viernes, octubre 24, 2008

Es el fin de una era

Estamos viendo continuos recortes de personal en la industria del automóvil. Escuchamos comentarios como “ajuste de plantilla coyunturales…hasta que la situación se normalice”. ¿Acaso alguno piensa que eso será posible?

Ya lo anunciábamos en el libro “De la Empresa Jurásica a la Empresa Evolucionada” en el año 2002. Es el fin de una era. Y las empresas que no hagan sus deberes, desaparecerán. Se extinguirán, como los dinosaurios. Y las primeras en caer serán estas empresas del sector automoción.

Henry Ford, el padre de la industria de la automoción, con su fabricación continua, en cadena… buscando llenar América con millones de coches, es todo un icono del problema.

No es cuestión de aburrir al lector con una chapa sobre historia, así que avanzaré rápido. En 1929 llega la Gran Depresión que entre otras cosas alienta a los Fascismos de la vieja Europa que nos llevan directos a la II Guerra Mundial. Tras el caos, hay que reinventar el mundo y algo así se hace entre el 1 y el 22 de junio de 1944 en un complejo hotelero de New Hampshire llamado Bretton Woods. Bajo las directrices de gurús de la época como el americano Harry Dexter White y el británico John Maynard Keynes se establecieron las reglas para las relaciones comerciales y financieras entre los países más industrializados del mundo (allí se decide la creación del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional y el uso del dólar como moneda internacional)

Aquellos acuerdos de Bretton Woods entraron en vigor en 1946. El motor de la economía iba a ser el consumo. Los gobiernos han de hacer todo lo posible para que la gente consuma. De esta forma, las fábricas (fordismo) tendrían que trabajar a dos…a tres turnos…ampliar plantilla…porque hay que producir más…cientos de unidades al día….miles, millones… ampliar la fábrica…. comprar más máquinas…. comprar más materia prima…. dar trabajo a más gente… más gente que consume…. más productos que se necesitan… crecer, crecer, crecer…. consumir, consumir, consumir…

Ese ha sido el paradigma de las últimas seis décadas. El consumo es el motor de la economía y todos hemos de lubricarlo. Pero claro, en un momento determinado la gente (que venía de una Guerra en la que había quedado sin nada) ya tenía de todo. Pero el motor no se puede gripar. Hacen falta nuevos productos, productos que duren menos, estimular el deseo de tirar el viejo producto y adquirir uno nuevo… más caro… más completo….

Ese mundo ha generado unas tasas de insatisfacción desconocidas. Hoy la gente es menos feliz que hace cien años. Trabajamos para consumir; y cada vez tenemos que trabajar más, porque si no consumimos, el mundo que nos rodea nos hace parecer una mierda. El trabajador americano que sale de casa a las cinco de la mañana, malcome una puta hamburguesa en 30 minutos y curra hasta que el sol comienza a perderse por el horizonte del océano Pacífico, es todo un icono del ser humano que ha creado ese modelo: un pobre desgraciado atrapado en el sistema.

Lo que sucede ahora es que la gente se ha dado cuenta. No. No se trata de una crisis de créditos subprime, ni de una crisis bancaria, ni de una crisis finanicera…como algunos nos quieren hacer ver. Se trata de una crisis de sistema. Como en muchas ocasiones me han oído decir mis alumnos, no vivimos en una época de cambio…sino un cambio de época.

Las personas comienzan a darse cuenta que el consumo no genera satisfacciones (como decía el marketing…”satisfacer las necesidades del cliente”) sino que es el origen de muchas de sus insatisfacciones (entre ellas, la esclavitud de millones de personas que ven su trabajo como una condena).

La gente se ha preguntado: ¿Y qué pasa si no tengo una televisión de plasma de 42 pulgadas? ¿Y qué más da si en lugar de vestir con Armani me compro la ropa en Zara? ¿Y qué más da si la mesita del salón es de Ikea? ¿Y qué pasa si no cambio de coche cada cinco años? Y la respuesta no es simplemente “no pasa nada” sino que en muchos casos es “’¡joder! ¡Si soy más feliz!”
Volvamos a las empresas. Muchas de ellas han diseñado sus escenarios con dos premisas incuestionables según ellos:

- La gente no puede dejar de consumir (y si ellos no lo hacen, los chinos lo harán)
- Tenemos que crecer, para satisfacer ese consumo estimulado, pero eso si, con el dinero de los demás (en realidad con el dinero de los mismos consumidores). Las empresas necesitan endeudarse para funcionar. Son pocas las que funcionan con recursos propios (y estúpidas dirían muchos) y todo se basa en endeudarse: los consumidores para adquirir y las empresas para producir aquello que los consumidores desean consumir.

Y hay una tercera derivada, que si bien no es incuestionable, pocos quieren hablar de ella: el modelo nacido de Bretton Woods, basado en el consumo, plantea consumir “hasta el infinito” (¡y más allá!). Pero de la casualidad de que el mundo es “finito”. No hay recursos en el planeta para sostener el sistema.

Total, que no es una crisis financiera, sino crisis de sistema.

Vuelvo a los coches. Hoy leo que las acciones de Volvo caen un 21%, las de Reanult un 12,5%, las de Peugeot un 11%. Hace unos días dije que pronto íbamos a ver quebrar (desparecer…nada de “regular empleo”…sino desintegrarse completamente) en los próximos meses al menos tres grandes empresas de automóviles: una en USA (GM tiene todas las papeletas) otra en Europa y una en Asia.

No es que quiera dármelas de adivino. La cosa es clara. No pueden vivir sin un volumen de producción de la leche. Para ello como decía necesitan que la gente cambie de coche cada tres años. Y la gente, no es que no pueda (que no puede) sino que, aunque vuelva dentro de un par de años a “poder”, no le va a “dar la gana”. Además, el coche es algo cada vez más estúpido. Es casi imposible moverse con él por las ciudades; el 90% de su vida útil está parado (en el garaje de casa, en la calle cuando trabajamos); se lleva una buena tajada de nuestros ingresos (el seguro, las ruedas, mantenimiento, la plaza de garaje.

El primer dinosaurio, la primera empresa jurásica, está a punto de caer. ¿Qué especies sobrevivirán? Como decía mi gurú favorito, “no serán las más fuertes; ni tan siquiera las más inteligentes; las especies que sobrevivirán son aquellas que mejor se adapten al cambio”.

jueves, octubre 09, 2008

¿Cuanto vale una paella?

¿Cuanto vale un plato de arroz? Una cosa es lo que cuesta (que puede ser menos de un 1€; se hace macropaellas por 300€ con las que comen 500 personas) y otra lo que vale: lo que el cliente está dispuesto a pagar por él. Y este aspecto guarda relación directa con el VALOR: la relación entre lo que paga (el precio) y los beneficios que recibe.

Ayer vimos como un restaurante de Barcelona, el Morrysom, daba menús por 1€. Un plato de arroz (más un segundo plato y un postre) por 1€. También vimos hace unos meses un restaurante de Valencia que daba paellas a 5€.

Y ayer también vi que Sofrito, un establecimiento de cocina de puertoricense situado en el Upper East Side neoroquino, presentaba nuevo plato: una paella de marisco que se vende por 1.000 dólares.



Cierto es que la paela de marras llevas ingredientes importados de España (jamón ibérico y angulas) y de Italia (trufas y aceite de trufa) y con productos estadounidenses, como las langostas (Maine) o las gambas (Alaska). Pero no deja de ser una puñetera paella.

El dueño (un tal Morales) se ha "inspirado" en el restaurante que vende pizzas para pijos por 1.000 pavos o los varios establecimientos que cobran 200 dólares por una haburguesa. Según él, la paella de mil pavos será un éxito a pesar de la crisis económica. ¿Por qué? Porque dice que existen clientes con dinero suficiente y disponibilidad para gastarlo (entre los habituales del Sofrito están la actriz Jennifer López o el jugador de béisbol Carlos Beltrán).

Según la guía gastronómica de Nueva York Zagat 2009, que acaba de salir al mercado, el 38% de los neoyorquinos están reduciendo sus comidas en restaurantes exquisitos por la ralentización de la economía. Por primera vez desde 2003 se ha recortado el número de aperturas de restaurantes en la gran manzana (de 163 a 119). Y los que abren, sufren de lo lindo por la falta de clientela.

Es un ejemplo de la bipolarización de los mercados y el valor del VALOR

martes, octubre 07, 2008

Vaya crisis

He decidio llevar un "diario de la crisis", a mdo de cuaderno de bitácora de un navegante que transita por mares turbulentos, en http://vayacrisis.blogspot.com/

viernes, octubre 03, 2008

Crisis, crisis, crisis

Seguro que en más de una ocasión, a lo largo de las últimas semanas, cuando te has sentado delante del televisor y te han bombardeado con noticias sobre la crisis (quiebras, planes de rescate, caídas de la bolsa, paro…) te has preguntado…¿Y todo esto? ¿Por qué?

Hemos leído y escuchado muchas cosas sobre ello. He refundido algunas de las más clarificantes para intentar explicar de forma sencilla qué es lo que está pasando.

Los orígenes

Todo comienza con Internet. Si, si; aunque parezca mentira, ahí está el origen. En 1992 comienzan a aparecer artículos de una “cosa llamada Internet”; se multiplica el número de usuarios, de sitios web; aparece el comercio electrónico; y algunos escribimos cosas (“Marketing en Internet” a mediados de los 90) como: “Internet no es un fenómenos informático; ni tan siguiera un nuevo medio de comunicación; Internet es un mercado”.

Y las personas comenzamos a volvernos locas con eso de Internet. Amazon nace en 1994 y poco después sale a Bolsa multiplicando por 200 su valor; en España vivimos algo similar con el fenómeno Terra; nace el fenómeno de las stock options y vemos come empleados de pequeñas puntocom que salen a bolsa se hacen millonarios en menos de una semana; y así cientos de casos.

Hasta que un día la burbuja estalla. Comienzan a quebrar puntocoms (como el caso de e-Toys sobre el que tanto habíamos hablado a finales de los 90 y sobre el cual todavía algunos me siguen vacilando), las que sobreviven pierden un 80% de su valor en bolsa; las stock options ya no valen nada; los ejecutivos que dejaron puestos de trabajo estupendos para irse a currar a una puntocom se quedan en el paro y tienen que devolver el Porsche Boxter que pagaban con un leasing…

La economía americana despierta de su sueño inmersa en una pesadilla. Y es entonces, en 2001, cuando, para aliviar las penas y reactivar una economía que se había acostumbrado a un ritmo desmesurado, la Reserva Federal de Estados Unidos comienza a bajar los tipos de interés: del 6,5% al 5%; del 5% al 4%; en dos años el precio del dinero cae hasta el 1%. ¡Dinero gratis! O casi…

La era del dinero gratis

Algunos entonces se meten una sobredosis de crédito…porque con esas condiciones, el que no se endeudara sería imbécil. Sobre todo en un mercado que empezaba a despegar: el mercado inmobiliario.

Como el dinero es barato, la gente cambia de casa. Por unos pocos dólares al mes, una vivienda el doble de grande; y con jardín, garaje para cuatro coches, piscina… En menos de 10 años el precio real de las viviendas en Estados Unidos se multiplica por dos.

Pero no todos estaban felices con los tipos tan bajos. Los bancos veían como su negocio se hacía cada vez más pequeño: por un lado daban préstamos a un tipo de interés ridículo; y claro…por el otro lado, al que hacía un depósito como mucho le regalaban una agenda y un boli BIC con el logotipo del Banco…porque lo que es remunerarle… (y a los capullos que lo tenían en una cuenta corriente…ni eso: cero de interés y encima les cobraban comisiones de mantenimiento). Los márgenes de intermediación de la banca se estrechaban peligrosamente. Había que hacer algo al respecto. La respuesta parecía obvia:

- Si ganamos poco con cada operación y queremos volver a ganar la pasta que ganábamos antes, tenemos que hacer 10 veces más operaciones. Es decir, buscar más clientes.

- Si ganamos una mierda trabajando con los clientes de toda la vida, busquemos otros clientes a los cuáles podamos cobrar más intereses (y así es como muchos bancos dejaron, por necesidad, de ser tan segurolas y comenzaron a dar préstamos más arriesgados con los cuáles cobraban más intereses)

Algún iluminado mezcló las dos opciones (hacer más operaciones y con mayor riesgo) y se ocurrió ofrecer hipotecas a un tipo de clientes a los que en la puñetera vida habrían dejado entrar en el banco: al tiradillo sin trabajo fijo, sin ingresos fiables y sin propiedades (lo que Abadía llama “ninja”: no income, no job, no assets - http://leopoldoabadia.blogspot.com/ )

Los vendedores de sueños

Un tío trajeado se encontraba a un homeless durmiendo la mona en el porche de una casa semiabandonaba y le despertaba dándole una pequeña patadita con su zapato italiano en la espalda diciéndole: “eh tío; ¿qué haces ahí durmiendo con el frío que hace? ¿No estarías mejor dentro? ¿Qué te parece si te compras la casa?”

No; no era un sueño. Era realidad (aunque a la larga si fuera un sueño: una pesadilla para ser más precisos). El tipo del traje de 600 dólares es uno de los miles de vendedores de hipotecas que muchos bancos habían puesto a patear calles en busca de nuevos clientes a los cuáles jamás se les habría concedido un préstamo (no tenían ni puñetera idea sobre solvencia…y su sueldo dependía directamente del número de hipotecas que conseguía). Y así fue como a millones de individuos sin propiedades previas ni ingresos fiables los bancos les dieron pasta para comprar una casa (eso si, como compensación por nuestra generosidad –gracias a nosotros tendrás casa propia- te vamos a cobrar un tipo de interés mayor). Muchas personas que vivían de alquiler vieron como era más barato comprar una casa (y el que se quedaba de inquilino era tachado de estúpido).

Además, como el precio de la vivienda subía cada mes, algunos bancos no veían mucho riesgo conceder créditos hipotecarios por un valor superior al valor de la casa que compraba el ninja (los listos de ellos –los bancos- pensaban que, con el citado boom inmobiliario, esa casa, en pocos meses, valdría más que la cantidad dada en préstamo al pobre ignorante).

Las “prime” y las “subprime”

A las hipotecas con poco riesgo de impago se les llamaba “prime” (en una escala de 300 a 850 puntos eran las que superaban los 620 puntos). Y entonces a alguien se le ocurrió llamar “hipotecas subprime" a aquellas cuyo riesgo era tal que en las escala quedaban cerca del 300.

Algunos bancos no veían esta práctica como arriesgada (sino como rentable). La economía americana pitaba y si el deudor se iba al paro encontraría trabajo echando leches y pagaría la deuda sin problemas. Es más, como la casa cada vez valía más, los clientes aumentaban su hipoteca para reformarla primero; decorarla después; poner una bañera de hidromasaje, televisores de plasma…comprar un coche e irse de vacaciones.

Con tanta necesidad de multiplicar operaciones para seguir generando suculentos beneficios, los bancos americanos daban préstamos a la velocidad de la luz…a todo pichichi….y se quedaron sin pasta.

La solución fue también obvia: ¿el mundo no está globalizado? ¡Pues vayamos a otros países a pedir dinero! Como cuenta Abadía en su blog, “con ello, el dinero que yo, hoy por la mañana, he ingresado en la Oficina Central de la Caja de Ahorros de San Quirico de Safaja puede estar esa misma tarde en Illinois, porque allí hay un Banco al que mi Caja de Ahorros le ha prestado mi dinero para que se lo preste a un ninja. Por supuesto, el de Illinois no sabe que el dinero le llega desde mi pueblo, y yo no sé que mi dinero, depositado en una entidad seria como es mi Caja de Ahorros, empieza a estar en un cierto riesgo. Tampoco lo sabe el Director de la Oficina de mi Caja, que sabe -y presume- de que trabaja en una Institución seria. Tampoco lo sabe el Presidente de la Caja de Ahorros, que sólo sabe que tiene invertida una parte del dinero de sus inversores en un Banco importante de Estados Unidos”.

Y la gente en España, cuando oye hablar de las hipotecas basura estadounidenses dice "¡Qué locuras hacen estos americanos!", sin ser conscientes de que se pueden quedar más pelaos que el culo de un mono.

Pero volvamos a Estados Unidos. Con tanta hipoteca concedida a todo ser viviente bípedo y con habla, los bancos se acuerdan de una cosa llamada "Normas de Basilea " (que exigen a los Bancos de todo el mundo que tengan un Capital mínimo en relación con sus Activos). Esos Bancos que están pidiendo dinero a otros Bancos y dando muchos créditos ven como su porcentaje de Capital sobre el Activo baja y no cumple con las citadas Normas de Basilea.

Y de nuevo a alguien se le ocurre una brillante idea: cogen un puñado con miles de hipotecas (buenas, malas…de todo) y las “empaquetan”. Como si fueran garbanzos de diferente calibre: todos juntos en el saco, nadie sabe cuántos son buenos ni cuántos malos; o como un paquete con una docena de huevos, de los cuales ocho están podridos (pero como nadie nunca va a abrir el paquete, no pasa nada).

Y el paquete se convierte en un “SIV” (Vehículo de Inversiones Estrucutrado) llamado MBS (Mortgage Backed Securities, es decir, Obligaciones Garantizadas por Hipotecas) listo para ser vendido.

Y por arte de magia financiera, donde antes el banco tenía mil hipotecas sueltas dentro de su cuenta de “Créditos concedidos” ahora tiene 10 “paquetes”….listos para ser vendidos y así parar a formar parte del “dinero de caja” del activo del banco (con lo cual el porcentaje capital/créditos concedidos del banco mejora y cumple las Normas de Basilea.

Pero ese “paquete” (que tiene de todo, malo…bueno….”prime”…”subprime”… pero nadie sabe lo que tiene) tiene que ser vendido. Llegan los expertos en marketing y les ponen un buen nombre (Bearn Stearns llamaba a uno“Fondo Estratégico de Crédito Estructurado de Alta Gama”). Un intermediario financiero de Wall Street llama a un cliente de Tokio y le dice:

- “Tengo un Fondo Estratégico de Crédito Estructurado de Alta Gama para venderte”
- “¿Qué tiene?”
- “Ni idea”
- “¿Y cuanto vale”
- “Ayer noventa. Hoy cien millones de dólares”
- “Vale, ¡lo compro!”

Pero para vender esos paquetes no basta con un nombre. El banco no puede venderlos directamente porque los compradores sospecharían de que el mismo banco quisiera venderle algo tan rentable (al margen de los problemas jurídicos para hacerlo). Y, como cuenta Abadía, el banco crea unas entidades filiales (los conduits) que no son sociedades, sino trusts o fondos, y que, por ello no tienen obligación de consolidar sus Balances con los del Banco matriz. Es decir, de repente, aparecen en el mercado dos tipos de entidades: el Banco de Illinois, con la cara limpia ; el Chicago Trust Corporation (o el nombre que le queráis poner).

Pero claro, al “Chicago Trust” (el “señuelo”) le hace falta pasta para comprar al “Banco de Illinois” el “paquete”. ¿De dónde lo saca? Pues muy fácil: pidiendo dinero a otros bancos que siguen como locos con ganas de hacer operaciones (o a bancos de otros países). O a través de los Bancos de Inversión (tan de moda hoy en día porque salen en todos los telediarios) que los venden a Fondos de Inversión (de esos que el director de tu banco te anima a comprar porque tienen una rentabilidad superior al mercado), Sociedades de Capital Riesgo, Aseguradoras, Financieras,….

Y todo ello se va derivando en otros productos, entidades, sistemas de rating, etc. que si te interesa se explica muy bien en http://leopoldoabadia.blogspot.com/search/label/%2B%20ANEXO%201%20Crisis%20NINJA

Todo ello sobre una base: a nadie se le pasa por la cabeza que la gente deje de pagar sus hipotecas basura.

La torre de naipes se menea

Pero ¡ay amigo! Una de las cartas de la torre de naipes se menea. Y luego otra…y otra.

La economía norteamericana se enfría, la Guerra de Irak deja las cuentas públicas temblando, el petróleo se dispara, el desempleo en Estados Unidos crece, los tipos suben… y el precio de las viviendas…¡comienza a caer!

Muchos “ninja” se dan cuenta de que no merece la pena seguir pagando por una casa que ahora vale menos…y dejan de pagar la hipoteca; y siguen viviendo en “su” casa…hasta que alguien les desahucie. Otros ven que aunque que quieran quedarse con su casa…no pueden pagar la hipoteca.

Y la gente comienza a darse cuenta de que en esos “paquetes” las “manzanas podridas” pueden acabar con las “manzanas sanas” y dejan de comprarlos. El precio de los “paquetes” cae en picado (y el director de la oficina de la Caja de Ahorros de tu localidad te dice que ahora vale el 40% de lo que pagaste….¡y explícale a tu pareja lo de los “ninjas”, los VIS, los MBS, el Chicago Trust, Morgan Stanley y la madre que lo parió!)

Nadie se fía de su sombra

¿Y ahora qué? Si alguno espera saber dónde está la pasta…ya puede esperar sentado. Pero eso no es lo más grave: nadie sabe la cantidad de mierda que hay realmente dentro de esos paquetes. Y por eso, como nadie los sabe, nadie se fía ya de nadie. Y no le preguntes al director de tu banco…porque él no tiene ni idea.

Y es entonces cuando los bancos van al “interbancario” (ese mercado en el que unos bancos se prestan dinero entre ellos) y como nadie se fía, nadie presta (o presta a un precio de oro). Y así, el “Euribor” y otros “Ibor” (Interbank Offered Rate o tasa interbancaria) por las nubes.

Dicho en otras palabras: los bancos, que tradicionalmente se han caracterizado por ser unos señores que te dejan un paraguas cuando hace sol y piden que se lo devuelvas cuando empieza a llover, ahora ni eso. Es decir, como tienen poco dinero, no dan créditos (y al que se lo dan, se lo cobran bien). No dan hipotecas (y en España hay ya un millón de pisos sin vender…o que nadie puede comprar). Como no tienen guita, ¿qué hacen entonces? Venden sus edificios (como el Santander), venden sus participaciones en empresas, nos machacan con publicidad y promociones para que metamos dinero en depósitos (te regalan lo que sea).

Con el Euribor pegado al parachoques del “Halcón Milenario” y los bancos más secos que la mojama, en España no se vende un puñetero piso.¡Ya hay un millón de viviendas sin vender en España! Las cifras oficiosas hablan de caídas en las ventas superiores al 60%. Hasta hace poco se decía que los precios habían “comenzado a moderarse” creciendo un poquito por debajo de la inflación. Pero ahora están cayendo alrededor de un 10%. Cuando el FMI decía que los precios de la vivienda en España eran una locura, nadie les hacía caso. Ahora los promotores andan refinanciando sus deudas con los bancos (porque no venden un solo piso) y descubren que el suelo que compraron hace unos meses para dar otro “pelotazo”, como bajen más los precios, será mejor que se lo “cedan” a su banco porque construyendo los 64 pisos de lujo previstos van directamente a la quiebra. ¿Se ha preguntado alguien que demonios harán los bancos con tanto ladrillo y tanto suelo embargado? ¿Mini-golfs? ¿Campings? ¿Lo cederán a la Iglesia de la Cienciología?

Los precios de las viviendas bajan. Muchas personas se encuentran con hipotecas que valen más que la vivienda que tienen hipotecada. Eso quiere decir que, si esas personas hacen su Balance, quedaría así:

- Compré una casa por 200 y hoy vale 100 (Activo)
- Tengo una hipoteca sobre esa vivienda por 200 (Pasivo)

Eso quiere decir que los fondos propios de muchas familias españolas (activo menos pasivo) son negativos (-100). O sea, que están en quiebra técnica. Solo les diferencia de los “ninja” americanos una cosa: la familia les puede echar una manita llevando al Monte de Piedad las joyas de la abuela.

Pero la crisis del ladrillo no solo afecta a los promotores y constructores. También a los fabricantes de ladrillos; y a los de cemento (las ventas han caído un 15%) cerámicas, tuberías, sanitarios, grifería, marcos, ventanas, puertas (el fin del milagro de Villacañas, un municipio de La Mancha toledana con tan sólo 10.700 habitantes donde, sin árboles ni bosques a la vista, se ha concentrado en los últimos años la mayor capacidad nacional de producción de puertas y cada semana salían de sus ocho plantas -con entre 300 y 500 empleados- más de 20.000 puertas en todas las direcciones de la Península. Hasta el año pasado, los distribuidores hacían cola y los 4.000 empleados del propio Villacañas y municipios situados en un radio de 50 kilómetros a la redonda hacían horas extraordinarias para atender la demanda. Un 25% de esos empleados ya han perdido su puesto de trabajo en lo que va de año), cerraduras, enchufes, ascensores, etc. Si este año se venden 500.000 viviendas menos que en los años anteriores, digo yo que afectará también a los fabricantes de muebles y de electrodomésticos. Los aserraderos verán como baja la demanda de maderas para el encofrado y para los propios muebles. ¿Y toda la industria auxiliar de los electrodomésticos? Componentes electrónicos, troqueles, chapa, embalaje….
El cliente no compra sofás ni lavadoras. El fabricante no los fabrica. Y el distribuidor no los vende. ¿Qué pasa con los miles de tiendas dedicadas a la venta de muebles y electrodomésticos? ¿Y los servicios asociados (transportistas, montadores, electricistas, fontaneros, hojalateros…? Servicios que han sido otro de los tractores del crecimiento en la última década y que están perdiendo empleo a la velocidad de la luz. Y cuéntales tú lo de los ninja.

Y lo peor de todo es que nadie puede decir…hasta dónde llegará esto. Hay quien dice que el Crack del 29, comparado con esto, es un juego de niñas en el patio de recreo de un convento de monjas.

En el 2009 tendremos más paro y déficit; en el 2010 crisis aguda; y si alguien no lo remedia, antes del 2015 podemos ver la insostenibilidad del sistema social en España.
Para muchos es una época de cambios. Yo pienso que es un cambio de época. En todo caso amigo mío, tiempo (más del que se imagina), paciencia (más de la que tiene) y tesorería (mucha más de la que tiene).

Y para quitarle un poco de hierro al asunto, una entrevista con un tiburón de las finanzas: http://www.dailymotion.com/swf/k3vjGnFW0yxqrYHSpY