un estadounidense. Ellos pagan sus “taxes” estatales (la parte del impuesto que se queda cada Estado) que varían entorno al 4% y federales (el Gobierno Federal se queda con un exiguo 2%). Frente a un 6% nosotros pronto pagaremos un 18% (el triple). Con esa diferencia las familias podrían incrementar de forma importante su potencial de consumo. Por no hablar de los impuestos “especiales” sobre tabaco y alcohol (que no existen en USA y en España llegan a encarecer el 320% del valor del producto)
Pero sigamos hablando de impuestos directos: en USA las empresas no pagan algo equivalente al IAE (Impuestos de Actividades Económicas), el impuesto de circulación del vehículo que pagamos los españoles para financiar enchufados en los ayuntamientos tampoco existe (por no hablar de la fortuna que hay que pagar por la OTA en muchas ciudades españolas –en ocasiones más cara que un parking privado- mientras que en muchas ciudades estadounidenses pagan algo llamado “sticker” que faculta para aparcar durante una año en todos los parkings municipales y cuests alrededor de 15 dólares anuales; ¿has calculado lo que pagas de OTA al ño?
Hablando de los ayuntamientos: en USA no hay impuesto de circulación; pero tampoco pagan ese “invento” llamado IBI (Impuesto sobre los Bienes Inmuebles).
Hablando de las Comunidades Autónomas: algunas mantienen el impuesto de Sucesiones y Donaciones (que no existe en USA). P
ero claro, españoles tenemos que pagar el salario de:
- 17 Presidentes Autonómicos. Muchos de ellos tienen séquito de Jefe de Estado: asesores, coche oficial, chófer, secretarios… ¡Un país con 45 millones de habitantes tiene 17 Presidentes! Algunos de ellos “Presiden” territorios con menos habitantes que un barrio de Nueva York
- Los 17 Gobiernos Autonómicos conllevan más de 300 “minitrillos” (cada uno con su cohorte de asesores, coche oficial, chófer, tarjeta VISA…)
- El Gobierno Central, más allá de los Ministros, cuenta con 200 Directores Generales y 2.000 asesores.
- Y claro está, ¡1.600 parlamentarios! Sumados a los 350 diputados en Cortes y 300 Senadores, ¡más de 2.250 personas para gestionar un país de 45 millones de habitantes! Cuando cada vez en mayor medida la capacidad legisladora se traslada hacia Europa.
- ¿Y qué decir de los 9.000 alcaldes y 86.000 concejales?
Hemos superado los 3.000.000 de funcionarios y trabajadores públicos (uno por cada 15 habitantes). En Estados Unidos tienen un funcionario por cada 145 habitantes.
Los datos utilizados ilustraban la comparativa entre la sanidad “gratuita” española y el “problema” de Estados Unidos. Al margen de todos los impuestos que pagamos, la Seguridad Social nos quita una media de 300 euros al mes (y la empresa paga otros 400 por los menos). Es decir, pagamos a la Seguridad Social 700 euros al mes para que nos ofrezca esa sanidad (el equivalente a 1.000 dólares al mes). Un seguro sanitario privado normal (tipo Igualatorio o Sanitas) le cuesta a un estadounidense unos 5.000 dólares anuales (que son 400 dólares al mes). O lo que es lo mismo: nosotros pagamos unos 700 euros al mes por la Sanidad Pública y el americano unos 300 euros. Aunque realmente a través de la Seguridad Social pagamos las pensiones. Pero de nuevo una comparativa con los planes de pensiones demostraría la ineficiencia del modelo.
Y, sobre todo, no hemos de olvidar que el salario medio en Estados Unidos triplica al equivalente español. Ingresan más y les quitan mucho menos; resultado: tienen mucho más para gastar. Si analizamos nuestra realidad: ingresamos poco y el Estado nos quita demasiado; con el escaso margen hemos de pagar una hipoteca, comida, colegios y ropa. Esa microscópica cantidad que nos queda a fin de mes para consumir ¿servirá para reactivar la economía del país? (después de quitarle el 18% de IVA, claro)
miércoles, enero 27, 2010
Innovación en México con empresarios gallegos
Un saludo desde el blog para los 80 empresarios gallegos que participaron en la jornada "El Directivo ante el Reto de la Innovación" el pasado viernes 22 de enero.
Mi agradecimiento a los organizadores (Escuela de Negocios Caixanova, UMEAC, Xunta de Galicia, EGAPE) por invitarme a compartir conocimiento y un saludo para mis compañeros de jornada, Pablo Castejón y Daniel Pedrosa).
México es un país con grandes problemas pero al mismo tiempo espectaculares oportunidades; la innovación es una de las vías para convertir esos problemas en oportunidades. Muchos de los asistentes tomaron buena nota, como pudimos debatir en el almuerzo de trabajo, del lugar hacia el cual conduce la competición destructiva (forma de competir a base de quitar clientes a los competidores bajando precios, estrechando peligrosamente los márgenes, afectando a la calidad percibida por el cliente...) y esbozaron el inicio de un modelo de coopetición para garantizar el futuro de las organziaciones cuando pasen a las nuevas generaciones.
jueves, enero 14, 2010
Feliz 2011
En los dos últimos años hemos asistido a la peor crisis que muchos recordamos. En 2008 el gobierno hablaba de ralentización del crecimiento cuando nuestra economía caminaba (como así lo certificó 2009 con una caída del PIB cercana al 4% y la destrucción de casi dos millones de puestos de trabajo) hacia una profunda recesión. Hace poco más de un año, a finales de 2009, el mismo gobierno que negó la crisis hablaba de “brotes verdes” y de “inicio de la fase de recuperación”. A lo largo de ese año únicamente se centró en intentar frenar la caída mediante un enorme crecimiento del gasto público y quedarse parapetado a la espera de la recuperación internacional.
El recién terminado 2010 ha demostrado cómo el embriagador ambiente que al parecer se respira entre los muros del Palacio de la Moncloa genera en sus inquilinos un extraordinario sentimiento de infalibilidad. No es la primera vez que sucede (ni será la última) con un Presidente del Gobierno: todos los demás están equivocados y solo los que piensan como yo están en posesión de la verdad. Esa postura de un Presidente con grandes deficiencias en cuanto a conocimientos económicos (deficiencias acrecentadas por el hecho de asemejarse más el Consejo de Ministros a una reunión de apóstoles que jalean a su líder que a un foro de debate y generación de opiniones entre individuos altamente preparados) ha convertido lo que en 2009 era una grave crisis en la gran recesión en la cual se introducido nuestra economía a lo largo de este finalizado 2010.
Prácticamente todo ha seguido cayendo a lo largo del 2010: el consumo de las familias (ahora que ven como se empieza a destruir empleo entre los trabajadores con contrato fijo y que muchos funcionarios –sobre todo en Ayuntamientos- no han podido cobrar su nómina a fin de mes, el consumo se contrae) , el crédito, el empleo, el PIB, los servicios públicos (las autonomías cierran centros de salud, los ayuntamientos sus polideportivos…), etc. Las excepciones son el gasto público, la tasa de morosidad, la Deuda Pública (que a finales de 2010 roza el 75%) y los salarios. La sensación a comienzos de 2010 de que la economía se estaba recuperando era falsa (un lamentable engaño): simplemente se estaba ralentizando el ritmo de empeoramiento.
¿Qué va a suceder a lo largo de este nuevo 2011? Más de lo mismo. O peor: los tipos de interés tenderán a subir desde los mínimos alcanzados, las inyecciones de dinero a los bancos desaparecerán (solo han servido para que en 2010 los bancos y cajas atiendan los pagos de su espectacular deuda contraída en el exterior que sirvió para financiar el ladrillo) y los procesos de fusión de cajas que no pudieron acometerse en 2009 y 2010 por culpa de los oscuros intereses de los políticos en su control tendrán ahora que acelerarse. Mientras las cajas agonizan los bancos se preocuparán únicamente por su propia supervivencia, de manera que por mucho que las empresas continúen gritando a los cuatro vientos la imperiosa necesidad de crédito, conseguir financiación en 2011 seguirá siendo una quimera para la inmensa mayoría (y los que la consigan tendrán que pagar unos diferenciales abusivos), lo que avocará a la desaparición de muchas empresas que a duras penas han sobrevivido a este finalizado 2010.
Muchas empresas creyeron en 2010 el mensaje oficial: la economía se está recuperando; hemos tocado fondo y ahora queda esperar. Y emularon al Gobierno: permanezcamos parapetados hasta que la economía internacional tire del carro.
El carro no se ha movido hacia adelante; ha seguido retrocediendo en 2010. Cierto es que la economía China se ha recuperado algo, que la economía India evoluciona y que Estados Unidos ha iniciado su recuperación; pero, ¿cómo afecta a nuestro PIB ese crecimiento? Si apenas estamos presentes en esos mercados; si nuestras históricas deficiencias en la internacionalización siguen siendo una cruda realidad. Esa mejora ha de ser mucho mayor para que podamos compensar sus beneficios (derivados tal vez del efecto de ese crecimiento asiático sobre nuestras economías vecinas –Alemania, Francia, Reino Unido..) con las tremendas deficiencias de nuestra situación interna.
Los excelentes años vividos por nuestras empresas en 2007 y 2008 generaron “grasa” suficiente para sobrevivir durante el frio 2009 y el gélido 2010. Ahora que comienza el 2011 la grasa para muchos se ha terminado. La sucesión de ERE´s con la que han ido tirando cientos de empresas en 2009 y 2010 concluirá trágicamente en cese de la actividad e incremento de la tasa de paro.
Las arcas públicas se llenan de telas de araña. A pesar de la subida del IVA a mediados de 2010, el déficit ha seguido galopando a sus anchas, debido a la caída de la recaudación y a la obsesión del Gobierno por evitar la austeridad en el gasto público. El diferencial de nuestra deuda se está disparando y lo que hace tan solo cinco años parecía improbable se cierne sobre nosotros como una terrorífica amenaza: muy pronto no habrá dinero suficiente para poder atender todos los compromisos (pagar las pensiones, los salarios de los funcionarios, las infraestructuras…)
A comienzos de este finalizado 2010 el Gobierno parece decidido a agotar la legislatura evitando a toda costa las revueltas sociales. Parecía que tener complacidos a los sindicatos (atacando de vez en cuando a los empresarios, repitiendo constantemente que no se tomarán medidas que impliquen flexibilizar el mercado laboral, que no se recortarán salarios…) iba a evitar la movilización de las masas. Pero a finales de año hemos visto como lo que no puede ser no puede ser y además es imposible: los cinco millones de personas que no tienen trabajo han comenzado a ver que seguirán en esa situación durante mucho tiempo; y el millón de personas que ha agotado ya su subsidio de desempleo empieza a sentir la cruda realidad del un frío helador cuando muchos de ellos han comenzado a ser acosados por los bancos mediante procedimientos de embargo.
Mientras tanto, los trabajadores con contrato fijo se han enrocado y parece no importarles nada la situación de los cinco millones de compañeros sin empleo. Condicionados por el mensaje sindical (la culpa de la crisis no es de los trabajadores, así que no han de ser los trabajadores los que paguen) nadie quiere ni hablar de ajustar los salarios a la productividad. Ni trabajadores, ni gobierno, ni sindicatos…quieren hablar de flexibilidad laboral. Algo tan lógico como equilibrar salarios y productividad se convierte entonces en un imposible. Y algo tan ilógico como ver subir los salarios mientras aumenta el paro y desciende la producción, sigue siendo el pan nuestro de cada día.
¿Alguna buena noticia para este 2011? El PIB dejará de caer. Pero si tenemos en cuenta que en 2009 cayó casi un 4% y que en 2010 ha caído más de un 1%, no creo que sea digna de celebraciones esa pequeña mejora prevista para 2011. El paro seguirá creciendo (en el último semestre del 2010 ha superado el 20%) a comienzos de año, pero en la segunda mitad veremos una pequeña recuperación (decenas de miles de inmigrantes han decidido regresar a sus países y cada vez son más los españoles, sobre todo los jóvenes, los que están emigrando hacia países como Alemania, Reino Unidos, Brasil…en busca de una oportunidad que tienen claro en España no encontrarán) de manera que tal vez celebremos a finales de 2011 volver a tasas de paro inferiores al 20%. El déficit público comenzará a contenerse (el estado continuará privatizando servicios públicos –aeropuertos, sanidad, educación…- y las arcas tendrán un respiro).
Una cosa esta clara: la década que ahora comienza va a ser muy dura para todos. Pero no hemos de olvidar que nos estamos jugando el futuro y de lo que ahora hagamos en 2011 (y de lo que dejemos de hacer) dependerá la España que tendremos en 2020. Cuanto antes llegue un gran pacto que reforme la educación, el mercado laboral, la función pública y las administraciones, mayores serán las posibilidades de evitar lo que hoy, a 14 de enero de 2010 parece inevitable: convertirnos en uno de los países más pobres de Europa.
El recién terminado 2010 ha demostrado cómo el embriagador ambiente que al parecer se respira entre los muros del Palacio de la Moncloa genera en sus inquilinos un extraordinario sentimiento de infalibilidad. No es la primera vez que sucede (ni será la última) con un Presidente del Gobierno: todos los demás están equivocados y solo los que piensan como yo están en posesión de la verdad. Esa postura de un Presidente con grandes deficiencias en cuanto a conocimientos económicos (deficiencias acrecentadas por el hecho de asemejarse más el Consejo de Ministros a una reunión de apóstoles que jalean a su líder que a un foro de debate y generación de opiniones entre individuos altamente preparados) ha convertido lo que en 2009 era una grave crisis en la gran recesión en la cual se introducido nuestra economía a lo largo de este finalizado 2010.
Prácticamente todo ha seguido cayendo a lo largo del 2010: el consumo de las familias (ahora que ven como se empieza a destruir empleo entre los trabajadores con contrato fijo y que muchos funcionarios –sobre todo en Ayuntamientos- no han podido cobrar su nómina a fin de mes, el consumo se contrae) , el crédito, el empleo, el PIB, los servicios públicos (las autonomías cierran centros de salud, los ayuntamientos sus polideportivos…), etc. Las excepciones son el gasto público, la tasa de morosidad, la Deuda Pública (que a finales de 2010 roza el 75%) y los salarios. La sensación a comienzos de 2010 de que la economía se estaba recuperando era falsa (un lamentable engaño): simplemente se estaba ralentizando el ritmo de empeoramiento.
¿Qué va a suceder a lo largo de este nuevo 2011? Más de lo mismo. O peor: los tipos de interés tenderán a subir desde los mínimos alcanzados, las inyecciones de dinero a los bancos desaparecerán (solo han servido para que en 2010 los bancos y cajas atiendan los pagos de su espectacular deuda contraída en el exterior que sirvió para financiar el ladrillo) y los procesos de fusión de cajas que no pudieron acometerse en 2009 y 2010 por culpa de los oscuros intereses de los políticos en su control tendrán ahora que acelerarse. Mientras las cajas agonizan los bancos se preocuparán únicamente por su propia supervivencia, de manera que por mucho que las empresas continúen gritando a los cuatro vientos la imperiosa necesidad de crédito, conseguir financiación en 2011 seguirá siendo una quimera para la inmensa mayoría (y los que la consigan tendrán que pagar unos diferenciales abusivos), lo que avocará a la desaparición de muchas empresas que a duras penas han sobrevivido a este finalizado 2010.
Muchas empresas creyeron en 2010 el mensaje oficial: la economía se está recuperando; hemos tocado fondo y ahora queda esperar. Y emularon al Gobierno: permanezcamos parapetados hasta que la economía internacional tire del carro.
El carro no se ha movido hacia adelante; ha seguido retrocediendo en 2010. Cierto es que la economía China se ha recuperado algo, que la economía India evoluciona y que Estados Unidos ha iniciado su recuperación; pero, ¿cómo afecta a nuestro PIB ese crecimiento? Si apenas estamos presentes en esos mercados; si nuestras históricas deficiencias en la internacionalización siguen siendo una cruda realidad. Esa mejora ha de ser mucho mayor para que podamos compensar sus beneficios (derivados tal vez del efecto de ese crecimiento asiático sobre nuestras economías vecinas –Alemania, Francia, Reino Unido..) con las tremendas deficiencias de nuestra situación interna.
Los excelentes años vividos por nuestras empresas en 2007 y 2008 generaron “grasa” suficiente para sobrevivir durante el frio 2009 y el gélido 2010. Ahora que comienza el 2011 la grasa para muchos se ha terminado. La sucesión de ERE´s con la que han ido tirando cientos de empresas en 2009 y 2010 concluirá trágicamente en cese de la actividad e incremento de la tasa de paro.
Las arcas públicas se llenan de telas de araña. A pesar de la subida del IVA a mediados de 2010, el déficit ha seguido galopando a sus anchas, debido a la caída de la recaudación y a la obsesión del Gobierno por evitar la austeridad en el gasto público. El diferencial de nuestra deuda se está disparando y lo que hace tan solo cinco años parecía improbable se cierne sobre nosotros como una terrorífica amenaza: muy pronto no habrá dinero suficiente para poder atender todos los compromisos (pagar las pensiones, los salarios de los funcionarios, las infraestructuras…)
A comienzos de este finalizado 2010 el Gobierno parece decidido a agotar la legislatura evitando a toda costa las revueltas sociales. Parecía que tener complacidos a los sindicatos (atacando de vez en cuando a los empresarios, repitiendo constantemente que no se tomarán medidas que impliquen flexibilizar el mercado laboral, que no se recortarán salarios…) iba a evitar la movilización de las masas. Pero a finales de año hemos visto como lo que no puede ser no puede ser y además es imposible: los cinco millones de personas que no tienen trabajo han comenzado a ver que seguirán en esa situación durante mucho tiempo; y el millón de personas que ha agotado ya su subsidio de desempleo empieza a sentir la cruda realidad del un frío helador cuando muchos de ellos han comenzado a ser acosados por los bancos mediante procedimientos de embargo.
Mientras tanto, los trabajadores con contrato fijo se han enrocado y parece no importarles nada la situación de los cinco millones de compañeros sin empleo. Condicionados por el mensaje sindical (la culpa de la crisis no es de los trabajadores, así que no han de ser los trabajadores los que paguen) nadie quiere ni hablar de ajustar los salarios a la productividad. Ni trabajadores, ni gobierno, ni sindicatos…quieren hablar de flexibilidad laboral. Algo tan lógico como equilibrar salarios y productividad se convierte entonces en un imposible. Y algo tan ilógico como ver subir los salarios mientras aumenta el paro y desciende la producción, sigue siendo el pan nuestro de cada día.
¿Alguna buena noticia para este 2011? El PIB dejará de caer. Pero si tenemos en cuenta que en 2009 cayó casi un 4% y que en 2010 ha caído más de un 1%, no creo que sea digna de celebraciones esa pequeña mejora prevista para 2011. El paro seguirá creciendo (en el último semestre del 2010 ha superado el 20%) a comienzos de año, pero en la segunda mitad veremos una pequeña recuperación (decenas de miles de inmigrantes han decidido regresar a sus países y cada vez son más los españoles, sobre todo los jóvenes, los que están emigrando hacia países como Alemania, Reino Unidos, Brasil…en busca de una oportunidad que tienen claro en España no encontrarán) de manera que tal vez celebremos a finales de 2011 volver a tasas de paro inferiores al 20%. El déficit público comenzará a contenerse (el estado continuará privatizando servicios públicos –aeropuertos, sanidad, educación…- y las arcas tendrán un respiro).
Una cosa esta clara: la década que ahora comienza va a ser muy dura para todos. Pero no hemos de olvidar que nos estamos jugando el futuro y de lo que ahora hagamos en 2011 (y de lo que dejemos de hacer) dependerá la España que tendremos en 2020. Cuanto antes llegue un gran pacto que reforme la educación, el mercado laboral, la función pública y las administraciones, mayores serán las posibilidades de evitar lo que hoy, a 14 de enero de 2010 parece inevitable: convertirnos en uno de los países más pobres de Europa.
viernes, diciembre 11, 2009
Cómo comprender el Premio Nobel de la Paz a través de la compleja naturaleza del ser humano
Llevo 41 años como corresponsal de prensa en este Planeta y los primitivos (pero complejos) seres que habitan este Planeta (los humanos) no dejan de sorprenderme. Tal vez por eso me apasionan tanto y veo justificada mi permanencia en este remoto lugar del Universo, a cinco millones de años luz (utilizando el primario sistema de medición terrícola precuántico) de mi querido planeta.
Hace algo más de 100 años un empresario llamado Alfred Nobel manifestó en su testamento su voluntad de reconocer la labor de las personas y organizaciones que contribuyeran de forma notable a la evolución de la sociedad. Esos galardones (denominados Premios Nobel) van acompañados de una significativa recompensa económica (algo que como he escrito en otras crónicas desde este Planeta estimula en gran medida a los humanos) pero sobre todo gozan del máximo prestigio y reconocimiento a nivel mundial (no tan importante en su escala de valores como el dinero, pero relevante)
Entre ellos se entrega el llamado Premio Nobel de la Paz. A lo largo de cien años este galardón ha reconocido el trabajo en pos de la Paz de personas y organizaciones cuyo mensaje ha dejado huella no solo en la Tierra, sino en otros planetas de la Vía Láctea y galaxias vecinas, como el nuestro: Martin Luther King, la Cruz Roja, la Madre Teresa de Calcuta, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Nelson Mandela, UNICEF…
Probablemente llamará la atención a los habitantes de nuestro Planeta la designación del Comandante en Jefe de un Ejército que en estos momentos combate en dos guerras como Premio Nobel de la Paz. Forma parte de la paradójica complejidad de estos interesantes seres primitivos que habitan este pequeño planeta azul situado en un pequeño sistema formado por un pequeño número de planetas entorno a una diminuta estrella a la que llaman Sol.
El Comandante en Jefe del Ejército de los Estados Unidos de América voló (en una primitiva aeronave propulsada por combustibles fósiles denominada Air “Force” One) desde su ciudad (Washington) al lugar donde se celebra todos los años la ceremonia de entrega de los Premios Nobel (Oslo) unos días después de ordenar a 30.000 de sus soldados que se prepararan para reforzar las tropas de uno de sus campos de batalla: un remoto y complejo territorio llamado Afganistán.
Llamará la atención a los lectores de nuestro Planeta (a pesar de llevar tanto tiempo entre los humanos a mí también me siguen sorprendiendo sus reacciones) que el Premio Nobel de la Paz citará en 30 ocasiones la palabra “guerra” por tan solo 10 la palabra “paz”. En su discurso el Comandante comentó que "los instrumentos de la guerra tienen un papel que jugar para mantener la paz".
A lo largo de su alocución lanzó mensajes de paz a dos países del mismo Planeta con los que mantiene algunas diferencias: Corea del Norte e Irán. Expresamente, refiriéndose a ambos territorios, el Comandante en Jefe dijo que “los regímenes que violen las normas deben rendir cuentas" (deduzco se trata de un mensaje de Paz aunque he de confesar que esta situación me genera confusión al no alcanzar a comprender la dicotómica complejidad del ser humano y su metafórica forma de expresión)
En su discurso no hizo mención al sorprendente (desde nuestro “extravialácteo” punto de vista) modo de sancionar a los similares que infringen las normas de convivencia (recordamos que los humanos no utilizan metodologías basadas en imposibilitar la comisión de delitos mediante prevención a través de la identificación de potenciales motivos que puedan derivar en conductas impropias, sino que optan por el primitivo medio –extinguido en nuestra sociedad hace cien mil años- del “castigo”). En su país se utiliza la denominada por los humanos “pena de muerte” (no quiero herir la sensibilidad de nuestros lectores, pero he de recordar que en este Planeta las leyes permiten que sus habitantes se maten los unos a los otros con el beneplácito de la justicia y la complacencia de una parte de la sociedad), pero tal vez este aspecto era desconocido por los miembros del jurado que concede esta noble distinción.
Por último, una “anécdota” (como gustan de decir los terrícolas): Alfred Nobel, padre de los referidos galardones, amasó su fortuna inventando y fabricando la dinamita (una sustancia detonante muy elemental compuesta por nitroglicerina y dióxido de silicio) que se emplea, entre otras cosas, en los explosivos utilizados por los humanos en sus fratricidas contiendas bélicas.
¡Ahora comprendo el Nobel de la Paz de Obama!
Hace algo más de 100 años un empresario llamado Alfred Nobel manifestó en su testamento su voluntad de reconocer la labor de las personas y organizaciones que contribuyeran de forma notable a la evolución de la sociedad. Esos galardones (denominados Premios Nobel) van acompañados de una significativa recompensa económica (algo que como he escrito en otras crónicas desde este Planeta estimula en gran medida a los humanos) pero sobre todo gozan del máximo prestigio y reconocimiento a nivel mundial (no tan importante en su escala de valores como el dinero, pero relevante)
Entre ellos se entrega el llamado Premio Nobel de la Paz. A lo largo de cien años este galardón ha reconocido el trabajo en pos de la Paz de personas y organizaciones cuyo mensaje ha dejado huella no solo en la Tierra, sino en otros planetas de la Vía Láctea y galaxias vecinas, como el nuestro: Martin Luther King, la Cruz Roja, la Madre Teresa de Calcuta, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Nelson Mandela, UNICEF…
Probablemente llamará la atención a los habitantes de nuestro Planeta la designación del Comandante en Jefe de un Ejército que en estos momentos combate en dos guerras como Premio Nobel de la Paz. Forma parte de la paradójica complejidad de estos interesantes seres primitivos que habitan este pequeño planeta azul situado en un pequeño sistema formado por un pequeño número de planetas entorno a una diminuta estrella a la que llaman Sol.
El Comandante en Jefe del Ejército de los Estados Unidos de América voló (en una primitiva aeronave propulsada por combustibles fósiles denominada Air “Force” One) desde su ciudad (Washington) al lugar donde se celebra todos los años la ceremonia de entrega de los Premios Nobel (Oslo) unos días después de ordenar a 30.000 de sus soldados que se prepararan para reforzar las tropas de uno de sus campos de batalla: un remoto y complejo territorio llamado Afganistán.
Llamará la atención a los lectores de nuestro Planeta (a pesar de llevar tanto tiempo entre los humanos a mí también me siguen sorprendiendo sus reacciones) que el Premio Nobel de la Paz citará en 30 ocasiones la palabra “guerra” por tan solo 10 la palabra “paz”. En su discurso el Comandante comentó que "los instrumentos de la guerra tienen un papel que jugar para mantener la paz".
A lo largo de su alocución lanzó mensajes de paz a dos países del mismo Planeta con los que mantiene algunas diferencias: Corea del Norte e Irán. Expresamente, refiriéndose a ambos territorios, el Comandante en Jefe dijo que “los regímenes que violen las normas deben rendir cuentas" (deduzco se trata de un mensaje de Paz aunque he de confesar que esta situación me genera confusión al no alcanzar a comprender la dicotómica complejidad del ser humano y su metafórica forma de expresión)
En su discurso no hizo mención al sorprendente (desde nuestro “extravialácteo” punto de vista) modo de sancionar a los similares que infringen las normas de convivencia (recordamos que los humanos no utilizan metodologías basadas en imposibilitar la comisión de delitos mediante prevención a través de la identificación de potenciales motivos que puedan derivar en conductas impropias, sino que optan por el primitivo medio –extinguido en nuestra sociedad hace cien mil años- del “castigo”). En su país se utiliza la denominada por los humanos “pena de muerte” (no quiero herir la sensibilidad de nuestros lectores, pero he de recordar que en este Planeta las leyes permiten que sus habitantes se maten los unos a los otros con el beneplácito de la justicia y la complacencia de una parte de la sociedad), pero tal vez este aspecto era desconocido por los miembros del jurado que concede esta noble distinción.
Por último, una “anécdota” (como gustan de decir los terrícolas): Alfred Nobel, padre de los referidos galardones, amasó su fortuna inventando y fabricando la dinamita (una sustancia detonante muy elemental compuesta por nitroglicerina y dióxido de silicio) que se emplea, entre otras cosas, en los explosivos utilizados por los humanos en sus fratricidas contiendas bélicas.
¡Ahora comprendo el Nobel de la Paz de Obama!
viernes, diciembre 04, 2009
Innovación y Pedagogía

Ayer jueves 3 de diciembre fui invitado a impartir una conferencia sobre innovación en la presentación de una iniciativa (eca-it) destinada a promover la innovación transfronteriza entre Galicia y el Norte de Portugal. Interesantes proyectos centrados en sectores relevantes para la Euroregión como son el turismo, la logística y el sector naval. La conferencia se desarrolló en el Museo de la Pedagogía. Bonito lugar, interesante exposición y una reflexión en torno a una paradoja: si hacemos de la pedagogía una pieza de museo, ¿no estaremos limitando nuestro potencial innovador?
jueves, noviembre 19, 2009
Innovación en Ferrol
Hoy jueves 12 de noviembre he sido invitado por la Asociación Empresarial Ferrolterra para desarrollar un desayuno de trabajo en Ferrol en el que hemos analizado las posibilidades que la innovación nos ofrece para capear el temporal. Empresarios y directivos de todo tipo de empresas (algunos de los cuáles –me he quedado gratamente sorprendido- ya habían leído mi libro “Cuestión de Supervivencia”). Una exposición, un café y un intercambio de ideas posterior moderado por Jorge Juárez, el director de la Escuela de Negocios Caixanova en A Coruña.
Habilidades para la Innovación en Ourense
Ayer 11 de noviembre compartí una sesión con los alumnos del curso de Habilidades para la Innovación que la CEO (Confederación de Empresarios de Ourense) desarrolla en la Universidad. Un total de 75 alumnos de los que me llevo un grato recuerdo por su entusiamo y ganas de aprender. Y todo un detalle que Susana Gómez y Juan José Molinos (Secretario General de la CEO), que también participan como profesores en el curso, hicieran un hueco en sus complicadas agendas para compartir la sesión con todos nosotros.
Innovación con las personas del PAD de Coruña
El pasado jueves 12 de noviembre tuve la oportunidad de compartir experiencias sobre innovación con los alumnos del Programa de Alta Dirección de la Escuela de Negocios Caixanova en A Coruña. Directivos de relevantes organizaciones gallegas (como Feiraco, Cofaga, Actemsa, Caixanova, R, Leite Rio, Vego, Congalsa, Aenor…) y muy gratas personas (¡y expertos en fútbol!). Compartí la jornada con Álvaro González Alorda y con Franc Ponti, a lo largo de la cual mostramos nuestros puntos de vista y experiencias sobre innovación, valor y creatividad.
Conferencias a orillas del Mediterráeno
En el mes de octubre he vuelto a tener el placer de recorrer diferentes localidades de la Comunidad Valenciana para compartir con directivos y empresarios experiencias sobre la innovación. Una vez más, la iniciativa ha surgido de los amigos de Camernova (el grupo de trabajo sobre Innovación de las Cámaras de Comercio de la Comunidad). La agenda no me ha permitido llegar a tantos puntos como la vez anterior (aunque prometo hacer un hueco para volver a estar con los amigos de esas localidades) pero hemos tenido en esta ocasión la oportunidad de compartir ideas con varios cientos de personas en Alicante, Denia, Alcoy, Valencia y Castellón. La crisis está golpeando fuerte a los amigos de la Comunidad Valenciana, pero como decía Einstein, vamos a ser capaces de convertirla en oportunidad.
jueves, noviembre 05, 2009
El drogadicto que no reconocer su problema
Comentábamos en la sesión dedicada a la crisis con el Profesor Tamames que la aplicación masiva y coordinada de políticas públicas para amortiguar los efectos de la crisis en 2008 y 2009 ha contribuido a evitar el colapso del sistema. Encabezados por los Estados Unidos de América los principales gobiernos del mundo han desarrollado una política de estímulos sin precedente en la historia.
El paciente estuvo a punto de morir por sobredosis; se ha evitado su fallecimiento pero no se ha resuelto el problema: su dependencia de la droga.
La droga que ha estado a punto de acabar con la vida del paciente es el dinero. La era del dinero fácil iniciada a principios de los 2000 con las políticas de Alan Greenspan tras la crisis de las puntocom y el enfriamiento de la economía estadounidense tras los atentados del 11S, generó una adicción al dinero que llevó al endeudamiento generalizado a cientos de millones de empresas y particulares en medio mundo. Dinero fácil y abundante para todos.
Los efectos de la droga se han querido solucionar con droga. Los bancos centrales han inyectado altas dosis de dinero para evitar el colapso. Los gobiernos no han querido que el drogadicto sufriera síndrome de abstinencia; en lugar de los mareos, vómitos y dolores del “mono” se ha optado por inyectarle por vía intravenosa más dinero, esperando que, tras haber visto “las orejas al lobo” el paciente reconociera sus excesos y abandonara su dependencia.
Pero tarde o temprano nos tendremos que enfrentar al problema; el primer paso para solucionar una adicción es reconocer la misma. Sin duda, haber retirado la droga del mercado (el dinero), dado el excesivo endeudamiento y las negligentes inversiones realizadas por muchos en la era del dinero fácil, hubiera generado un proceso deflacionario de mayor envergadura si cabe que el que hemos padecido (caída de los precios de todos los activos) mediante un desapalancamiento generalizado por miedo a que los precios de esos activos continuaran cayendo.
El dinero público ha evitado ese desapalancamiento masivo y la caída de los precios. Pero, ¿ha solucionado el problema real? Los activos tóxicos no se regeneran fácilmente; las malas inversiones de ayer lo seguirán siendo mañana. Tarde o temprano el proceso deflacionario se dará, porque los excesos cometidos no tienen solución. Otra dosis de dinero ha calmado al paciente, pero no ha eliminado su problema. Tarde o temprano deberá reconocer que ha cometido excesos y ser consciente de que ha de pagar por ello.
Ayer mismo, el profesor de New York University, Nouriel Roubini (uno de los primeros economistas que advirtió de la que nos venía encima por culpa de las hipotecas subprime) ha recordado que seguimos viviendo en “una burbuja en todo tipo de activos”. El exceso de capacidad industrial al que el dinero fácil nos ha conducido amenaza con generar un fuerzas deflacionarias importantes. El precio de muchos activos se ha mantenido gracias a las políticas públicas, pero el problema de fondo sigue estando ahí: los activos tóxicos siguen siendo tóxicos (el mercado inmobiliario sigue sin estar ajustado, ahora se habla de una nueva oleada subprime con la caída de los precios de los activos inmobiliarios no residenciales –oficinas, pabellones industriales…), sobran fábricas de automóviles, de electrodomésticos… El riesgo de deflación está muy presente.
Los problemas de la FED
Otros prestigiosos economistas, como Philipp Bagus y Markus Schiml, hablan de los complejos dilemas a los que se enfrenta la Reserva Federal: una política monetaria tan agresiva, mantiene vivo al paciente, pero puede acabar con la vida del doctor. Incluso la propia FED podría llegar a ser insolvente.
La “calidad” del balance general del banco central estadounidense se ha deteriorado notablemente con las políticas llevadas a cabo para evitar el colapso (el rescate del sistema bancario). Y también ha aumentado la “cantidad” de del balance de la FED, con la compra masiva de activos tóxicos de los bancos (las famosas mortgage-backed securities, o títulos respaldados por hipotecas).
Estas políticas han funcionado a corto plazo; pero para que realmente sean efectivas, esos activos se han de “desintoxicar”, porque de lo contrario lo único que habremos conseguido es desplazar los riesgos del sistema bancario privado al gran banco público central. Si no se soluciona el problema de fondo (el valor de los activos tóxicos) simplemente habremos postpuesto el problema, evitando el colapso hoy, pero irremediándolo para mañana. Con el agravante de que ahora los “bancos malos” (bad bank) son los públicos.
Pero volvamos a la “droga” (al dinero que se inyecta). Los bancos centrales (el Banco Central Europeo entre ellos) ya nos avisado para que vayámonos pensando en un escenario en el que se vayan retirando poco a poco las medidas de estímulo excepcionales. Es lógico, porque el dinero no es un recurso ilimitado. Son muchos los que siguen pensando que las ayudas públicas no tienen fin: que el Plan E se renovará continuamente, que habrá planes renove para múltiples sectores, que se seguirán dando ayudas para la adquisición de vehículos, que el Estado salvará a los bancos que tengan problemas….
Yo recomiendo a todos que vayamos pensando en el siguiente escenario. Un escenario en el que los estímulos vayan desapareciendo.
¿Qué puede hacer la FED?
Por un lado, podría, como dice Bagus, “restaurar la fortaleza del balance del banco central”. Para ello es necesario reducir el tamaño y mejorar la calidad de su balance. Pero, ¿cómo hacerlo sin que la reversión de esas políticas vuelva a dejar expuesto al caos al sistema financiero? Como decíamos antes, el problema de fondo aún no se ha solucionado; simplemente se ha pospuesto.
Las medidas de los Bancos Centrales no han solucionado el problema: simplemente han retrasado lo inevitable.
Bagus defiende actuar a la bravas para llegar al fondo delo asunto: volver a la situación de antes de la crisis; es decir, devolver a los bancos privados los activos tóxicos y que quiebren las entidades financieras que tengan que quebrar”.
Es muy difícil para un drogadicto y su entorno reconocer la realidad, su problema. Cuando así sucede el sufrimiento es intenso. Tal vez sea necesario que el sistema sufra para poder solucionar definitivamente el problema. Bagus por lo tanto propone solucionar la crisis con medidas liberales y propone medidas como la recapitalización en el mercado, la nacionalización o la reestructuración de la propiedad de los bancos mediante la conversión directa de los acreedores en accionistas.
Brotes verdes
Una cosa es clara: no hemos aprendido ninguna lección. Solo hay que mirar a la Bolsa para darnos cuenta de lo que ha crecido desde marzo. Eso si, muchos parecen ignorar que ese crecimiento se ha debido en parte al chorro de liquidez mundial inyectado por las políticas de los Bancos Centrales y las políticas de estímulo.
No recuerdo quien dijo cuando se comenzó a hablar de brotes verdes que el único brote verde que veía el gobierno era el de la marihuana que se había fumados para afirmar que la economía salía de la crisis.
Tal vez tenía razón. Han aflorado brotes verdes de marihuana que han generado un efecto en quiénes se la han fumado. Hay mucho “colocado” viviendo en una fiesta (los inversores en bolsa, los concesionarios de coche celebrando las ventas de octubre, los presidentes de los grandes bancos españoles anunciando resultados, los ministros de economía presentando perspectivas para 2010…). Pero la fiesta puede terminar pronto. Que disfruten de la juerga unos meses más. Cuando desaparezcan los efectos de los brotes verdes de marihuana (los efectos de las políticas monetarias y los programas de estímulo) volveremos a la realidad.
El paciente estuvo a punto de morir por sobredosis; se ha evitado su fallecimiento pero no se ha resuelto el problema: su dependencia de la droga.
La droga que ha estado a punto de acabar con la vida del paciente es el dinero. La era del dinero fácil iniciada a principios de los 2000 con las políticas de Alan Greenspan tras la crisis de las puntocom y el enfriamiento de la economía estadounidense tras los atentados del 11S, generó una adicción al dinero que llevó al endeudamiento generalizado a cientos de millones de empresas y particulares en medio mundo. Dinero fácil y abundante para todos.
Los efectos de la droga se han querido solucionar con droga. Los bancos centrales han inyectado altas dosis de dinero para evitar el colapso. Los gobiernos no han querido que el drogadicto sufriera síndrome de abstinencia; en lugar de los mareos, vómitos y dolores del “mono” se ha optado por inyectarle por vía intravenosa más dinero, esperando que, tras haber visto “las orejas al lobo” el paciente reconociera sus excesos y abandonara su dependencia.
Pero tarde o temprano nos tendremos que enfrentar al problema; el primer paso para solucionar una adicción es reconocer la misma. Sin duda, haber retirado la droga del mercado (el dinero), dado el excesivo endeudamiento y las negligentes inversiones realizadas por muchos en la era del dinero fácil, hubiera generado un proceso deflacionario de mayor envergadura si cabe que el que hemos padecido (caída de los precios de todos los activos) mediante un desapalancamiento generalizado por miedo a que los precios de esos activos continuaran cayendo.
El dinero público ha evitado ese desapalancamiento masivo y la caída de los precios. Pero, ¿ha solucionado el problema real? Los activos tóxicos no se regeneran fácilmente; las malas inversiones de ayer lo seguirán siendo mañana. Tarde o temprano el proceso deflacionario se dará, porque los excesos cometidos no tienen solución. Otra dosis de dinero ha calmado al paciente, pero no ha eliminado su problema. Tarde o temprano deberá reconocer que ha cometido excesos y ser consciente de que ha de pagar por ello.
Ayer mismo, el profesor de New York University, Nouriel Roubini (uno de los primeros economistas que advirtió de la que nos venía encima por culpa de las hipotecas subprime) ha recordado que seguimos viviendo en “una burbuja en todo tipo de activos”. El exceso de capacidad industrial al que el dinero fácil nos ha conducido amenaza con generar un fuerzas deflacionarias importantes. El precio de muchos activos se ha mantenido gracias a las políticas públicas, pero el problema de fondo sigue estando ahí: los activos tóxicos siguen siendo tóxicos (el mercado inmobiliario sigue sin estar ajustado, ahora se habla de una nueva oleada subprime con la caída de los precios de los activos inmobiliarios no residenciales –oficinas, pabellones industriales…), sobran fábricas de automóviles, de electrodomésticos… El riesgo de deflación está muy presente.
Los problemas de la FED
Otros prestigiosos economistas, como Philipp Bagus y Markus Schiml, hablan de los complejos dilemas a los que se enfrenta la Reserva Federal: una política monetaria tan agresiva, mantiene vivo al paciente, pero puede acabar con la vida del doctor. Incluso la propia FED podría llegar a ser insolvente.
La “calidad” del balance general del banco central estadounidense se ha deteriorado notablemente con las políticas llevadas a cabo para evitar el colapso (el rescate del sistema bancario). Y también ha aumentado la “cantidad” de del balance de la FED, con la compra masiva de activos tóxicos de los bancos (las famosas mortgage-backed securities, o títulos respaldados por hipotecas).
Estas políticas han funcionado a corto plazo; pero para que realmente sean efectivas, esos activos se han de “desintoxicar”, porque de lo contrario lo único que habremos conseguido es desplazar los riesgos del sistema bancario privado al gran banco público central. Si no se soluciona el problema de fondo (el valor de los activos tóxicos) simplemente habremos postpuesto el problema, evitando el colapso hoy, pero irremediándolo para mañana. Con el agravante de que ahora los “bancos malos” (bad bank) son los públicos.
Pero volvamos a la “droga” (al dinero que se inyecta). Los bancos centrales (el Banco Central Europeo entre ellos) ya nos avisado para que vayámonos pensando en un escenario en el que se vayan retirando poco a poco las medidas de estímulo excepcionales. Es lógico, porque el dinero no es un recurso ilimitado. Son muchos los que siguen pensando que las ayudas públicas no tienen fin: que el Plan E se renovará continuamente, que habrá planes renove para múltiples sectores, que se seguirán dando ayudas para la adquisición de vehículos, que el Estado salvará a los bancos que tengan problemas….
Yo recomiendo a todos que vayamos pensando en el siguiente escenario. Un escenario en el que los estímulos vayan desapareciendo.
¿Qué puede hacer la FED?
Por un lado, podría, como dice Bagus, “restaurar la fortaleza del balance del banco central”. Para ello es necesario reducir el tamaño y mejorar la calidad de su balance. Pero, ¿cómo hacerlo sin que la reversión de esas políticas vuelva a dejar expuesto al caos al sistema financiero? Como decíamos antes, el problema de fondo aún no se ha solucionado; simplemente se ha pospuesto.
Las medidas de los Bancos Centrales no han solucionado el problema: simplemente han retrasado lo inevitable.
Bagus defiende actuar a la bravas para llegar al fondo delo asunto: volver a la situación de antes de la crisis; es decir, devolver a los bancos privados los activos tóxicos y que quiebren las entidades financieras que tengan que quebrar”.
Es muy difícil para un drogadicto y su entorno reconocer la realidad, su problema. Cuando así sucede el sufrimiento es intenso. Tal vez sea necesario que el sistema sufra para poder solucionar definitivamente el problema. Bagus por lo tanto propone solucionar la crisis con medidas liberales y propone medidas como la recapitalización en el mercado, la nacionalización o la reestructuración de la propiedad de los bancos mediante la conversión directa de los acreedores en accionistas.
Brotes verdes
Una cosa es clara: no hemos aprendido ninguna lección. Solo hay que mirar a la Bolsa para darnos cuenta de lo que ha crecido desde marzo. Eso si, muchos parecen ignorar que ese crecimiento se ha debido en parte al chorro de liquidez mundial inyectado por las políticas de los Bancos Centrales y las políticas de estímulo.
No recuerdo quien dijo cuando se comenzó a hablar de brotes verdes que el único brote verde que veía el gobierno era el de la marihuana que se había fumados para afirmar que la economía salía de la crisis.
Tal vez tenía razón. Han aflorado brotes verdes de marihuana que han generado un efecto en quiénes se la han fumado. Hay mucho “colocado” viviendo en una fiesta (los inversores en bolsa, los concesionarios de coche celebrando las ventas de octubre, los presidentes de los grandes bancos españoles anunciando resultados, los ministros de economía presentando perspectivas para 2010…). Pero la fiesta puede terminar pronto. Que disfruten de la juerga unos meses más. Cuando desaparezcan los efectos de los brotes verdes de marihuana (los efectos de las políticas monetarias y los programas de estímulo) volveremos a la realidad.
miércoles, noviembre 04, 2009
Atraer cerebros no es lo mismo que atraer cabezas
En 2004 se desarrolló un régimen fiscal especial con el objetivo de atraer talento. Los profesionales extranjeros que vinieran a España a producir con su cerebro tributarían al tipo fijo del 24% por las rentas que generasen en nuestro país. Pero en lugar de rodearnos de cerebros que generan ideas nos hemos rodeado de cabezas que rematan corners.
La medida que inicialmente fue concebida para atraer científicos fue aprovechada por los clubs de fútbol para aplicar esas ventajas fiscales a las estrellas extranjeras que llegaban a nuestra liga. Uno de los primeros en beneficiarse fue David Beckham, que dicho sea de paso puso (sin llevarse royalties por ello) su apellido a la Ley. Un español que cobra más de 60.000 euros anuales paga a hacienda un 43% de sus ingresos mientras un galáctico del Real Madrid tributa únicamente el 24%. Solidaridad, equidad y justicia.
El PSOE ha pactado con BNG, ICV e IU la revisión de la Ley para que los trabajadores desplazados a España con rentas superiores a 600.000 euros anuales tributen el IRPF general, del 43%, y no al del 24%, como sucedía hasta ahora.
Se ha montado un buen revuelo con la noticia; pero no porque la reforma impida la llegada de nuevos científicos que contribuyan a generar un nuevo modelo productivo, desarrollando patentes biotecnológicas o interfaces para videojuegos, sino porque los clubs de fútbol se quejan ya que pueden perder a sus estrellas.
En su día se generó una gran polémico sobre si era ético o no que, en plena crisis económica, con cientos de miles de españoles perdiendo su empleo, el Real Madrid se gastara cientos de millones de euros fichando estrellas (para estrellarse en Alcorcón). En aquel entonces se dijo que una entidad privada puede hacer lo que quiera con su dinero. Lo comparto. Pero no pueden hacer lo mismo con el dinero de todos: el 19% de diferencia entre el tipo especial del cual se estaban aprovechando y el que pagan el resto de profesionales, es dinero que quitan de autopistas, hospitales, guarderías e I+D. Un galáctico extranjero que ha estado recibiendo los últimos cinco años 10 millones de euros anuales estaba dejando de ingresar a hacienda 1.9 millones de euros (es decir, 9,5 millones en 5 años).
El Presidente de la Liga de Fútbol Profesional (la asociación de clubs) amenazada veladamente con ir a la huelga, sabedor que un domingo sin fútbol puede generar un revuelo social superior al de una convocatoria de huelga general por parte de los sindicatos. Dice que al fútbol español “una modificación del régimen especial de impatriados le supondrá una factura de más de cien millones de euros, por lo que en el caso de ser adoptada habrá que tomar el camino de enfrentarse a esta decisión, llegando incluso a tener que parar la competición".
En primer lugar hay que aclarar lo que quiere decir “fútbol español”. La medida únicamente va a afectar a las arcas de los grandes clubes (Real Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Athletico…), que son quiénes tienen extranjeros que perciben suelos de varios millones de euros.
En segundo lugar, pretende que esa factura de 100 millones de euros (un Cristiano Ronaldo, para entendernos) no la paguen los grandes clubes, sino que la paguemos entre todos los contribuyentes. Una medida justa y solidaria en tiempos de crisis, paro y déficit de las cuentas públicas.
En tercer lugar, ningún club debiera de pagar un solo euro con el cambio legislativo, si negociara los contratos con sus estrellas como hacen la inmensa mayoría de los trabajadores. Ese invento de sueldos “libres de impuestos” genera además un efecto negativo en términos de imagen, para el resto de trabajadores que ven cómo se les retienen cantidades en la nómina, pagan a la hora de hacer su declaración, etc. Pero claro, con tal de sacarse la foto con la estrella y ganar el favor de sus aficiones, con el dinero ajeno (el de los socios en el caso del Madrid y Barca) se firma a las estrellas lo que sea y como sea.
En cuarto lugar, la reforma no afectará a los últimos galácticos que han llegado a nuestro club, como el del portugués Cristiano Ronaldo o el sueco Zlatan Ibrahimovic, porque la nueva norma no se aplicará de forma retroactiva y sólo afectará a los contratos que se firmen a partir del próximo 1 de enero de 2010.
En quinto lugar, Astiazarán dice que "si se elimina esta fiscalidad la liga acabaría siendo menos interesante, habría menos consumo de televisión de pago y así, en cadena, menos interés de los patrocinadores, menos afluencia a los estadios y el Estado ingresaría menos fiscalmente". Una afirmación cargada de cinismo. Eliminar una fiscalidad preferencial para estos profesionales, no implica en absoluto que las estrellas extranjeras dejen de venir a nuestra Liga (y que, suponiendo que sean ellas las que llenan los estadios españoles y no Casillas, Villa, Iniesta, Xabi…, se vendan menos entradas, menos partidos de pago por visión, etc.), sino simplemente que los grandes clubes de fútbol deberán un poco más a esas estrellas extranjeras. A ver si ahora el Madrid no es capaz de pagar un par de millones de euros más al año a CR9 cuando se ha gastado en su fichaje más de 100).
En sexto lugar, da la casualidad de que España es el país con menores costes fiscales para los futbolistas extranjeros, según un informe realizado por Ernst&Young Abogados, que compara la fiscalidad que soportan los clubes de fútbol por los jugadores de Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Holanda y España. Solo en Holanda los futbolistas tributan menos. Si fuera cierto el vínculo fiscalidad – atracción de estrellas, los últimos balones de oro estarían pegando patadas en la tierra de los tulipanes y no habría grandes jugadores en la Premiere inglesa.
Necesitamos importar cerebros, no cabezas huecas.
La medida que inicialmente fue concebida para atraer científicos fue aprovechada por los clubs de fútbol para aplicar esas ventajas fiscales a las estrellas extranjeras que llegaban a nuestra liga. Uno de los primeros en beneficiarse fue David Beckham, que dicho sea de paso puso (sin llevarse royalties por ello) su apellido a la Ley. Un español que cobra más de 60.000 euros anuales paga a hacienda un 43% de sus ingresos mientras un galáctico del Real Madrid tributa únicamente el 24%. Solidaridad, equidad y justicia.
El PSOE ha pactado con BNG, ICV e IU la revisión de la Ley para que los trabajadores desplazados a España con rentas superiores a 600.000 euros anuales tributen el IRPF general, del 43%, y no al del 24%, como sucedía hasta ahora.
Se ha montado un buen revuelo con la noticia; pero no porque la reforma impida la llegada de nuevos científicos que contribuyan a generar un nuevo modelo productivo, desarrollando patentes biotecnológicas o interfaces para videojuegos, sino porque los clubs de fútbol se quejan ya que pueden perder a sus estrellas.
En su día se generó una gran polémico sobre si era ético o no que, en plena crisis económica, con cientos de miles de españoles perdiendo su empleo, el Real Madrid se gastara cientos de millones de euros fichando estrellas (para estrellarse en Alcorcón). En aquel entonces se dijo que una entidad privada puede hacer lo que quiera con su dinero. Lo comparto. Pero no pueden hacer lo mismo con el dinero de todos: el 19% de diferencia entre el tipo especial del cual se estaban aprovechando y el que pagan el resto de profesionales, es dinero que quitan de autopistas, hospitales, guarderías e I+D. Un galáctico extranjero que ha estado recibiendo los últimos cinco años 10 millones de euros anuales estaba dejando de ingresar a hacienda 1.9 millones de euros (es decir, 9,5 millones en 5 años).
El Presidente de la Liga de Fútbol Profesional (la asociación de clubs) amenazada veladamente con ir a la huelga, sabedor que un domingo sin fútbol puede generar un revuelo social superior al de una convocatoria de huelga general por parte de los sindicatos. Dice que al fútbol español “una modificación del régimen especial de impatriados le supondrá una factura de más de cien millones de euros, por lo que en el caso de ser adoptada habrá que tomar el camino de enfrentarse a esta decisión, llegando incluso a tener que parar la competición".
En primer lugar hay que aclarar lo que quiere decir “fútbol español”. La medida únicamente va a afectar a las arcas de los grandes clubes (Real Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Athletico…), que son quiénes tienen extranjeros que perciben suelos de varios millones de euros.
En segundo lugar, pretende que esa factura de 100 millones de euros (un Cristiano Ronaldo, para entendernos) no la paguen los grandes clubes, sino que la paguemos entre todos los contribuyentes. Una medida justa y solidaria en tiempos de crisis, paro y déficit de las cuentas públicas.
En tercer lugar, ningún club debiera de pagar un solo euro con el cambio legislativo, si negociara los contratos con sus estrellas como hacen la inmensa mayoría de los trabajadores. Ese invento de sueldos “libres de impuestos” genera además un efecto negativo en términos de imagen, para el resto de trabajadores que ven cómo se les retienen cantidades en la nómina, pagan a la hora de hacer su declaración, etc. Pero claro, con tal de sacarse la foto con la estrella y ganar el favor de sus aficiones, con el dinero ajeno (el de los socios en el caso del Madrid y Barca) se firma a las estrellas lo que sea y como sea.
En cuarto lugar, la reforma no afectará a los últimos galácticos que han llegado a nuestro club, como el del portugués Cristiano Ronaldo o el sueco Zlatan Ibrahimovic, porque la nueva norma no se aplicará de forma retroactiva y sólo afectará a los contratos que se firmen a partir del próximo 1 de enero de 2010.
En quinto lugar, Astiazarán dice que "si se elimina esta fiscalidad la liga acabaría siendo menos interesante, habría menos consumo de televisión de pago y así, en cadena, menos interés de los patrocinadores, menos afluencia a los estadios y el Estado ingresaría menos fiscalmente". Una afirmación cargada de cinismo. Eliminar una fiscalidad preferencial para estos profesionales, no implica en absoluto que las estrellas extranjeras dejen de venir a nuestra Liga (y que, suponiendo que sean ellas las que llenan los estadios españoles y no Casillas, Villa, Iniesta, Xabi…, se vendan menos entradas, menos partidos de pago por visión, etc.), sino simplemente que los grandes clubes de fútbol deberán un poco más a esas estrellas extranjeras. A ver si ahora el Madrid no es capaz de pagar un par de millones de euros más al año a CR9 cuando se ha gastado en su fichaje más de 100).
En sexto lugar, da la casualidad de que España es el país con menores costes fiscales para los futbolistas extranjeros, según un informe realizado por Ernst&Young Abogados, que compara la fiscalidad que soportan los clubes de fútbol por los jugadores de Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Holanda y España. Solo en Holanda los futbolistas tributan menos. Si fuera cierto el vínculo fiscalidad – atracción de estrellas, los últimos balones de oro estarían pegando patadas en la tierra de los tulipanes y no habría grandes jugadores en la Premiere inglesa.
Necesitamos importar cerebros, no cabezas huecas.
Ideas creativas versus propuestas insensatas
La salida de la crisis sin duda requiere ideas innovadoras y propuestas creativas. La propuesta formulada ayer por el secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, resulta muy interesante, salvo por un importante matiz.
Fernández Toxo propuso ayer reducir la jornada laboral para generar empleo. Es una idea sobre la que llevo hablando mucho tiempo, desde que allá por finales de los 90, cuando trabajaba en el ámbito de Internet, las TIC, la eficiencia, el e-Business, etc., como muchos antiguos alumnos recordarán, hablaba del “precio de la eficiencia”: las empresas invierten en capital tecnológico en detrimento del capital humano; la tecnología permite eficiencia (hacer más, con menos) y la concentración de los PIB de las economías avanzadas en servicios informacionales (productos financieros, telecomunicaciones, ocio digital, etc.) en detrimento de los productos físicos (fabricación de coches, muebles, etc.) tiene como consecuencia que cada vez los países avanzados producen más (generan mayor facturación) con menos personas. El precio de tanta eficiencia es, desempleo. La banca electrónica permite que los bancos atiendan hoy al doble de clientes que hace 15 años, con la mitad de empleados; la venta de billetes online y la facturación electrónica han permitido a las aerolíneas reducir personal; las etiquetas de RFID (radiofrecuencia) que poco a poco incorporan los envases de los alimentos, productos de limpieza, etc. harán desaparecer la figura de los cajeros y cajeras en los hipermercados. Como comentaba a fondo en “El último clavo ardiendo” una sociedad cada vez más eficiente por el uso de la tecnología tiene que redefinir las jornadas laborales porque de lo contrario no habrá trabajo para todos. Las personas hemos de trabajar 3 o 4 días a la semana, o mejor, únicamente media jornada. El efecto sobre la sociedad y la economía puede ser muy interesante: más tiempo para el ocio (nuevos negocios), más tiempo para la familia, los amigos (las relaciones humanas) y trabajo de más calidad en las empresas (menor cansancio, menor aburrimiento).
Toxo se apunta a este carro del reparto del trabajo, pero con un “matiz” que no comparto en absoluto: que esa reducción de jornada no lleve aparejada una reducción del sueldo y sea el Estado el que cubra la diferencia.
No se qué ha pesado más en el sindicalista a la hora de formular esta propuesta; si ha sido su anhelo para materializar su sueño de una economía dirigida por el Estado al más puro estilo comunista; o si por el contrario ha sido su falta de conocimientos económicos.
Ya se que el sueño de cualquier sindicalista profesional es que otros le paguen por el trabajo que el no realiza; pero extender ese ideal a toda la sociedad no creo que sea precisamente lo que necesita este país, aquí y ahora. Que nos paguen a todos por no trabajar podría ser un bonito eslogan para presentarse a unas elecciones o para aumentar el número de afiliados a un sindicato. Pero a todas luces es una insensatez.
En primer lugar, porque la idea de que el Estado nos tiene que pagar por no hacer nada (o por hacer lo justo) está lamentablemente cada vez más extendida; la cultura del mínimo esfuerzo impera en un país que toma como modelo a personajes que salen en los reality-show haciendo el canelo para luego vivir del cuento. ¡Ese si que sabe montárselo! , comentan muchos jóvenes que anhelan convertirse en alguien que vive sin pegar un palo al agua. Ya se que sueno carca cuando lo digo, pero hemos de recuperar la ilusión por trabajar, crear, innovar y la cultura del esfuerzo: encontrar gratificación en aquello que nos ha costado y valorar el resultado del esfuerzo. Decir que el estado nos pague por trabajar menos creo que va en la dirección contraria al ideal que hemos transmitir.
En segundo lugar, la propuesta de Toxo me parece insensata después de ver (como comentaba en mi post de ayer) como está la caja del Estado: hace aguas por todos los lados. Mientras Toxo pedía que el Estado pagara a la gente por no trabajar, el FMI avisaba de los problemas en los que se estaba metiendo España debido a su política fiscal: la caída de la recaudación y el aumento del gasto social pueden llegar a estrangular las finanzas del Estado (déficit y deuda); España puede entrar en una larga recesión si hipoteca su futuro.
Otra cosa es que el Gobierno redefina el concepto subsidio de desempleo y se destinen parte de los recursos destinados a una nueva fórmula: en lugar de pagar a los parados por no hacer nada, se paga a las empresas que articulen fórmulas que permitan “desdoblar” cuatro empleos en cinco, compensando a los trabajadores que cedan parte de su tiempo de trabajo para generar nuevos empleos.
Mantener el salario de una persona (de forma artificial) trabajando menos, ahonda en el gran problema actual de la economía española: la productividad de las empresas.
La productividad debiera formar parte de la negociación de los convenios. En un entorno en el que vemos los problemas de competitividad de las empresa españolas en comparación con las alemanas, francesas, etc., mientras recibimos mensajes de diferentes economistas internacionales que dicen que los salarios en España están desacompasados con respecto a la producción (un 25% aproximadamente), en un escenario en el que la solución pasa por reducir un 25% los salarios o incrementar un 25% el resultado (lo que producimos cada persona), resulta contraproducente continuar reivindicando aumentos salariales (por “convenio”) del 2%. Máxime cuando la deflación en España es un hecho (es decir, que reduciendo los sueldos de las personas o simplemente no aumentándolos, los trabajadores no perderíamos poder adquisitivo). Los convenios colectivos van a terminar de dar la puntilla a la maltrecha competitividad de las empresas de este país. Hasta una entidad dudosa de toda sospecha como es el Banco de España reconoce que el sistema de negociación colectiva es uno de los culpables de la destrucción de un millón de puestos de trabajo.
Fernández Toxo propuso ayer reducir la jornada laboral para generar empleo. Es una idea sobre la que llevo hablando mucho tiempo, desde que allá por finales de los 90, cuando trabajaba en el ámbito de Internet, las TIC, la eficiencia, el e-Business, etc., como muchos antiguos alumnos recordarán, hablaba del “precio de la eficiencia”: las empresas invierten en capital tecnológico en detrimento del capital humano; la tecnología permite eficiencia (hacer más, con menos) y la concentración de los PIB de las economías avanzadas en servicios informacionales (productos financieros, telecomunicaciones, ocio digital, etc.) en detrimento de los productos físicos (fabricación de coches, muebles, etc.) tiene como consecuencia que cada vez los países avanzados producen más (generan mayor facturación) con menos personas. El precio de tanta eficiencia es, desempleo. La banca electrónica permite que los bancos atiendan hoy al doble de clientes que hace 15 años, con la mitad de empleados; la venta de billetes online y la facturación electrónica han permitido a las aerolíneas reducir personal; las etiquetas de RFID (radiofrecuencia) que poco a poco incorporan los envases de los alimentos, productos de limpieza, etc. harán desaparecer la figura de los cajeros y cajeras en los hipermercados. Como comentaba a fondo en “El último clavo ardiendo” una sociedad cada vez más eficiente por el uso de la tecnología tiene que redefinir las jornadas laborales porque de lo contrario no habrá trabajo para todos. Las personas hemos de trabajar 3 o 4 días a la semana, o mejor, únicamente media jornada. El efecto sobre la sociedad y la economía puede ser muy interesante: más tiempo para el ocio (nuevos negocios), más tiempo para la familia, los amigos (las relaciones humanas) y trabajo de más calidad en las empresas (menor cansancio, menor aburrimiento).
Toxo se apunta a este carro del reparto del trabajo, pero con un “matiz” que no comparto en absoluto: que esa reducción de jornada no lleve aparejada una reducción del sueldo y sea el Estado el que cubra la diferencia.
No se qué ha pesado más en el sindicalista a la hora de formular esta propuesta; si ha sido su anhelo para materializar su sueño de una economía dirigida por el Estado al más puro estilo comunista; o si por el contrario ha sido su falta de conocimientos económicos.
Ya se que el sueño de cualquier sindicalista profesional es que otros le paguen por el trabajo que el no realiza; pero extender ese ideal a toda la sociedad no creo que sea precisamente lo que necesita este país, aquí y ahora. Que nos paguen a todos por no trabajar podría ser un bonito eslogan para presentarse a unas elecciones o para aumentar el número de afiliados a un sindicato. Pero a todas luces es una insensatez.
En primer lugar, porque la idea de que el Estado nos tiene que pagar por no hacer nada (o por hacer lo justo) está lamentablemente cada vez más extendida; la cultura del mínimo esfuerzo impera en un país que toma como modelo a personajes que salen en los reality-show haciendo el canelo para luego vivir del cuento. ¡Ese si que sabe montárselo! , comentan muchos jóvenes que anhelan convertirse en alguien que vive sin pegar un palo al agua. Ya se que sueno carca cuando lo digo, pero hemos de recuperar la ilusión por trabajar, crear, innovar y la cultura del esfuerzo: encontrar gratificación en aquello que nos ha costado y valorar el resultado del esfuerzo. Decir que el estado nos pague por trabajar menos creo que va en la dirección contraria al ideal que hemos transmitir.
En segundo lugar, la propuesta de Toxo me parece insensata después de ver (como comentaba en mi post de ayer) como está la caja del Estado: hace aguas por todos los lados. Mientras Toxo pedía que el Estado pagara a la gente por no trabajar, el FMI avisaba de los problemas en los que se estaba metiendo España debido a su política fiscal: la caída de la recaudación y el aumento del gasto social pueden llegar a estrangular las finanzas del Estado (déficit y deuda); España puede entrar en una larga recesión si hipoteca su futuro.
Otra cosa es que el Gobierno redefina el concepto subsidio de desempleo y se destinen parte de los recursos destinados a una nueva fórmula: en lugar de pagar a los parados por no hacer nada, se paga a las empresas que articulen fórmulas que permitan “desdoblar” cuatro empleos en cinco, compensando a los trabajadores que cedan parte de su tiempo de trabajo para generar nuevos empleos.
Mantener el salario de una persona (de forma artificial) trabajando menos, ahonda en el gran problema actual de la economía española: la productividad de las empresas.
La productividad debiera formar parte de la negociación de los convenios. En un entorno en el que vemos los problemas de competitividad de las empresa españolas en comparación con las alemanas, francesas, etc., mientras recibimos mensajes de diferentes economistas internacionales que dicen que los salarios en España están desacompasados con respecto a la producción (un 25% aproximadamente), en un escenario en el que la solución pasa por reducir un 25% los salarios o incrementar un 25% el resultado (lo que producimos cada persona), resulta contraproducente continuar reivindicando aumentos salariales (por “convenio”) del 2%. Máxime cuando la deflación en España es un hecho (es decir, que reduciendo los sueldos de las personas o simplemente no aumentándolos, los trabajadores no perderíamos poder adquisitivo). Los convenios colectivos van a terminar de dar la puntilla a la maltrecha competitividad de las empresas de este país. Hasta una entidad dudosa de toda sospecha como es el Banco de España reconoce que el sistema de negociación colectiva es uno de los culpables de la destrucción de un millón de puestos de trabajo.
martes, noviembre 03, 2009
Previsiones para 2010
Ayer lunes 2 de noviembre celebramos nuestro encuentro anual en ESEUNE con el prestigioso economista D. Ramón Tamames, con motivo en esta ocasión del acto de apertura del curso académico 2009-2010 de las promociones Executive MBA y Global MBA de la Escuela de Negocios ESEUNE.
Hace un año Tamames nos habló sobre la crisis y sus efectos; ayer intentamos vislumbrar entre todos una hipotética recuperación.
Doce meses atrás estuvimos al borde del colapso (tras la quiebra de Lehman Brothers el 17 de septiembre de 2008). Pero las medidas adoptadas evitaron la hecatombe: los Bancos Centrales han inyectado liquidez en el sistema, los gobiernos reaccionaron elevando las garantías de los depósitos (evitando que millones de ciudadanos hicieran cola en las entidades bancarias para retirar sus ahorros), se han creado fondos de adquisición de activos financieros dudosos para mejorar la salud de los bancos y se han materializado planes de amortiguación de la crisis (del tipo Plan E).
Hoy se habla de la recuperación de la economía estadounidense, que en el tercer trimestre de 2009 ha crecido un 3,5% (con respecto al tercer trimestres de 2008). Pero es curioso comprobar cómo esa noticia ha ilusionado más en España que a los propios ciudadanos estadounidenses, muchos de los cuáles ponen en duda la recuperación. En primer lugar hay que tener en cuenta que ese crecimiento se genera comparativamente con un trimestre negro, como fue el tercero de 2008 en Estados Unidos. Además hay que tener en cuenta que buena parte de ese crecimiento se debe a las fuertes ayudas gubernamentales (como el superplan para salvar a la vieja industria del automóvil en Detroit); y todo ello acompañado de un dólar débil que favorece las exportaciones estadounidenses. De ahí que algunos economistas como Paul Samuelson (primer Nobel de Economía, en 1970) avisen sobre la posibilidad de una “W”.
España 2010
Pero, volvamos a España. La situación para 2010 se vislumbra como muy negativa: más que la situación de 2009. Es cierto que el PIB no seguirá sangrando (pero hemos de tener en cuenta que la caída en 2009 ha sido tan importante, que simplemente el hecho de no crecer ya es de por sí altamente preocupante). Las “sombras” de la economía española en el 2010 vendrán de la mano de su sistema bancario, que ya está siendo puesto en duda por cada vez un mayor número de analistas internacionales. Varios son los informes que dicen que los bancos españoles ocultan su tasa real de morosidad (el endeudamiento de los bancos españoles es de 800.000 millones de euros y un 25% del total –unos 200.000 millones- pueden corresponder a activos “dudosos”); por otro lado se comenta que el stock de viviendas sin vender es mucho mayor del que se reconoce oficialmente; y lo verdaderamente cierto es que no fluye el crédito hacia las empresas, autónomos y familias.
Los planes de amortiguación diseñados por el Gobierno (los 8.000 millones del Plan E; los 5.000 millones del Plan E bis; las ayudas a la compra de automóviles…) han generado un efecto (y miles de kilómetros de nuevas aceras) positivo (conteniendo la evolución del paro, manteniendo activas cientos de pequeñas empresas) pero son planes muy débiles, sin fuerza real para dar impulso a nuestra economía y que esta arranque aprovechando la inercia.
El paro es nuestro principal problema. Hace unos meses le preguntaban al Presidente Zapatero si no temía por revueltas sociales en España, con una tasa de desempleo que camina de forma decidida hacia el 20% de la población activa. Su respuesta al periodista fue que viniera a España y caminara por sus calles para que comprobara por si mismo que en España la gente vivía muy bien.
Tal vez eso sea así por dónde camina el Presidente. En ciudades como Madrid, donde se concentran un importante volumen de trabajadores públicos (funcionarios que en ningún momento ven amenazados sus ingresos, que no temen en absoluto perder su empleo) el nivel de consumo sigue siendo aceptable; fluye el dinero, respiran los comercios, funcionan los servicios. Pero en otras ciudades, pueblos y regiones el panorama es realmente desolador. La gente no se ha echado a la calle y la delincuencia no se ha disparado por dos motivos: tenemos un sistema social que permite a las personas seguir viviendo (subsidios de desempleo, sanidad gratuita, educación gratuita…); las familias pueden pagar su alimentación y los niños pueden seguir acudiendo al colegio.
Por otro lado, la economía sumergida sigue funcionando: de los 600.000 cheques ayuda de 400 euros que tenía preparados el gobierno solo se han recogido 30.000. Hay mucha gente que no está dispuesta a realizar un cursos de formación todos los días para recibir esa ayuda….porque sigue haciendo sus chapucitas cobrando en dinero B, echando una mano al cuñado en el taller, al hermano en el bar….
La economía sumergida actúa como amortiguador de la crisis; pero viene a agravar el segundo gran problema de España: la caída de los ingresos públicos pone en peligro nuestro estados de bienestar (la salud y la educación se van a deteriorar; las pensiones no están por el momento amenazadas…pero si son una amenaza: los compromisos que hay que atender en los próximos diez años, si la economía sigue estancada, van a chupar gran parte de los ya de por si débiles ingresos públicos.
En menos de un año hemos pasado de 11.000 millones de euros presupuestados para pagar los subsidios de desempleo a 35.000 millones (o lo que es lo mismo, como dice Tamames, media docena de AVE´s Madrid-Sevilla). Una tasa de paro tan elevada constriñe la capacidad de un país para desarrollar nuevas infraestructuras, modernizarse, invertir en I+D, potenciar sus Universidades, mejorar la sanidad…..
La crisis tiene muchas papeletas para empeorar; la capacidad del Gobierno para seguir actuando tiene un límite; aunque Bruselas nos autorice a seguir teniendo un déficit elevado o a seguir emitiendo deuda, los amortiguadores del Gobierno en forma de estímulos para la economía no tendrán la suficiente fuerza como para reanimar al paciente. Además, si seguimos disparando la deuda, no somos conscientes de una cosa: algún día habrá que pagarla. ¿Cómo?
A lo largo de la historia de España hemos visto desamortizaciones como la de Mendizabal o la más reciente privatización de las grandes empresas públicas que han permitido al Estados reducir su nivel de endeudamiento. Pero ahora, ¿qué nos queda? ¿Cómo vamos a devolver dentro de diez o veinte años nuestra deuda? A las administraciones públicas no les queda nada por vender para hacer caja…salvo, como decía Tamames, las Cajas de Ahorros. ¿Veremos la desamortización de la cajas? La complejidad política que acompaña a estas curiosas entidades (¿de quién son? ¿cuánto valen? ¿quién las controla?) sitúa en un horizonte muy lejano esta posibilidad.
Lo cierto es que mientras vemos como los ingresos públicos se reducen, asistimos a un crecimiento significativo de las partidas presupuestarias para pagar subsidios de desempleo y amortizar la deuda.
Ya es demasiado tarde para las reformas; pero mañana será más tarde aún
Pocos son, y cada vez menos, los que ponen en duda la urgente necesidad de realizar importantes reformas.
La primera la reforma laboral: la única forma posible de recuperar a buen ritmo parte de los empleos perdidos ( y aliviar el presupuesto del Estado permitiendo seguir potenciando la investigación, el desarrollo, la educación, la innovación…). Trabajo estable, indefinido, temporal, precario….Lo que sea pero trabajo. No es el momento para debates sobre la calidad, sino de hablar sobre cantidad. Hacen falta varios millones de nuevos puestos de trabajo.
La segunda reforma va en paralelo: la reforma de la productividad. Cambiar el modelo productivo es necesario (sustituir el ladrillo y la paella por la biotecnología y las renovables). Pero ese cambio supone casi una generación. Mientras cambiamos el modelo productivo podemos comenzar por cambiar el modo de producir: las empresas españolas son un pozo de ineficiencia; no somos competitivos y nos lastra la productividad. Hemos de mejorar la capacitación del tornero y también la del CEO. Y resulta absolutamente necesaria la redefinición del papel de los sindicatos y la negociación de los convenios (orientándose hacia la productividad, la competitividad, etc.). En definitiva, un nuevo modelo productivo es necesario, pero una nueva forma de producir es urgente (un nuevo modelo de empresa “e-volucionada”)
La tercera reflexión que el país ha de abordar es la del papel de la función pública. En los últimos años la población española ha crecido un 20% y el número de funcionarios un 100%. En algunas Comunidades Autónomas (como Andalucía o Extremadura) el 30% de la población trabajadora es funcionaria. ¿Necesita España ese elevado porcentaje? Y sobre todo, ¿nos podemos permitir ese lujo? La mejora de la eficiencia de la administración es tan importante como la mejora de la productividad de las empresas.
Y por último, hemos de reflexionar sobre la fragmentación del mercado. Somos poco más de 40 millones de consumidores...distribuidos en 17 micro-mercados. Wall-Mart ha dicho que no viene a España porque no es un mercado, sino 17. Un colega estadounidense alucinaba hace unos meses cuando le contaba los problemas para gestionar un residuo tan simple como el aceite industrial: si estás en Pamplona y tus furgonetas responsables del transporte del residuo están ocupadas, mientras las de Vitoria están ociosas…no puedes dar un telefonazo para que vengan a darte apoyo: no sirven las licencias, el personal no está autorizado, probablemente desconozca los procesos a seguir….
En fin, muchas de las cosas que comentaba en mi post del mes de marzo.
La comisión Europea tampoco lo ve claro
Hoy mismo hemos conocido las previsiones de la CE para España: la economía española se contraerá un 3,7% este año 2009 y seguirá cayendo en 2010 otro 0,8%. A partir de ahí, en 2011, una insignificante recuperación de un 1% (insignificante tras dos años de caída). Según Bruselas en 2011 superaremos el 20% de paro: 1 de cada 5 personas en edad de trabajar no podrán hacerlo. La recesión nos acompañará varios trimestres más y únicamente economías avanzadas como la letona, la lituana y la búlgara tardarán tanto como España en abandonar la crisis.
El déficit público se disparará hasta el 11,2% del PIB este año y se mantendrá en torno al 10% en 2010 debido a la caída de los ingresos fiscales, al aumento de las prestaciones por desempleo y a las medidas anticrisis, mientras que la deuda aumentará del 39,7% en 2008 hasta el 74% en 2011. Ese expectacular incremento pone en riesgo la sostenibilidad a largo plazo de las finanzas públicas.
Bruselas también advierte del riesgo de algunas de las medidas fiscales que se han tomado. La eliminación de devoluciones fiscales (en referencia a los 400 euros) y los incrementos del IVA pueden tener también un impacto negativo en el consumo privado.
Y una vez más llegan del exterior dudas sobre nuestro sistema financiero: Bruselas avisa de un inminente incremento en los impagos de hipotecas que podría poner en riesgo la corrección de las balanzas de los bancos muy expuestos al sector de la construcción, lo que podría tener un impacto negativo en la economía real.
La Comisión subraya que España ha seguido perdiendo competitividad durante la crisis porque los salarios han crecido por encima de la productividad debido a las cláusulas de revisión. Los inadecuados convenios a los cuáles nos hemos referido antes pueden conducir, según la CE, como en el pasado, a un importante aumento del paro de larga duración y reducir el potencial de crecimiento potencial de la economía española.
En resumen, preparémonos para una año muy, muy difícil.
Hace un año Tamames nos habló sobre la crisis y sus efectos; ayer intentamos vislumbrar entre todos una hipotética recuperación.
Doce meses atrás estuvimos al borde del colapso (tras la quiebra de Lehman Brothers el 17 de septiembre de 2008). Pero las medidas adoptadas evitaron la hecatombe: los Bancos Centrales han inyectado liquidez en el sistema, los gobiernos reaccionaron elevando las garantías de los depósitos (evitando que millones de ciudadanos hicieran cola en las entidades bancarias para retirar sus ahorros), se han creado fondos de adquisición de activos financieros dudosos para mejorar la salud de los bancos y se han materializado planes de amortiguación de la crisis (del tipo Plan E).
Hoy se habla de la recuperación de la economía estadounidense, que en el tercer trimestre de 2009 ha crecido un 3,5% (con respecto al tercer trimestres de 2008). Pero es curioso comprobar cómo esa noticia ha ilusionado más en España que a los propios ciudadanos estadounidenses, muchos de los cuáles ponen en duda la recuperación. En primer lugar hay que tener en cuenta que ese crecimiento se genera comparativamente con un trimestre negro, como fue el tercero de 2008 en Estados Unidos. Además hay que tener en cuenta que buena parte de ese crecimiento se debe a las fuertes ayudas gubernamentales (como el superplan para salvar a la vieja industria del automóvil en Detroit); y todo ello acompañado de un dólar débil que favorece las exportaciones estadounidenses. De ahí que algunos economistas como Paul Samuelson (primer Nobel de Economía, en 1970) avisen sobre la posibilidad de una “W”.
España 2010
Pero, volvamos a España. La situación para 2010 se vislumbra como muy negativa: más que la situación de 2009. Es cierto que el PIB no seguirá sangrando (pero hemos de tener en cuenta que la caída en 2009 ha sido tan importante, que simplemente el hecho de no crecer ya es de por sí altamente preocupante). Las “sombras” de la economía española en el 2010 vendrán de la mano de su sistema bancario, que ya está siendo puesto en duda por cada vez un mayor número de analistas internacionales. Varios son los informes que dicen que los bancos españoles ocultan su tasa real de morosidad (el endeudamiento de los bancos españoles es de 800.000 millones de euros y un 25% del total –unos 200.000 millones- pueden corresponder a activos “dudosos”); por otro lado se comenta que el stock de viviendas sin vender es mucho mayor del que se reconoce oficialmente; y lo verdaderamente cierto es que no fluye el crédito hacia las empresas, autónomos y familias.
Los planes de amortiguación diseñados por el Gobierno (los 8.000 millones del Plan E; los 5.000 millones del Plan E bis; las ayudas a la compra de automóviles…) han generado un efecto (y miles de kilómetros de nuevas aceras) positivo (conteniendo la evolución del paro, manteniendo activas cientos de pequeñas empresas) pero son planes muy débiles, sin fuerza real para dar impulso a nuestra economía y que esta arranque aprovechando la inercia.
El paro es nuestro principal problema. Hace unos meses le preguntaban al Presidente Zapatero si no temía por revueltas sociales en España, con una tasa de desempleo que camina de forma decidida hacia el 20% de la población activa. Su respuesta al periodista fue que viniera a España y caminara por sus calles para que comprobara por si mismo que en España la gente vivía muy bien.
Tal vez eso sea así por dónde camina el Presidente. En ciudades como Madrid, donde se concentran un importante volumen de trabajadores públicos (funcionarios que en ningún momento ven amenazados sus ingresos, que no temen en absoluto perder su empleo) el nivel de consumo sigue siendo aceptable; fluye el dinero, respiran los comercios, funcionan los servicios. Pero en otras ciudades, pueblos y regiones el panorama es realmente desolador. La gente no se ha echado a la calle y la delincuencia no se ha disparado por dos motivos: tenemos un sistema social que permite a las personas seguir viviendo (subsidios de desempleo, sanidad gratuita, educación gratuita…); las familias pueden pagar su alimentación y los niños pueden seguir acudiendo al colegio.
Por otro lado, la economía sumergida sigue funcionando: de los 600.000 cheques ayuda de 400 euros que tenía preparados el gobierno solo se han recogido 30.000. Hay mucha gente que no está dispuesta a realizar un cursos de formación todos los días para recibir esa ayuda….porque sigue haciendo sus chapucitas cobrando en dinero B, echando una mano al cuñado en el taller, al hermano en el bar….
La economía sumergida actúa como amortiguador de la crisis; pero viene a agravar el segundo gran problema de España: la caída de los ingresos públicos pone en peligro nuestro estados de bienestar (la salud y la educación se van a deteriorar; las pensiones no están por el momento amenazadas…pero si son una amenaza: los compromisos que hay que atender en los próximos diez años, si la economía sigue estancada, van a chupar gran parte de los ya de por si débiles ingresos públicos.
En menos de un año hemos pasado de 11.000 millones de euros presupuestados para pagar los subsidios de desempleo a 35.000 millones (o lo que es lo mismo, como dice Tamames, media docena de AVE´s Madrid-Sevilla). Una tasa de paro tan elevada constriñe la capacidad de un país para desarrollar nuevas infraestructuras, modernizarse, invertir en I+D, potenciar sus Universidades, mejorar la sanidad…..
La crisis tiene muchas papeletas para empeorar; la capacidad del Gobierno para seguir actuando tiene un límite; aunque Bruselas nos autorice a seguir teniendo un déficit elevado o a seguir emitiendo deuda, los amortiguadores del Gobierno en forma de estímulos para la economía no tendrán la suficiente fuerza como para reanimar al paciente. Además, si seguimos disparando la deuda, no somos conscientes de una cosa: algún día habrá que pagarla. ¿Cómo?
A lo largo de la historia de España hemos visto desamortizaciones como la de Mendizabal o la más reciente privatización de las grandes empresas públicas que han permitido al Estados reducir su nivel de endeudamiento. Pero ahora, ¿qué nos queda? ¿Cómo vamos a devolver dentro de diez o veinte años nuestra deuda? A las administraciones públicas no les queda nada por vender para hacer caja…salvo, como decía Tamames, las Cajas de Ahorros. ¿Veremos la desamortización de la cajas? La complejidad política que acompaña a estas curiosas entidades (¿de quién son? ¿cuánto valen? ¿quién las controla?) sitúa en un horizonte muy lejano esta posibilidad.
Lo cierto es que mientras vemos como los ingresos públicos se reducen, asistimos a un crecimiento significativo de las partidas presupuestarias para pagar subsidios de desempleo y amortizar la deuda.
Ya es demasiado tarde para las reformas; pero mañana será más tarde aún
Pocos son, y cada vez menos, los que ponen en duda la urgente necesidad de realizar importantes reformas.
La primera la reforma laboral: la única forma posible de recuperar a buen ritmo parte de los empleos perdidos ( y aliviar el presupuesto del Estado permitiendo seguir potenciando la investigación, el desarrollo, la educación, la innovación…). Trabajo estable, indefinido, temporal, precario….Lo que sea pero trabajo. No es el momento para debates sobre la calidad, sino de hablar sobre cantidad. Hacen falta varios millones de nuevos puestos de trabajo.
La segunda reforma va en paralelo: la reforma de la productividad. Cambiar el modelo productivo es necesario (sustituir el ladrillo y la paella por la biotecnología y las renovables). Pero ese cambio supone casi una generación. Mientras cambiamos el modelo productivo podemos comenzar por cambiar el modo de producir: las empresas españolas son un pozo de ineficiencia; no somos competitivos y nos lastra la productividad. Hemos de mejorar la capacitación del tornero y también la del CEO. Y resulta absolutamente necesaria la redefinición del papel de los sindicatos y la negociación de los convenios (orientándose hacia la productividad, la competitividad, etc.). En definitiva, un nuevo modelo productivo es necesario, pero una nueva forma de producir es urgente (un nuevo modelo de empresa “e-volucionada”)
La tercera reflexión que el país ha de abordar es la del papel de la función pública. En los últimos años la población española ha crecido un 20% y el número de funcionarios un 100%. En algunas Comunidades Autónomas (como Andalucía o Extremadura) el 30% de la población trabajadora es funcionaria. ¿Necesita España ese elevado porcentaje? Y sobre todo, ¿nos podemos permitir ese lujo? La mejora de la eficiencia de la administración es tan importante como la mejora de la productividad de las empresas.
Y por último, hemos de reflexionar sobre la fragmentación del mercado. Somos poco más de 40 millones de consumidores...distribuidos en 17 micro-mercados. Wall-Mart ha dicho que no viene a España porque no es un mercado, sino 17. Un colega estadounidense alucinaba hace unos meses cuando le contaba los problemas para gestionar un residuo tan simple como el aceite industrial: si estás en Pamplona y tus furgonetas responsables del transporte del residuo están ocupadas, mientras las de Vitoria están ociosas…no puedes dar un telefonazo para que vengan a darte apoyo: no sirven las licencias, el personal no está autorizado, probablemente desconozca los procesos a seguir….
En fin, muchas de las cosas que comentaba en mi post del mes de marzo.
La comisión Europea tampoco lo ve claro
Hoy mismo hemos conocido las previsiones de la CE para España: la economía española se contraerá un 3,7% este año 2009 y seguirá cayendo en 2010 otro 0,8%. A partir de ahí, en 2011, una insignificante recuperación de un 1% (insignificante tras dos años de caída). Según Bruselas en 2011 superaremos el 20% de paro: 1 de cada 5 personas en edad de trabajar no podrán hacerlo. La recesión nos acompañará varios trimestres más y únicamente economías avanzadas como la letona, la lituana y la búlgara tardarán tanto como España en abandonar la crisis.
El déficit público se disparará hasta el 11,2% del PIB este año y se mantendrá en torno al 10% en 2010 debido a la caída de los ingresos fiscales, al aumento de las prestaciones por desempleo y a las medidas anticrisis, mientras que la deuda aumentará del 39,7% en 2008 hasta el 74% en 2011. Ese expectacular incremento pone en riesgo la sostenibilidad a largo plazo de las finanzas públicas.
Bruselas también advierte del riesgo de algunas de las medidas fiscales que se han tomado. La eliminación de devoluciones fiscales (en referencia a los 400 euros) y los incrementos del IVA pueden tener también un impacto negativo en el consumo privado.
Y una vez más llegan del exterior dudas sobre nuestro sistema financiero: Bruselas avisa de un inminente incremento en los impagos de hipotecas que podría poner en riesgo la corrección de las balanzas de los bancos muy expuestos al sector de la construcción, lo que podría tener un impacto negativo en la economía real.
La Comisión subraya que España ha seguido perdiendo competitividad durante la crisis porque los salarios han crecido por encima de la productividad debido a las cláusulas de revisión. Los inadecuados convenios a los cuáles nos hemos referido antes pueden conducir, según la CE, como en el pasado, a un importante aumento del paro de larga duración y reducir el potencial de crecimiento potencial de la economía española.
En resumen, preparémonos para una año muy, muy difícil.
jueves, junio 11, 2009
¿Brotes verdes?
Este año la primavera nos ha traído golondrinas, sol, aumento de las temperaturas, polen, alergias y algunos brotes verdes que han desatado la euforia de los optimistas patológicos.
Cierto es que el brutal ritmo de contracción de la economía mundial se ha ralentizado. Pero una cosa es observar a través de la lente de un microscopio el nacimiento de unos pequeños brotes verdes y otra comenzar a preparar la segadora por si acaso.
Por el momento las cifras macro siguen siendo preocupantes; bien es cierto que han dejado de ser catastróficas, pero los índices que nos viene de USA (ventas minoristas, demanda de vivienda, producción industrial…) todavía no son esperanzadores. Si miramos a otras latitudes, el gigante chino sigue sin despertarse y su vecino japonés continúa con encefalograma plano (el FMI prevé una caída de su PIB en 2009 del -7%). La locomotora europea (Alemania) ha metido la marcha atrás y la ferroviaria Merkel no sabe como cambiar la tendencia (previsión del FMI, -6% para este año). Con todo ello el PIB mundial se contraerá un 1,3% este año y vivimos la mayor contracción del comercio mundial (-9%) desde el desembarco de Normandía. A todo esto hay que añadir que estas previsiones del FMI se caracterizan por empeorar de forma progresiva. Por el momento el panorama es horrible; dentro de tres meses tendremos que buscar otro calificativo (y trimestre a trimestre éstos se nos agotan). Porque por el momento solo tenemos clara una cosa: cada nueva previsión ha empeorado la anterior de forma notable.
Aún así hay personas que ven en esta ralentización de la caída una señal de optimismo. Vale; puede supongamos que se haya tocado fondo (que es mucho suponer), pero un brote verde no puede crecer sino desaparecen de su alrededor todas las malas hierbas que impiden su desarrollo. Los optimistas dicen que la economía mundial tocará fondo este mismo año. Pero ese no es el quid de la cuestión. La clave es determinar cuando llegará la recuperación y cuál será su ritmo.
Yo no comparto la descripción que hacen algunos de la actual situación. No estamos en la “estación de los brotes verdes” sino, más bien, en el “ojo del huracán”.
El ojo es un área circular despejada en el centro del huracán. En su seno reina la calma mientras a su alrededor los elementos de la naturaleza desatan su ira.
Tal vez asistamos en los próximos meses a un crecimiento del PIB dinamizado por el largo periodo de descenso del consumo que hemos padecido (la gente tiene ganas) y el espectacular impulso generado por las políticas públicas intervencionistas (los planes de rescate USA, las ayuda al sector de la automoción en Europa, el Plan E en España, etc.) Pero las tormentas no han desaparecido y una vez atravesado el ojo la ya de por si dañada embarcación que representa la economía mundial se tendrá que enfrentar de nuevo con el huracán.
Porque el huracán, a pesar de la falsa sensación de sosiego que se experimenta cuando pasa su ojo, sigue estando ahí. Algunos actúan como el niño que separa su mirada de algo pensando que de esa forma ése algo desaparece. Piensan que si se ignora la crisis ésta desaparecerá. Pero no es tan sencillo ignorar una de las peores recesiones de la historia.
Tampoco podemos obviar que de ninguna de las medidas de política económica que se han adoptado (a pesar de su variedad y magnitud) han conseguido detener la caída (simplemente ralentizarla) y, como comentaba en otros post, el origen de esta gran depresión (el problema con el sistema bancario) sigue sin resolverse. Por si alguno ya no lo recuerda, todo este follón se origina con la valoración de los activos tóxicos. Por el momento no se sabe aún el volumen de los mismos y el problema no tiene visos de resolverse a corto plazo ya que para ello se tiene que recuperar el mercado inmobiliario (para que los activos se saneen).
La segunda fase de la crisis (tras el paréntesis del ojo) tendrá unas consecuencias diferentes, de la misma forma en que son diferentes sus causas. Si en la primera parte del ciclón los vientos huracanados fueron generados por la letal combinación de la explosión de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera internacional, en esta segunda fase el catalizador de los problemas será el paro (Crisis 2.0)
Entraremos en 2010 con cinco millones de desempleados y una tasa de paro del 20%. Las previsiones para ese año hablan incluso de un 22%. A medida que se vayan finalizando los contratos temporales de la época estival y los de las personas que están cavando zanjas y alicatando paseos gracias a la genial idea del gobierno, el paro (que ha visto como su sangría se ha frenado en el mes de mayo y seguirá así los próximos dos meses) volverá a cabalgar como el quinto jinete de la Apocalipsis amenazando con su guadaña a la maltrecha economía española.
Los primeros en pagar las consecuencias de esa segunda fase de la crisis serán las cajas y bancos. La morosidad, hasta ahora contenida, se desatará. En la primera parte de este sainete el problema para los bancos ha sido la liquidez; ahora le corresponde el turno a la solvencia y a la morosidad. Hasta la fecha los balances de los bancos y cajas han contado con la ayuda de los gobiernos para ir tirando, pero el problema de fondo sigue ahí: España está apalancada. Las deudas de las familias, las pymes, los ayuntamientos….siguen estando ahí. Y mientras no entre dinero en el mercado y España no se desapalanque, los bancos tendrán problemas para prestar, las personas para consumir y las empresas para invertir. Familias y empresas endeudados hasta las cejas que ven por extensión como los bienes comprados mediante los compromisos adquiridos con los bancos, bajan de precio mes a mes (desde las casas hasta los coches).
Muchos ven en la liquidez el maná. Dicen que en cuanto los bancos vuelvan a prestar se solucionarán muchos de los problemas; los precios dejarán de caer, las familias consumirán, las empresas invertirán, el paro descenderá…Cierto. Pero nadie parece responder a la cuestión principal: ¿de dónde van a sacar los bancos el dinero para prestar? Los bancos han salido muy tocados de la primera parte de la crisis…y tan mal parados dudo mucho que sobrevivan (muchos de ellos) a la segunda, una vez abandonemos la calma chicha del ojo del huracán.
La deuda del ladrillo con los bancos (los activos tóxicos made in Spain) es espectacular (un millón y pico de pisos vacíos pueden tardar unos cinco años en ser vendidos). Los bancos y cajas españoles se están quedando con miles de casas, naves industriales, terrenos… para maquillar sus balances ante la imposibilidad de los promotores inmobiliarios de devolver sus préstamos. Una medida a la desesperada que ha sido tomada sin encontrar respuesta a la pregunta: ¿quién va a comprar ahora a los bancos y cajas esos pisos?. Alguna entidad reservó inicialmente esos “chollos” en exclusiva para sus empleados. Al vender únicamente tres apartamentos en la playa y dos plazas de garaje, han empezado a ofrecer sus chollos a sus clientes. Y ni con esas se vende un piso. Por dos motivos: la gente piensa que, a pesar del descuento, el precio de los pisos va seguir bajando; y el que no piensa eso y se decide a comprar, no encuentra un banco que le preste. Como decía anteriormente, la medida a maquillado los balances de los bancos (aunque solo sirva para engañarse a si mismos) y ha sacrificado su liquidez, ya de por sí maltrecha, limitando su capacidad para seguir aportando crédito. No me preguntes qué otra cosa podrían haber hecho los bancos porque no tengo respuesta.
Cinco millones de personas cobrando un subsidio de desempleo van a dejar las arcas del Estado temblando. El déficit fiscal (cada previsión supera a la anterior aunque parezca increíble) puede superar ¡el 10%! La Seguridad Social entrará en déficit dentro de unos meses. Panorama horrible, pero, ¿qué sucederá a medida que esos cinco millones de personas dejen de percibir su subsidio de empleo? La morosidad bancaria se disparará; los conflictos sociales se harán insostenibles (ya está aumentando de forma significativa la delincuencia); veremos manifestaciones violentas (en algunas ciudades, como Vigo, ya están asistiendo al preámbulo), huelgas… El Presidente del Gobierno ya ha dejado claro que nada de esto sucederá: se crearán salarios sociales, se aumentarán los periodos de prestación, etc. El déficit que acumularemos lastrará a nuestro país durante una generación entera y asistiremos a una merma de los servicios sociales que tanto han evolucionado en los últimos lustros: sanidad, educación, cultura, transporte…
No será tan fácil ver como los brotes verdes de la economía española se convierten en capullos (es más probable que se produzca el fenómeno inverso y el rostro de algunos de nuestros dirigentes adquiera la tonalidad del cutis de Shrek ) sin realizar reformas severas (cosa que por el momento nadie quiere mentar) y sin reducir nuestras deudas (cosa que por el momento nadie puede hacer). Seguir pensando que las cosas se van a resolver por si solas es una temeridad. Resulta impopular hablar de reducir salarios, beneficios, pensiones, gasto público… pero una economía estancada (por no decir que se hunde) como la española no aguanta con el peso que le ha echado encima muchos meses más. Las vacas gordas se han ido….y tardarán mucho en volver. Admitir la realidad es el primer paso para poder encontrar soluciones.
El otro día un alumno me preguntó si veo la recuperación de la economía española en el primer o en el segundo semestre de 2010. Le respondí que en el segundo semestre de 2010 estaremos en disposición de decir si la economía española podrá recuperarse (o no) a medio plazo y que en caso de respuesta positiva esa recuperación llegaría en 2015. A unos (los más optimistas) mi respuesta les hizo gracia; a otros (los más pesimistas) casi les hace llorar. Un buen navegante no es aquel que espera a que lleguen vientos favorables, sino aquel que tiene habilidad para navegar ajustándose al viento que venga, con independencia de su fuerza y su dirección. No es cuestión ni de reír ni de llorar, sino de potenciar nuestra destreza como marinos.
Cierto es que el brutal ritmo de contracción de la economía mundial se ha ralentizado. Pero una cosa es observar a través de la lente de un microscopio el nacimiento de unos pequeños brotes verdes y otra comenzar a preparar la segadora por si acaso.
Por el momento las cifras macro siguen siendo preocupantes; bien es cierto que han dejado de ser catastróficas, pero los índices que nos viene de USA (ventas minoristas, demanda de vivienda, producción industrial…) todavía no son esperanzadores. Si miramos a otras latitudes, el gigante chino sigue sin despertarse y su vecino japonés continúa con encefalograma plano (el FMI prevé una caída de su PIB en 2009 del -7%). La locomotora europea (Alemania) ha metido la marcha atrás y la ferroviaria Merkel no sabe como cambiar la tendencia (previsión del FMI, -6% para este año). Con todo ello el PIB mundial se contraerá un 1,3% este año y vivimos la mayor contracción del comercio mundial (-9%) desde el desembarco de Normandía. A todo esto hay que añadir que estas previsiones del FMI se caracterizan por empeorar de forma progresiva. Por el momento el panorama es horrible; dentro de tres meses tendremos que buscar otro calificativo (y trimestre a trimestre éstos se nos agotan). Porque por el momento solo tenemos clara una cosa: cada nueva previsión ha empeorado la anterior de forma notable.
Aún así hay personas que ven en esta ralentización de la caída una señal de optimismo. Vale; puede supongamos que se haya tocado fondo (que es mucho suponer), pero un brote verde no puede crecer sino desaparecen de su alrededor todas las malas hierbas que impiden su desarrollo. Los optimistas dicen que la economía mundial tocará fondo este mismo año. Pero ese no es el quid de la cuestión. La clave es determinar cuando llegará la recuperación y cuál será su ritmo.
Yo no comparto la descripción que hacen algunos de la actual situación. No estamos en la “estación de los brotes verdes” sino, más bien, en el “ojo del huracán”.
El ojo es un área circular despejada en el centro del huracán. En su seno reina la calma mientras a su alrededor los elementos de la naturaleza desatan su ira.
Tal vez asistamos en los próximos meses a un crecimiento del PIB dinamizado por el largo periodo de descenso del consumo que hemos padecido (la gente tiene ganas) y el espectacular impulso generado por las políticas públicas intervencionistas (los planes de rescate USA, las ayuda al sector de la automoción en Europa, el Plan E en España, etc.) Pero las tormentas no han desaparecido y una vez atravesado el ojo la ya de por si dañada embarcación que representa la economía mundial se tendrá que enfrentar de nuevo con el huracán.
Porque el huracán, a pesar de la falsa sensación de sosiego que se experimenta cuando pasa su ojo, sigue estando ahí. Algunos actúan como el niño que separa su mirada de algo pensando que de esa forma ése algo desaparece. Piensan que si se ignora la crisis ésta desaparecerá. Pero no es tan sencillo ignorar una de las peores recesiones de la historia.
Tampoco podemos obviar que de ninguna de las medidas de política económica que se han adoptado (a pesar de su variedad y magnitud) han conseguido detener la caída (simplemente ralentizarla) y, como comentaba en otros post, el origen de esta gran depresión (el problema con el sistema bancario) sigue sin resolverse. Por si alguno ya no lo recuerda, todo este follón se origina con la valoración de los activos tóxicos. Por el momento no se sabe aún el volumen de los mismos y el problema no tiene visos de resolverse a corto plazo ya que para ello se tiene que recuperar el mercado inmobiliario (para que los activos se saneen).
La segunda fase de la crisis (tras el paréntesis del ojo) tendrá unas consecuencias diferentes, de la misma forma en que son diferentes sus causas. Si en la primera parte del ciclón los vientos huracanados fueron generados por la letal combinación de la explosión de la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera internacional, en esta segunda fase el catalizador de los problemas será el paro (Crisis 2.0)
Entraremos en 2010 con cinco millones de desempleados y una tasa de paro del 20%. Las previsiones para ese año hablan incluso de un 22%. A medida que se vayan finalizando los contratos temporales de la época estival y los de las personas que están cavando zanjas y alicatando paseos gracias a la genial idea del gobierno, el paro (que ha visto como su sangría se ha frenado en el mes de mayo y seguirá así los próximos dos meses) volverá a cabalgar como el quinto jinete de la Apocalipsis amenazando con su guadaña a la maltrecha economía española.
Los primeros en pagar las consecuencias de esa segunda fase de la crisis serán las cajas y bancos. La morosidad, hasta ahora contenida, se desatará. En la primera parte de este sainete el problema para los bancos ha sido la liquidez; ahora le corresponde el turno a la solvencia y a la morosidad. Hasta la fecha los balances de los bancos y cajas han contado con la ayuda de los gobiernos para ir tirando, pero el problema de fondo sigue ahí: España está apalancada. Las deudas de las familias, las pymes, los ayuntamientos….siguen estando ahí. Y mientras no entre dinero en el mercado y España no se desapalanque, los bancos tendrán problemas para prestar, las personas para consumir y las empresas para invertir. Familias y empresas endeudados hasta las cejas que ven por extensión como los bienes comprados mediante los compromisos adquiridos con los bancos, bajan de precio mes a mes (desde las casas hasta los coches).
Muchos ven en la liquidez el maná. Dicen que en cuanto los bancos vuelvan a prestar se solucionarán muchos de los problemas; los precios dejarán de caer, las familias consumirán, las empresas invertirán, el paro descenderá…Cierto. Pero nadie parece responder a la cuestión principal: ¿de dónde van a sacar los bancos el dinero para prestar? Los bancos han salido muy tocados de la primera parte de la crisis…y tan mal parados dudo mucho que sobrevivan (muchos de ellos) a la segunda, una vez abandonemos la calma chicha del ojo del huracán.
La deuda del ladrillo con los bancos (los activos tóxicos made in Spain) es espectacular (un millón y pico de pisos vacíos pueden tardar unos cinco años en ser vendidos). Los bancos y cajas españoles se están quedando con miles de casas, naves industriales, terrenos… para maquillar sus balances ante la imposibilidad de los promotores inmobiliarios de devolver sus préstamos. Una medida a la desesperada que ha sido tomada sin encontrar respuesta a la pregunta: ¿quién va a comprar ahora a los bancos y cajas esos pisos?. Alguna entidad reservó inicialmente esos “chollos” en exclusiva para sus empleados. Al vender únicamente tres apartamentos en la playa y dos plazas de garaje, han empezado a ofrecer sus chollos a sus clientes. Y ni con esas se vende un piso. Por dos motivos: la gente piensa que, a pesar del descuento, el precio de los pisos va seguir bajando; y el que no piensa eso y se decide a comprar, no encuentra un banco que le preste. Como decía anteriormente, la medida a maquillado los balances de los bancos (aunque solo sirva para engañarse a si mismos) y ha sacrificado su liquidez, ya de por sí maltrecha, limitando su capacidad para seguir aportando crédito. No me preguntes qué otra cosa podrían haber hecho los bancos porque no tengo respuesta.
Cinco millones de personas cobrando un subsidio de desempleo van a dejar las arcas del Estado temblando. El déficit fiscal (cada previsión supera a la anterior aunque parezca increíble) puede superar ¡el 10%! La Seguridad Social entrará en déficit dentro de unos meses. Panorama horrible, pero, ¿qué sucederá a medida que esos cinco millones de personas dejen de percibir su subsidio de empleo? La morosidad bancaria se disparará; los conflictos sociales se harán insostenibles (ya está aumentando de forma significativa la delincuencia); veremos manifestaciones violentas (en algunas ciudades, como Vigo, ya están asistiendo al preámbulo), huelgas… El Presidente del Gobierno ya ha dejado claro que nada de esto sucederá: se crearán salarios sociales, se aumentarán los periodos de prestación, etc. El déficit que acumularemos lastrará a nuestro país durante una generación entera y asistiremos a una merma de los servicios sociales que tanto han evolucionado en los últimos lustros: sanidad, educación, cultura, transporte…
No será tan fácil ver como los brotes verdes de la economía española se convierten en capullos (es más probable que se produzca el fenómeno inverso y el rostro de algunos de nuestros dirigentes adquiera la tonalidad del cutis de Shrek ) sin realizar reformas severas (cosa que por el momento nadie quiere mentar) y sin reducir nuestras deudas (cosa que por el momento nadie puede hacer). Seguir pensando que las cosas se van a resolver por si solas es una temeridad. Resulta impopular hablar de reducir salarios, beneficios, pensiones, gasto público… pero una economía estancada (por no decir que se hunde) como la española no aguanta con el peso que le ha echado encima muchos meses más. Las vacas gordas se han ido….y tardarán mucho en volver. Admitir la realidad es el primer paso para poder encontrar soluciones.
El otro día un alumno me preguntó si veo la recuperación de la economía española en el primer o en el segundo semestre de 2010. Le respondí que en el segundo semestre de 2010 estaremos en disposición de decir si la economía española podrá recuperarse (o no) a medio plazo y que en caso de respuesta positiva esa recuperación llegaría en 2015. A unos (los más optimistas) mi respuesta les hizo gracia; a otros (los más pesimistas) casi les hace llorar. Un buen navegante no es aquel que espera a que lleguen vientos favorables, sino aquel que tiene habilidad para navegar ajustándose al viento que venga, con independencia de su fuerza y su dirección. No es cuestión ni de reír ni de llorar, sino de potenciar nuestra destreza como marinos.
viernes, abril 24, 2009
Echando de menos a Pedro Solbes
Nunca imaginé que podría echar de menos a Pedro Solbes. A pesar de sus eufemismos para no reconocer la crisis, el ExVice tenía una cosa que me gustaba: no estaba por la labor de tirar la casa por la ventana. Las declaraciones de la nueva Ministra hacen sospechar que más que un relevo por cansancio, Zapatero se ha quitado del medio a Solbes y Vegara para que en los Consejos de Ministros no quede nadie que le recuerde que la desmesura en el gasto público nos puede conducir al desastre. Solbes hacía de Pepito Grillo. Ahora en lugar de la voz de la conciencia se escuchará el eco de la voz del Presidente; donde estaba Pepito ahora tenemos a Pepiño.
Lo primero que veremos antes del verano (o durante para que la gente se lo tome con resignación) es una subida de impuestos (ya la estamos viendo, entre otras cosas con subidas de las tasas de aeropuerto, etc.). Con los más de 4.000.000 de parados hoy ya reconocidos oficialmente (y subiendo) los planes de ZP y su Gobierno pueden hipotecar el futuro de España a largo plazo. El elevado gasto público, la cantidad de funcionarios que tenemos en España, las pensiones, el subsidio a millones de desempleados, los “cheques-regalo” de 400 euros, los 20.000 millones que se va a fundir el nuevo Ministro de infraestructuras este mismo año, el dinero para que los ayuntamientos paguen una mínima parte de lo que deben y (lo que muchos no quieren ver pero que tenemos a la vuelta de la esquina) la pasta para intervenir a varias cajas y bancos…nos va a hipotecar durante lustros.
El FMI ha advertido: si se utilizan al cien por cien todas las medidas anticrisis y se consumen todos los importes máximos anunciados o comprometidos por la Administración, la deuda pública bruta de España y la garantizada por el Gobierno o sus instituciones aumentará en 395.000 millones de euros y la ratio de deuda pública sobre el PIB puede llegar hasta el 74%.
Lo primero que dijo la nueva vicepresidenta segunda y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, con rotundidad, es que sí “hay margen fiscal” para lanzar nuevas medidas de gasto contra la crisis. El Gobierno está dispuesto a quemar las naves…y que los que vienen por detrás se las ingenien.
No se ha aprobado ninguna medida que mejore la productividad, la competitividad, la innovación… Miles de millones destinados a aguantar el chaparrón y esperar a que escampe, ajenos a las predicciones de todos los meteorólogos: la borrasca estará sobre nuestras cabezas durante varios trimestres más (incluido todo 2010). Si continuamos así, el panorama dentro de un año, con 6.000.000 de parados y un déficit brutal, será sencillamente demoledor (los efectos colaterales serán catastróficos: paro = -menos consumo = +paro = +mora =+pasta para intervenir bancos =+ déficit….)
¡Ah! y un saludo para los alumnos del MBA de Caixanova en Coruña con los que el pasado lunes y martes tuve la oportunidad de compartir ideas y puntos de vista sobre tos estos temas.
lunes, abril 20, 2009
El inevitable camino hacia la recesión
He de comenzar manifestando mi ignorancia al respecto del comportamiento de los mercados bursátiles, aduciendo como argumento mis grandes meteduras de pata a la hora de comprar y vender acciones cuando me atrevo a ello. De la Bolsa sé más bien poco: solo que a veces sube y a veces baja…pero no necesariamente en ese orden.
Advierto sobre mi falta de conocimientos bursátiles porque voy a comenzar mi comentario haciendo referencia al “calentón” que algunos han experimentado con la subida de la Bolsa española estas últimas semanas (desde que me decidí a “salir” de ella…más o menos, en otro alarde de visión para mi colección). Cierto es que la Bolsa va por delante de la economía…pero una de dos: o va muy, muy, muy por delante…o algo no cuadra. Los que creen ver en la subida de la Bolsa española el final de la crisis a medio plazo (que la Bolsa comienza a intuir la recuperación) creo que son demasiado optimistas. Yo más bien veo una recuperación momentánea fruto de la retirada de los fondos bajistas de valores que ponderan mucho en el Ibex (como la banca..) que intuyo será el preámbulo…de una nueva y más espectacular caída.
Como de costumbre, algunos pensarán que soy demasiado catastrofista…pero lo hago para equilibrar el desaforado optimismo que aflora cuando alguien quiere agarrarse a una noticia positiva…aunque sean algo tan simple (y virtual) como una subida del Ibex, ignorando las otras nueve noticias negativas.
La economía española no va a mejor; y lo que es peor, nada parece indicar que las cosas vayan a mejorar…sino todo lo contrario. Las cifras que se publican son cada vez más inauditas pero lo más preocupante es el efecto que se está generando entorno a ellas; al igual que sucede cuando una persona abusa de los antibióticos, el sobreconsumo cotidiano de cifras negativas hace que la gente se esté haciendo inmune a ellas: cualquiera de los datos que han aparecido en las últimas semanas hubiera hecho temblar a la gente hace un par de años. ¡Solo uno de ellos habría bastado! Y hoy asistimos impasibles a una cascada de cifras negativas inauditas: más de cuatro millones de parados, caídas de las ventas de vehículos del 50%, caída de los créditos hipotecarios en un 40%, caída de la producción industrial en un 25%, de las exportaciones, de la afiliación a la seguridad social, de los precios, intervención de cajas de ahorros….
Hace unos meses algunos optimistas situaban la recuperación en el segundo trimestre de 2009; otros en el segundo semestre. Hoy cada vez quedan menos ilusos que esperan una recuperación a lo largo del año. Visto el panorama me atrevo a pronosticar que 2009 será un año horrible y que 2010 será peor año aún; año en el que superaremos en España el 20% de paro (cinco millones de personas sin empleo). Son muchos los que tras unos años de bonanza están preparados para afrontar una crisis violenta pero corta…como la que se esperaba; pero serán pocos los que puedan afrontar una crisis larga…como la que realmente nos espera.
Es duro reconocerlo, pero las cuotas de bienestar que hemos alcanzado tras muchos y duros años de trabajo..se fugan por desagüe…sin que nadie sepa qué hacer para evitarlo. Las medidas que están tomando nuestro gobernantes están llevando el déficit público a cotas insospechadas hace tan solo unos meses. La caída en la recaudación fiscal por un lado y el aumento de la factura por las prestaciones de desempleo (que algunos quieren prolongar y que terminaría por estrangular al Estado) nos van a generan un déficit más cerca del 10% que del 5%. Una factura que tardaremos años (¿una generación?) en pagar. La merma de los servicios que proporciona el estado de bienestar será considerable: la sanidad, la educación, las pensiones….
Mientras tanto la banca está jugando con fuego…sentada sobre un bidón de gasolina. Como la quiebra de los grandes promotores triplicaría su actual índice de morosidad….se están quedando con sus pisos, apartamentos, adosados…. Por un lado, que nos ofrecen a los clientes por otro con rebajas de hasta el 50% sobre la tasación original (en base a la cual concedieron los créditos en su día). Esa presión sobre los precios que están generando los bancos está generando un efecto perverso en el mercado: el promotor “bueno” (el que sigue pagando sus créditos al banco religiosamente) no vende un solo piso (los pocos que se venden…lo venden los bancos…que son los que ponen el crédito para sus clientes seleccionados). Poco a poco los promotores “buenos” no podrán cumplir con sus compromisos con la banca…y éstas se convertirán en inmobiliarias. Antes de que termine la Liga de fútbol (por cierto….Liga BBVA) en lugar de regalar cheques a los afortunados que meten un gol desde el centro del campo…se les regalará un adosado en Murcia o una nave industrial en Guadalajara.
Y lo peor de todo es que se han puesto miles de millones de euros de las arcas del Estado (es decir, de nuestros impuestos) para intentar salvar la economía…y nada parece indicar que la sangría se esté deteniendo. Cierto es que de momento no han quebrado muchos más bancos, pero el virus aún no ha sido erradicado. Mientras no se sepa a ciencia cierta el volumen de activos tóxicos que circulan por el mundo, el principio del fin del problema no aparecerá. Los bancos seguirán sin prestar, los ciudadanos sin comprar y las empresas…sin fabricar. Recesión habemus.
Advierto sobre mi falta de conocimientos bursátiles porque voy a comenzar mi comentario haciendo referencia al “calentón” que algunos han experimentado con la subida de la Bolsa española estas últimas semanas (desde que me decidí a “salir” de ella…más o menos, en otro alarde de visión para mi colección). Cierto es que la Bolsa va por delante de la economía…pero una de dos: o va muy, muy, muy por delante…o algo no cuadra. Los que creen ver en la subida de la Bolsa española el final de la crisis a medio plazo (que la Bolsa comienza a intuir la recuperación) creo que son demasiado optimistas. Yo más bien veo una recuperación momentánea fruto de la retirada de los fondos bajistas de valores que ponderan mucho en el Ibex (como la banca..) que intuyo será el preámbulo…de una nueva y más espectacular caída.
Como de costumbre, algunos pensarán que soy demasiado catastrofista…pero lo hago para equilibrar el desaforado optimismo que aflora cuando alguien quiere agarrarse a una noticia positiva…aunque sean algo tan simple (y virtual) como una subida del Ibex, ignorando las otras nueve noticias negativas.
La economía española no va a mejor; y lo que es peor, nada parece indicar que las cosas vayan a mejorar…sino todo lo contrario. Las cifras que se publican son cada vez más inauditas pero lo más preocupante es el efecto que se está generando entorno a ellas; al igual que sucede cuando una persona abusa de los antibióticos, el sobreconsumo cotidiano de cifras negativas hace que la gente se esté haciendo inmune a ellas: cualquiera de los datos que han aparecido en las últimas semanas hubiera hecho temblar a la gente hace un par de años. ¡Solo uno de ellos habría bastado! Y hoy asistimos impasibles a una cascada de cifras negativas inauditas: más de cuatro millones de parados, caídas de las ventas de vehículos del 50%, caída de los créditos hipotecarios en un 40%, caída de la producción industrial en un 25%, de las exportaciones, de la afiliación a la seguridad social, de los precios, intervención de cajas de ahorros….
Hace unos meses algunos optimistas situaban la recuperación en el segundo trimestre de 2009; otros en el segundo semestre. Hoy cada vez quedan menos ilusos que esperan una recuperación a lo largo del año. Visto el panorama me atrevo a pronosticar que 2009 será un año horrible y que 2010 será peor año aún; año en el que superaremos en España el 20% de paro (cinco millones de personas sin empleo). Son muchos los que tras unos años de bonanza están preparados para afrontar una crisis violenta pero corta…como la que se esperaba; pero serán pocos los que puedan afrontar una crisis larga…como la que realmente nos espera.
Es duro reconocerlo, pero las cuotas de bienestar que hemos alcanzado tras muchos y duros años de trabajo..se fugan por desagüe…sin que nadie sepa qué hacer para evitarlo. Las medidas que están tomando nuestro gobernantes están llevando el déficit público a cotas insospechadas hace tan solo unos meses. La caída en la recaudación fiscal por un lado y el aumento de la factura por las prestaciones de desempleo (que algunos quieren prolongar y que terminaría por estrangular al Estado) nos van a generan un déficit más cerca del 10% que del 5%. Una factura que tardaremos años (¿una generación?) en pagar. La merma de los servicios que proporciona el estado de bienestar será considerable: la sanidad, la educación, las pensiones….
Mientras tanto la banca está jugando con fuego…sentada sobre un bidón de gasolina. Como la quiebra de los grandes promotores triplicaría su actual índice de morosidad….se están quedando con sus pisos, apartamentos, adosados…. Por un lado, que nos ofrecen a los clientes por otro con rebajas de hasta el 50% sobre la tasación original (en base a la cual concedieron los créditos en su día). Esa presión sobre los precios que están generando los bancos está generando un efecto perverso en el mercado: el promotor “bueno” (el que sigue pagando sus créditos al banco religiosamente) no vende un solo piso (los pocos que se venden…lo venden los bancos…que son los que ponen el crédito para sus clientes seleccionados). Poco a poco los promotores “buenos” no podrán cumplir con sus compromisos con la banca…y éstas se convertirán en inmobiliarias. Antes de que termine la Liga de fútbol (por cierto….Liga BBVA) en lugar de regalar cheques a los afortunados que meten un gol desde el centro del campo…se les regalará un adosado en Murcia o una nave industrial en Guadalajara.
Y lo peor de todo es que se han puesto miles de millones de euros de las arcas del Estado (es decir, de nuestros impuestos) para intentar salvar la economía…y nada parece indicar que la sangría se esté deteniendo. Cierto es que de momento no han quebrado muchos más bancos, pero el virus aún no ha sido erradicado. Mientras no se sepa a ciencia cierta el volumen de activos tóxicos que circulan por el mundo, el principio del fin del problema no aparecerá. Los bancos seguirán sin prestar, los ciudadanos sin comprar y las empresas…sin fabricar. Recesión habemus.
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