Ahora que España ha sido eliminada del Mundial y la fiebre (mezcla de pasión, euforia, forofismo...) estás desapareciendo, me atrevo a realizar un post sobre algo que muchos ya me han oido comentar en más de una ocasión: el fútbol es jurásico.
Hace años un amigo americano me contaba, entre sorprendido e indignado, que de visita en España había asistido a un partido de fútbol ¡y el marcador no se movió!. 0-0. ¡Increíble! Verdaderamente, en ocasiones (las más) el fútbol es tedioso. Un Barça-Madrid o un Valencia-Manchester, tienen su gracia...pero un Racing-Málaga resulta insportable. Mi amigo americano casi exige que le devuelvan su dinero: los "artistas" no habían hecho su trabajo. Nadie apuntó un solo tanto. Bien es cierto que mi amigo está acostumbrado a los marcadores centenarios de la NBA o a las tropecientas carreras y bateos de un partido de baseball.
Pero más allá de lo aburrido de un partido de fútbol (45 largos minutos cada tiempo; constantes paradas del juego; el balón sale por la banda una y otra vez; no hay disparos a puerta) mi comentario (dada la temática de este blog) hace referencia al aparente odio que este deporte parece profesar a la alta tecnología.
No me refiero únicamente a la estampa del abuelo Luis Aragonés con su libreta y la carpeta de gomas tomando notas en el banquillo. Ni tan siquiera al absurdo de las televisiones que pagan millones por unos derechos que luego esperan recuperar cobrando una pasta cada spot que se pasa en los quince minutos de descanso cuando ni quisqui está delante del televisor (todo el mundo aprovecha para ir al servicio, ponerse la cena, llamar por teléfono. comentar las jugadas con los amigos...; los anunciantes lo saben...pero entre ellos, también hay forofos que se olvidan de medir el verdadero coste por impacto de esos anuncios ¡todo sea por el fútbol!). Resulta inaudito que a estas alturas de la película todavía estemos hablando de atracos, robos, estafas...por las dudas sobre un fuera de juego, un balón que salió o no salió por la línea de fondo (España-Corea 2002), goles fantasma, o penalties como los que estamos viendo en el Mundial de Alemania (siempre a favor de los grandes).
El fútbol podría evolucionar, como muchos de los deportes profesionales de Estados Unuidos, que llevan mucho tiempo usando sistemas tecnológicos que permiten ver la repetición de las jugadas y obrar en consecuencia. Pero los burócratas dinosaurios de la FIFA (y muchos aficionados de la vieja usanza, de los de Faria en la boca y bocata envuelto en papel de periódico en el bolsillo de la gabarnina) siguen considerando un pecado interrumpir los partidos de fútbol. Siempre con el beneplácito de los grandes clubs que argumentan que los inevitables fallos humanos de los árbitros forman parte del juego (teniendo en cuenta que éstos siempre fallan a su favor)
1 comentario:
Pues estoy de acuerdo en lo dicho. Aparte de llamarte como el cura que me hizo la primera comunión, puedes leer mis opiniones en http://oceanodeluz.blogspot.com/
Saludos.
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