Hemos visto estos días como la Unión Europea considera ilegal la medida tomada por las autoridades estadounidenses mediante la cual exigen a las líneas aéreas que aterrizan en su territorio recopilar previamente los datos personales de los pasajeros. Si nadie lo remedia, pronto se liará una buena: o se viola la legislación europea o no se hace caso de la normativa norteamericana; o lo que es lo mismo, o se arriesgan las compañías a una sanción administrativa en Europa o rechazan aterrizar al otro lado del charco.
Se me ocurren algunas reflexiones. En primer lugar, ¿hasta qué punto una puñetera fotocopia del pasaporte –lo que piden ahora algunas compañías para viajar a USA- es “vital” para la seguridad nacional de la primera (y única) superpotencia mundial? En segundo lugar, ¿hasta que punto una puñetera fotocopia del pasaporte es una intromisión ilegítima en los derechos de privacidad del individuo?
Cada vez que compro un billete de avión tengo que indicar mi nombre, apellidos, email, teléfono, datos de la tarjeta de crédito, etc. Además, en el aeropuerto me piden el DNI o Pasaporte. Al margen de ello, hace poco en el blog comentaba como solo en la nueva T4 de Barajas existen 4.500 cámaras registrando nuestros movimientos. Por si eso fuera poco, ya son varias las aerolíneas que han instalado cámaras de seguridad a bordo en sus aviones de corto y medio radio. La instalación de videovigilancia en los aviones fue una iniciativa surgida de los grupos de trabajo que la Iata puso en marcha tras los atentados de las torres gemelas con el fin de mejorar la seguridad aérea (Iberia fue una de las pioneras. La compañía española asegura que el sistema utilizado garantiza la preservación del derecho a la intimidad de los pasajeros, ya que las imágenes de la cabina que verán los pilotos no serán grabadas ni quedarán registradas en archivos informáticos). Airbus y Boeing niegan que sea un equipamiento de serie en los aviones, sino que son una opción que elige el operador (un “extra” vamos…como el navegador de los coches)
Los expertos legales califican este tema de “realmente controvertido”, en tanto que bordea “una línea fronteriza” entre la seguridad y el derecho a la intimidad. En concreto, los juristas apuntan a la posibilidad de una supuesta intromisión ilegítima en el derecho a la imagen y la intimidad de los pasajeros, si éstos no dan su consentimiento previo y expreso a la filmación. No obstante, el hecho de que las cámaras no graben las imágenes descartaría, por otro lado, una supuesta vulneración al derecho a la protección de datos personales.
Tranquilos. No veremos (de momento) la versión aérea del video protagonizado por los marineros de la Armada española a bordo del “Marqués de la Ensenada”.
El kilo de “privacidad” está por las nubes. Su precio sube día a día mientras vemos como cae el de “estupidez”.
Se me ocurren algunas reflexiones. En primer lugar, ¿hasta qué punto una puñetera fotocopia del pasaporte –lo que piden ahora algunas compañías para viajar a USA- es “vital” para la seguridad nacional de la primera (y única) superpotencia mundial? En segundo lugar, ¿hasta que punto una puñetera fotocopia del pasaporte es una intromisión ilegítima en los derechos de privacidad del individuo?
Cada vez que compro un billete de avión tengo que indicar mi nombre, apellidos, email, teléfono, datos de la tarjeta de crédito, etc. Además, en el aeropuerto me piden el DNI o Pasaporte. Al margen de ello, hace poco en el blog comentaba como solo en la nueva T4 de Barajas existen 4.500 cámaras registrando nuestros movimientos. Por si eso fuera poco, ya son varias las aerolíneas que han instalado cámaras de seguridad a bordo en sus aviones de corto y medio radio. La instalación de videovigilancia en los aviones fue una iniciativa surgida de los grupos de trabajo que la Iata puso en marcha tras los atentados de las torres gemelas con el fin de mejorar la seguridad aérea (Iberia fue una de las pioneras. La compañía española asegura que el sistema utilizado garantiza la preservación del derecho a la intimidad de los pasajeros, ya que las imágenes de la cabina que verán los pilotos no serán grabadas ni quedarán registradas en archivos informáticos). Airbus y Boeing niegan que sea un equipamiento de serie en los aviones, sino que son una opción que elige el operador (un “extra” vamos…como el navegador de los coches)
Los expertos legales califican este tema de “realmente controvertido”, en tanto que bordea “una línea fronteriza” entre la seguridad y el derecho a la intimidad. En concreto, los juristas apuntan a la posibilidad de una supuesta intromisión ilegítima en el derecho a la imagen y la intimidad de los pasajeros, si éstos no dan su consentimiento previo y expreso a la filmación. No obstante, el hecho de que las cámaras no graben las imágenes descartaría, por otro lado, una supuesta vulneración al derecho a la protección de datos personales.
Tranquilos. No veremos (de momento) la versión aérea del video protagonizado por los marineros de la Armada española a bordo del “Marqués de la Ensenada”.
El kilo de “privacidad” está por las nubes. Su precio sube día a día mientras vemos como cae el de “estupidez”.
2 comentarios:
Enrique, ¿te importa ceder parte de tu intimidad por seguridad en el vuelo? esa pregunta me la estoy hciendo yo ahora que me toca viajar bastante.
Y cuando veo que algun personal de compañias aereas no pide el DNI en la puerta de embarque,m como que no me gusta.
Creo que en la sociedad evolucionada (¿?) estamos dispuestos a ceder parte de nuestra libartad en aras de una seguridad ¿segura de obtener?
Y viendo cómo se lo toma el puebo, la gente, en los USA, esa idea de cesión de parte de la intimidad será una realidad más pronto de lo que creemos.
Vamos a ver; no me gusta ceder un ápice de mi libertad e intimidad. Pero mi nombre, direción, fecha de nacimiento y número de DNI no los considero parte de esa "intimidad". De manera que no supone ningún problema para mi intimidad o privacidad mostrar el DNI a la hora de facturar o embarcar. Lo que me molesta es tener que hacerlo tantas veces: al ir a facturar el DNI; al pasar el control la tarjeta de embarque; al embarcar de nuevo sacar la cartera y sacar el DNI. Y, sobre todo, me molesta lo bordes que en ocasiones (demasiadas) son los guardias de seguridad de los controles (en Barajas por ejemplo); alguien debiera de recordarles que somos CLIENTES no DELINCUENTES. Una vez más se cumple esa máxima mediante la cual, a un español, le das una gorra, un pito y una porra y se cree comendante en jefe de la OTAN.
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