lunes, junio 04, 2007

Apología del videojuego

Hace unos meses, en uno de mis post (Papá, de mayor quiero ser innovador) decía una serie de cosas acerca de los niños y su educación (cosas que por cierto reitero en mis clases y conferencias) que han causado (por decirlo suave) mucha sorpresa entre algunos padres de familia. ¡Ojo! Yo no digo que haya que educar así a los niños (¡ni mucho menos!) sino simplemente expreso mis opiniones personales, sin esperar que éstas sean compartidas. A muchos les sorprenden comentarios como “si es un niño pelín rebelde (desafía y cuestiona la autoridad, la rutina y los paradigmas preestablecidos) el chaval promete……Si es un niño “segurola” y prudente, pierde puntos…..si los padres tienen a su criatura “sobreprotegida”, en “palmitos”, el chaval no sabrá lo que es el riesgo hasta que a los 25 años …. Si su hijo es el primero en subirse a un árbol o en lanzarse con la moto de plástico por una rampa, el chaval apunta maneras…. Si el niño no tiene ni gracia ni sentido del humor, a lo mejor llega a ser cirujano cardiovascular, registrador de la propiedad o astronauta. Pero para ser innovador ha de ser un poco cachondo: ríe, entretiene, divierte, hace el payaso, cuenta chistes en clase (chupa pasillo por ello) y aprecia las incongruencias y sorpresas….etc”

Como decía, muchas de esas cosas son criticadas por muchos padres (pero cada uno educa a sus hijos como quiere…o como sabe). Las siguientes reflexiones de este post seguro que tampoco van a generar un acuerdo unánime por parte de los lectores (pero como sabéis…eso es precisamente lo que busco)

Estoy hablando de los (en ocasiones denostados) videojuegos. Yo tengo claro que hay que dejar a nuestros hijos jugar con ellos porque les prepara mejor para la compleja sociedad en la que tendrán que vivir. Muchos padres ven en los videojuegos un problema, aunque sólo sea porque ignoramos su impacto en el sistema de aprendizaje “informal” de nuestros hijos y dudan si las horas que sus vástagos dedican a darle al mando de la Play servirán para hacerles personas de provecho el día de mañana. Yo lo tengo claro: les voy a dejar que jueguen porque de no hacerlo pienso que les estaré limitando sus posibilidades de cara al día de mañana. Los videojuegos son una parte importante de su educación.

Tengo una teoría (que no está científicamente avalada) pero creo que la inmensa mayoría de los padres, psicólogos y pedagogos que ponen “a bajar de un burro” a los videojuegos, en su vida han jugado con ellos (tal vez alguna partidita que otra al Tetris). De manera que esta experiencia es incomprensible para ellos (muchos padres ni tan siquiera han hecho el esfuerzo de jugar una partidita con sus hijos)

He leído en el blog de Infonomia algunos comentarios sobre un libro reciente que recoge los resultados de una investigación sobre este tema: “The kids are alright”, de Beck y Wade.

En primer lugar llama la atención el tamaño de esta nueva generación (los “gamers”) que, sólo en Estados Unidos, son más de 90 millones de personas (esta cantidad es muy superior a la de los baby boomers, que ha marcado la sociedad y economía norteamericana durante las últimas décadas). La penetración de los videojuegos es espectacular: el 92% de los adolescentes americanos juegan con sus consolas. Supongamos que sea cierto lo que algunos “apocalípticos” (parafraseando a Eco) dicen de los videojuegos y mantengamos a nuestros hijos alejados del mando de la Play: no se si así conseguiremos que sean mejores o peores que los demás (el tiempo lo dirá) pero seguro que serán “diferentes” al 90% de la población occidental.


El libro dice una cosa que me parece muy interesante: los videojuegos han creado una manera diferente de estructurar el cerebro de nuestros hijos. Aunque muchos padres (que nunca se han sentado delante de la Play -¡eso si que es brecha generacional!) no tienen ni idea sobre ello, los videojuegos son programas muy complejos que requieren de nuevas combinaciones de tareas cognitivas y formas diferentes de usar la capacidad de proceso del cerebro. Teniendo en cuenta que en Estados Unidos hay 90 millones de personas cuyo cerebro se está adaptando a esos procesos, cabe pensar que el día de mañana (a la vuelta de la esquina) las personas precisaremos esas actitudes y aptitudes de cara al trabajo que nos tocará desempeñar. Manteniendo a nuestro hijos lejos de la PlayStation estaremos limitando su potencial y dejándoles en inferioridad de condiciones.

Voy más allá: sería bueno, de cara a evitar que el día de mañana nos dejen fuera de juego (como les ha pasado a muchas personas mayores de 55 años que en su momento pasaron olímpicamente del ordenador, Internet, etc.) que los padres dedicáramos más horas a jugar con la PlayStation (de la misma forma en la que en los años noventa tuvimos que meter en los programas MBA una asignatura de “informática de usuario” creo que dentro de poco tendremos que poner a los ejecutivos a jugar con la Play como módulo obligatorio del Master)

Sin duda (y el libro lo corrobora), la generación del videojuego (game generation) tiene mayores habilidades visuales (memoria visual y capacidad para generar mapas mentales); tiene mayor capacidad para pensar de forma sistémica y paralela (no solo lineal y secuencial. Y estimula su capacidad para tomar decisiones (entre decenas de opciones) cada segundo que pasa (una habilidad cada día más necesaria en el entorno empresarial que nos toca vivir). El mundo (como los videojuegos) está construido de elecciones y los videojuegos entrenan a nuestros hijos para elegir con velocidad y acierto.

Además, nuestros hijos se están acostumbrando a un mundo repleto de estímulos audiovisuales: chatean mientras ven la tele, escuchan la música mientras estudian, juegan al ordenador mientras hablan por el móvil, envían SMS mientras ven la tele…Su capacidad para “abrir y cerrar ventanas” en su cerebro (como en el Windows) es espectacular (aunque como dice el post de Infonomia los neurólogos nos advierten que el cerebro humano tiene que hacer una tarea tras otra y no es multitarea)

También quiero aprovechar la oportunidad para meter caña a ese mito que asocia videojuegos y niños menos sociables. En mi modesta (y como siempre probablemente equivocada opinión) me parece falso: no hay más que ver cómo hablan “offline” del videojuego “tal y cual”, como se intercambian videojuegos o como juegan varios niños en una misma habitación…¡o en Red! Los chavales de hoy son más sociables de lo que creemos y sus redes sociales también.

Y, ¡qué tiene de malo que los videojuegos sean competitivos! El mundo sigue siendo darviniano y no viene mal que nuestros niños aprendan a luchar (en el buen sentido de la palabra) y a experimentar esa satisfacción que produce alcanzar los objetivos (“pasar pantalla”) y superarnos cada día (un nuevo “record de puntos”; “nuevas pantallas”).

Por último, los videojuegos ayudan al “futuro innovador” porque les enseña tres importantes lecciones.

Primera, “el fracaso es parte del proceso que lleva al éxito”;

Segunda, “no se va a ninguna parte sin asumir riesgos”;

Tercera: “los manuales sirven de muy poco; mejor que seguir las instrucciones hemos dejarnos guiar por nuestra intuición y el aprendizaje viene a través del prueba-error”.

¡Sin autoridad! ¡Sin normas! ¡A través de la acción! ¡Aprendiendo a base de cometer errores! ¡Siempre con ganas de volver a intentarlo! ¡Consiguiendo la superación a través de la experimentación permanente!

¡Qué interesantes son los videojuegos para la educación de nuestros hijos!

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Uhmmm…., como siempre muy interesante tu reflexión sobre la educación. Cómo se nota que tienes hijos varones, porque si te das cuenta ese tipo de juegos es mayoritariamente de niños.

Según tu reflexión, se podría decir que en un futuro las niñas como mayoritariamente no juegan a la play estarán en desventaja con los niños. Vamos que el futuro es de los hombres.
Como todo hay que cogerlo con pinzas. Hay bastantes formas de ir entrenando la mente. Por supuesto que una es poniendo a prueba nuestra destreza y capacidad para tomar decisiones en un corto espacio de tiempo. Pero eso se puede conseguir con la Play o con la Barby. Me explico, la capacidad de imaginarse y montarse historias con un muñeco a veces supera la capacidad, extrictamente de habilidad, en meter un gol, no salirse del cirucuito, o meter una canasta. Este tipo de juegos no genera historias increibles, no fomenta la imaginación (imprescindible para un futuro innovador). Ni tampoco los de darse bofetadas, luchar con espadas o con armas automáticas.

Quizás con este tipo de juegos, lo que estamos creando sean futuros “mascachapas” que conducen creyendo que nunca saldrá el cartel de “game over”, o futuros adolescentes donde lo único que les importa es ser una estrella de fútbol, baloncesto, etc.

Con todo esto no digo que tengan que estar prohibidos los videojuegos, pero coincido contigo en que tenemos (los padres) que jugar con ellos y hacerles que vean el enfoque innovador que mencionas.

En mi época sólo existía el viejo Spectrum. Una caja negra con teclas de goma que producía un ruido infernal cada vez que querías meter un juego. Si sólo te quedas con los juegos, lo único que conseguías es una pequeña fama por ser el mejor. Sin embargo, si tienes inquietudes y empiezas a indagar en cómo funciona ese bicho, qué se puede hacer con él, empiezas a “crear” programas propios, notas que se queda corto para las ideas que tienes, eras el bicho raro que perdía el tiempo, pero eras un futuro innovador.

Quiero decir con esto, que no sólo tiene que ser interesante para un chaval el jugar a la Play, sino que se le tiene que abrir la mente para ser un futuro innovador y no un futuro “neurona quemada”.

Un saludo,
Machuhuevo

Enrique de la Rica dijo...

Veo que has dado en el clavo...tenemos que dejar que los niños jueguen con la Play, pero hay algo más importante: jugar con ellos a la Play....y así ayudarles a identificar nuevos caminos, nuevos estímulos....a pensar...¡y por qué no a desmontar la Play! ¡Cuantos de nuestros viejos cacharros -el Amstrad, el MSX...- terminaron destripados!

Anónimo dijo...

Hay mucha gente que aprende un idioma viendo telenovelas en la televisión, y yo confieso que al igual que otros muchos chicos de mi generación empecé a aprender inglés gracias a los videojuegos. Así que entenderéis que sea un fiel defensor del uso de las nuevas tecnologías entre los más jóvenes. Cuanto más pequeño empiece uno a manejar el movil, ordenador, internet, consola, videojuegos... mucho mejor. Como anécdota comentaré que soy padrino de un niño de 9 años y este año le he regalado la xbox 360. Estoy seguro de que le estoy haciendo un gran favor para el día de mañana. Y el chiquillo está encantado de lo lindo !! El futuro es de los jóvenes, y todos queremos lo mejor para ellos. La clave del asunto está en hacer un uso responsable de dichos avances tecnológicos que marcarán el futuro más inmediato de nuestra sociedad.

Con frecuencia los padres han tratado de alejar a sus hijos de sus consolas, ordenadores o portátiles pensando que estas perjudican la capacidad del niño para relacionarse con otros, que atrofian partes de su cerebro o que los distraen de actividades obligatorias y los hacen perder el tiempo en algo que no sirve más que para el entretenimiento.

Personalmente creo que no se ha explorado el terreno de los videojuegos por completo, no se ha considerado los alcances educativos que podrían tener. Ahí va una sugerencia... ¿ Por qué no implementar consolas de videojuego en las aulas como herramientas que ayuden al alumno a indagar en temas difíciles como matemáticas o historia? ¿Qué os parece? De esta manera los estudiantes se interesarían más por los temas y se atreverían a buscar más información al respecto en otros medios.

Es muy difícil que los padres acepten los videojuegos como nueva forma de enseñanza ya que desde hace años se han enfrentado a ellos, los han proclamado una especie de rivales que atentan contra la educación de sus hijos.

Las primeras generaciones de videojugadores ya han llegado al mundo empresarial y de los negocios. Ellos, con una visión radicalmente diferente a la de los pioneros de los años ochenta, demandan aplicaciones inteligentes para una tecnología que los formó en el manejo de imágenes y sonidos digitales.

Creo que la socialización de las actuales generaciones de jóvenes no podría explicarse si no es a partir de esa industria, incluso dentro de los grupos sociales con menos recursos.

En resumen,los videojuegos, además de constituirse como una gran industria, forman parte ya de una cultura, de una sociedad y, sobre todo, que se pueden utilizar inteligentemente. Tratar de ignorarlos, menospreciarlos o dejarlos en un segundo lugar en el marco de la vida cotidiana de niños y adolescentes sería un error, pues de ese nicho van a derivar, en algunos años, las propuestas más desafiantes en el campo de la información, la comunicación y el conocimiento.

Así que cuando mucha gente se rie de que jóvenes de treinta y tantos años siguen pasando las tardes enfrente de la Play, piensen: están pasándoselo bien y aprendiendo. Ahí está la clave de la vida. Disfrutar aprendiendo.

Manuel Pérez Suárez

Anónimo dijo...

LOS VIDEOJUEGOS EN EL AULA

Según un estudio reciente, más del 70 por ciento de los docentes españoles jamás usó un videojuego, mientras que más del 82 por ciento de los estudiantes los utiliza regularmente.

La brecha generacional es abismal, verdad? Loa más grave del asunto es que el 70 por ciento de los docentes consultados cree que los videojuegos podrían generar conductas “antisociales” en las aulas.

Ya va siendo hora de que el videojuego deje de ser el culpable de todos los males para transformarse en una opción de trabajo. El videojuego puede y debe ser trabajado en la escuela si se lo considerara significativo para la comunidad.

Los chicos no son hojas de papel en blanco o tablas rasas en las que los profesores tienen que llenar blancos, sino que traen conocimientos de fuera de la escuela y el videojuego es uno de ellos. Al pensar en una escuela democrática en la que todos tengan voz y voto, el videojuego es uno de los asuntos más citados.

La escuela no puede cerrar sus puertas a este tema. Juego con los videojuegos desde que tenía diez años y - excepto algunas noches en que dormí menos - nunca tuve problemas relacionales, de aprovechamiento escolar o de cualquier otro tipo. Siempre he jugado videojuegos violentos y no por eso me volví más o menos violento.

Pienso que los videojuegos pueden ejercer influencia del mismo modo que lo hacen los libros, la televisión, el cine, los amigos, la familia, etc.

Asi que... ¿para cuando clases en la universidad con videojuegos?

Tarde o temprano tendremos que acostumbrarnos a ello...

Manuel Pérez Suárez

Obelixster dijo...

Hay que recordar que numerosos estudios certifican que los juegadores asiduos desarollan más su respuesta más veloz a estímulos externos, además de tener una cordinación mayor.
P.D. Me encantó, Enrique, la charla que diste en las CCAI (Vigo)la encontré muy enriquecedora.

Renato dijo...

Que me pareció muy bueno este comentario de la relación e influencia de los videojuegos con la educación, es algo que yo siempre comentaba y me respondían que estaba totalmente equivocado, y hasta loco; particularmente yo nací en los ochenta y por consiguiente viví el incio del cambio revolucionario de los videojuegos cuando en la década de los noventa ingresa al mercado el nintendo desplazando al atari en todo aspecto y por mucho. Personalmente estos videojuegos me dieron 3 grandes aportes en mi educación que fueron: 1) la perseverancia para terminar el juego, esas amenecidas para querer terminarlo demuestra constancia, que si es aplicada en otras facetas de la vida contribuye como en las amanecidas para estudiar para el examen que decidía la aprobación de algún curso, 2) hay que reconocer que muy pocos leemos el manual (instrucciones)y en mis tiempos no había internet para ver los "trucos" por lo tanto en juegos como La Leyenda de Zelda era uno mismo que tenía que investigar, y ahi nace la explotación de otra habilidad: la investigación y finalmente 3) cuando el videojuego trabaja como un estímulo, por ejemplo, uno de los castigos comunes impuesto por los padres era el de no permitir que el uso del videojuego cuando existía una mala conducta; sin embargo los padres te dicen que si superas dicha conducta mediante notas, actitudes etc... puedes volver a jugar el videojuego, e ahi cuando nace la motivación en querer recuperarlo y el aprendizaje de no volver a hacerlo, ya que se valora más algo que se pierde y luego se recupera.
Renato Vila