En 1972, cuando la publicidad daba sus primeros pasos en la jovencísima Televisión Española, unos niños que cantaban y bailaban se convirtieron en protagonistas del spot de una marca española de cava. Así nacieron las burbujas Freixenet que en los últimos 35 años han acompañado a personajes tan variopintos como Liza Minelli, Sharon Stone, Andy McDowell, Kim Bassinger, Antonio Banderas, Pierce Brosnan, Paul Newman o Penélope Cruz en los anuncios de este conocido cava catalán.Como si de uno de esos anuncios se tratara, decenas de burbujas bailan a nuestro alrededor. Es un espectáculo estético y acompasado; hasta que las burbujas estallan. Una detrás de otra.
La burbuja de Internet
El término “burbuja” se popularizó a finales de los 90 con las empresas surgidas en los primeros años de Internet, las llamadas puntocom. Cuatro amigos montaban una empresa para vender algo en Internet (lo que fuera era lo de menos), creaban un sitio web, buscaban un socio de capital riesgo que ponía 10 millones de dólares, sacaban la empresa a Bolsa y en dos años eran multimillonarios. Otros miles seguían su estela desarrollando su propia puntocom mientras millones de individuos menos emprendedores esperaban pillar su parte de la tajada comprando acciones de esas empresas de Internet en la Bolsa: Amazon, Terra, eToys, Webvan…Hasta que la burbuja explotó. Y el mundo experimentó su penúltima crisis antes de la “Crisis Freixenet” (la crisis de las burbujas…porque ahora no es una, sino varias las burbujas a punto de estallar)
Aquel fue el embrión de la actual crisis. Los expertos sabían cómo volver a “calentar” una economía “resfriada”: creando más burbujas (sin preguntarse nadie que pasaría cuando éstas explotaran; al fin y al cabo, si funcionaba, siempre se podría volver a utilizar la misma receta -más burbujas).De manera que bajaron los tipos de interés y comenzaron a surgir nuevas burbujas, como la inmobiliaria, la bancaria y la automovilística.
El gas que infla las burbujas
Una burbuja es un “glóbulo de aire u otro gas que se forma en el interior de algún líquido y sale a la superficie”. En las burbujas económicas el gas que las infla es más peligroso que el mostaza: se llama avaricia.Una burbuja, para crecer, solo precisa que un determinado gas se inyecte en su interior y en el caso de las burbujas económicas ese gas se llama –como decíamos- avaricia: la empresa cuyos beneficios no crecen al menos un 35% cada año tiene que cortar la cabeza de su consejero delegado.
El gas “avaricia” es nocivo por si mismo, pero resulta letal cuando lo combinamos con otro gas: el llamado “cortoplacismo”A la mayoría de los Consejeros Delegados, Directores Generales y otros altos directivos se les exige resultados a corto plazo; y esos plazos son cada vez más cortos: anuales, semestrales, trimestrales, mensuales, semanales… Además, una parte fundamental de su remuneración viene condicionada por la consecución de objetivos (cada vez más a corto) en forma de primas, stock options, etc.De manera que combinando ambos “gases” (los beneficios de la empresa han de crecer un 35% este año y si los alcanzo al margen de los 850.000 euros que me llevo de fijo me levanto cuatro millones en primas) se inflan las burbujas de la “crisis Freixentet” (si la avaricia rompe el saco la avaricia cortoplacista puede acabar con el sistema)
La burbuja del motor
Un ejemplo lo tenemos en el mercado automovilístico. A los accionistas solo les importa el valor de su acción y el dividendo. Para que aumenten ambos, los máximos responsables de los fabricantes de automóviles tienen que incrementar constantemente sus ventas y sus beneficios. Y durante años lo han conseguido (al fin y al cabo eso no era tan difícil) ¿Cómo?
Presionando a los proveedores hasta la extenuación por un lado; y a los distribuidores por el otro (a los concesionarios se les obliga a vender un número mínimo de coches al año –que aumenta cada año- bajo la amenaza de retirarles la concesión, etc.). ¿El resultado?
“Inventos” que han contribuido a inflar la burbuja como los vehículos de “kilómetro cero” (el concesionario se ve obligado a matricular unidades para alcanzar sus cuotas anuales) o el “renting de flotas” (empresa que cambiaban a sus directivos el coche cada dos años –cuando los tipos de interés estaban por los suelos y las ventas de las empresas viento en popa) acompañados de publicidad masiva en todo tipo de medios, promociones agresivas, vendedores que no dejan de llamarte para venderte un coche, etc.Hasta que la burbuja ha estallado.
En noviembre de 2007 se vendieron en España 120.000 coches. En noviembre de 2008 la mitad. Las ventas caen un 50%. Normal. La gente anda pillada con la hipoteca, amenazada por el desempleo…y un coche puede durar sin problemas diez años (no es necesario cambiarlo cada tres años). Y las empresas, al ver venir las vacas flacas, piden a sus directivos que “estiren” la vida de sus BMW serie 5.El resultado: millones de coches fabricados que nadie por el momento va a comprar. Millones de vehículos “seminuevos” que tampoco se van a vender. Y que nadie espere que las ventas se recuperen a corto plazo. Entre otras cosas porque los fabricantes no tienen una sola idea para conseguirlo y lo único que esperan es que el Gobierno les ayude. ("Esperamos que las medidas a tomar por el Gobierno para estimular la demanda se implementen de forma rápida"; palabras de Anfac y Ganvamm la asociación de fabricantes y la asociación de vendedores)
Por no hablar de lo absurdos y obseltos que son esos cacharros con ruedas que conducimos.
La burbuja inmobiliaria
La bajada de tipos de interés iniciada hade una década provocó que más de uno se metiera una sobredosis de crédito…porque con esas condiciones, el que no se endeudara sería imbécil.Así comenzó a crecer la burbuja del mercado inmobiliario. Los bancos (que tenían que multiplicar el número de operaciones para continuar creciendo, ante la poco rentable para ellos bajada de tipos) inventan todo tipo de productos para conceder créditos: a promotores por un lado (que con menos de una décima parte de la inversión acometían proyectos de 50 millones de euros), a compradores por otro (hipotecarios a 50 años, dando el 120% del valor de la propiedad).En ese escenario, millones de personas (en España y en otros muchos países) se lanzaron a cambiar de cada. Centrémonos en el caso español, ya que sobre la crisis subprime en USA ya se ha escrito mucho. En menos de 10 años el precio real de las viviendas se ha multiplicado por dos.Como el precio de las viviendas subía cada mes, los bancos y cajas no veían mucho riesgo en conceder créditos hipotecarios por un valor superior al valor de la casa (pensaban que, con el citado boom inmobiliario, esa casa, en pocos meses, valdría más que la cantidad dada en préstamo) ni tampoco a gente con escaso poder adquisitivo: millones de mileuristas españoles veían como su banco o caja, en lugar de poner pegas por su escaso potencial de generación de ingresos, empujaban a las parejas hacia una hipoteca flexibilizando las condiciones (30, 40, 50 años!) e incluso regalando freidoras y tostadoras.
Miles de españolitos que ya tenían su casa pagada (a costa de letras y letras que han ido pagando en los 60, 70…. ¡a unos tipos de interés galácticos!) ven un chollo el dinero tan barato y la vuelven a hipotecar (para reformarla, redecorarla, cambiar los electrodomésticos, poner una bañera de hidromasaje, televisores de plasma en todas las habitaciones… comprar un segundo coche, un tercero…irse de vacaciones…una segunda vivienda….¿y por qué no una tercera?)
Todo ello sobre una base: a nadie se le pasa por la cabeza que el precio de la vivienda dejara de crecer.
Pero resulta que la economía norteamericana se enfría, la Guerra de Irak deja las cuentas públicas temblando, el petróleo se dispara, el desempleo en Estados Unidos crece, los tipos suben… y el precio de las viviendas…¡comienza a caer! Es cuando arranca todo el follón de los Ninja, las hipotecas sin pagar, los activos tóxicos, Lehman Brothers, Fannie Mae, Freddie Mac….
Los bancos saben la cantidad de mierda que tienen en sus activos y piensan que los demás tienen que andar igual o peor, de manera que dejan de prestarse dinero entre ellos porque nadie se fía ya de nadie. Y así, el “Euribor” y otros “Ibor” (Interbank Offered Rate o tasa interbancaria) por las nubes.Dicho en otras palabras: los bancos, que tradicionalmente se han caracterizado por ser unos señores que te dejan un paraguas cuando hace sol y piden que se lo devuelvas cuando empieza a llover, ahora ni eso. Es decir, como tienen poco dinero, no dan créditos (y al que se lo dan, se lo cobran bien). No dan hipotecas (y en España hay ya un millón de pisos sin vender…o que nadie puede comprar). Como no tienen guita, ¿qué hacen entonces? Venden sus edificios (como el Santander), venden sus participaciones en empresas, nos machacan con publicidad y promociones para que metamos dinero en depósitos (te regalan lo que sea). Con el Euribor pegado al parachoques del “Halcón Milenario” y los bancos más secos que la mojama, en España no se vende un puñetero piso. ¡Ya hay un millón de viviendas sin vender en España!
Las cifras oficiosas hablan de caídas en las ventas superiores al 60%.Hasta hace poco se decía que los precios habían “comenzado a moderarse” creciendo un poquito por debajo de la inflación. Pero ahora están cayendo alrededor de un 20%. Cuando el FMI decía que los precios de la vivienda en España eran una locura, nadie les hacía caso. Ahora los promotores andan refinanciando sus deudas con los bancos (porque no venden un solo piso) y descubren que el suelo que compraron hace unos meses para dar otro “pelotazo”, como bajen más los precios, será mejor que se lo “cedan” a su banco porque construyendo los 64 pisos de lujo previstos van directamente a la quiebra. ¿Se ha preguntado alguien que demonios harán los bancos con tanto ladrillo y tanto suelo embargado? ¿Mini-golfs? ¿Campings? ¿Lo cederán a la Iglesia de la Cienciología? Además, lo peor de la crisis de los Señores de los Ladrillos está por llegar
Los precios de las viviendas bajan. Muchas personas se encuentran con hipotecas que valen más que la vivienda que tienen hipotecada. Deben al banco 200 y su propiedad solo vale 150. O sea, que están en quiebra técnica.
Las burbujitas de alrededor del ladrillo
Como vemos en las “burbujas Freixent” de nuestra copa de cava, las grandes siempre van acompañadas de otras muchas pequeñas burbujitas a su alrededor.De la misma manera, la crisis del ladrillo no solo afecta a los promotores y constructores. También a los fabricantes de ladrillos; y a los de cemento (las ventas han caído un 15%) cerámicas, tuberías, sanitarios, grifería, marcos, ventanas, puertas...
Es el fin del milagro de Villacañas, un municipio de La Mancha toledana con tan sólo 10.700 habitantes donde, sin árboles ni bosques a la vista, se ha concentrado en los últimos años la mayor capacidad nacional de producción de puertas y cada semana salían de sus ocho plantas -con entre 300 y 500 empleados- más de 20.000 puertas en todas las direcciones de la Península. Hasta el año pasado, los distribuidores hacían cola y los 4.000 empleados del propio Villacañas y municipios situados en un radio de 50 kilómetros a la redonda hacían horas extraordinarias para atender la demanda. Un 25% de esos empleados ya han perdido su puesto de trabajo en lo que va de año), cerraduras, enchufes, ascensores, etc.Si este año se venden 500.000 viviendas menos que en los años anteriores, digo yo que afectará también a los fabricantes de muebles y de electrodomésticos. Los aserraderos verán como baja la demanda de maderas para el encofrado y para los propios muebles. ¿Y toda la industria auxiliar de los electrodomésticos? Componentes electrónicos, troqueles, chapa, embalaje….El cliente no compra sofás ni lavadoras. El fabricante no los fabrica. Y el distribuidor no los vende. ¿Qué pasa con los miles de tiendas dedicadas a la venta de muebles y electrodomésticos? ¿Y los servicios asociados (transportistas, montadores, electricistas, fontaneros, hojalateros…? Servicios que han sido otro de los tractores del crecimiento en la última década y que están perdiendo empleo a la velocidad de la luz.
La burbuja de la tele
Veremos como van explotando poco a poco, como las pompas de jabón de los críos, decenas de burbujas. En la lista hay unas cuantas.De la TVE1 y la TVE2 de hace tan solo 30 años hemos pasado a un desmadre televisivo de órdago: públicas, autonómica, privadas, locales, TDT…y la inmensa mayoría se financian con el dinero de los anunciantes. Y solo les preocupan los resultados a “cortísimo plazo”: el share diario. Hay que conseguir audiencia como sea para atraer a los anunciantes. Pero los anunciantes menguan como los glaciares del Pirineo por causa del calentamiento global. Pronto veremos explotar alguna tele (manténgase apartado de la pantalla por si acaso)
La burbuja de los galácticos
Hace unos años publiqué un post que levantó mucha polémica en el que decía el fútbol es jurásico. Hace tiempo un amigo americano me contaba, entre sorprendido e indignado, que de visita en España había asistido a un partido de fútbol ¡y el marcador no se movió!. 0-0. ¡Increíble! Verdaderamente, en ocasiones (las más) el fútbol es tedioso. Un Barça-Madrid o un Valencia-Manchester, tienen su gracia...pero un Racing-Málaga resulta insoportable (incluso para los cántabros y malacitanos). Mi amigo americano casi exige que le devuelvan su dinero: los "artistas" no habían hecho su trabajo. Nadie apuntó un solo tanto (bien es cierto que mi amigo está acostumbrado a los marcadores centenarios de la NBA). Pero cuando uno paga una entrada espera que los artistas hagan su trabajo.El fútbol nació antes de la televisión y no ha realizado en 50 años ningún esfuerzo para adaptarse a ella (en muchos estadios ni tan siquiera hay espacios pensados para las cámaras y las cabinas para los periodistas parecen la de López Vázquez y Mercero). Es lento, con infinitas paradas (saques de banda, de esquina, de puerta) que se prolongan desesperadamente (ese jugador que le dan una patadita y rueda por el suelo emulando a un cantaor flamenco; el masajista que sale, la camilla que no acierta…y tú, bostezando en tu butaca), no hay tiempos muertos para publicidad (ni tan siquiera han pensado los equipos en que cada jugador lleve publicidad de una marca; es un absurdo ver a un tio en el suelo –que le han hecho pupu en el bíceps- rodeado de cinco compañeros, enfocados en un primer plano, y solo se ve una marca), el parón del descanso (¿se imaginan que en un Gran Premio de Fórmula 1 los pilotos pararan 15 minutos a tomar un bocadillo y echar una meadita? (es muy largo (lo suficiente para que los espectadores se levanten y se vayan a preparar un bocata, colgar la ropa, echar una cabezadita, practicar sexo..cualquier cosa menos quedarse 15 minutos viendo anuncios, a pesar de la estupidez que cometen los anunciantes insertando ahí sus anuncios pensando que los dos millones de espectadores que ven el partido siguen ahí)
Pero en todo caso, el fútbol tiene sus apasionados seguidores y probablemente esos males no lleguen a ser tan graves como para extinguirle. Pero tiene otro problema más preocupante que todos los anteriores. Siempre he pensado que es una obscenidad la pasta que se llevan cada año algunos deportistas, en especial los futbolistas. Pero en fin, están en su derecho, y el señor que paga 100 euros por ir a ver un partido de fútbol también. Pero la crisis afecta a todos y los galácticos no iban a ser menos. La falta de liquidez también llega a los clubes. Muchos de ellos van a desaparecer porque no van a poder financiar su deuda (y varios de ellos de la primera división española, que han jugado con fuego) Algunos, pensando en emular a Florentino, se lanzaron a la aventura de conseguir recalificar terrenos para edificar... mientras se endeudaban a base de fichar estrellas, estrellitas y estrellados (como el caso del Valencia, por ejemplo). Una deuda que hasta Villalonga tomó las de Villadiego que vete tú a saber ahora quien la paga, con el negocio del suelo edificable por el suelo.
En Inglaterra los cuatro clubes más conocidos de la Premier (Liverpool, Chelsea, Arsenal y Manchester United) deben 1.500 millones de eruos. El Manchester United tiene como sponsor principal a la famosa American International Group, es decir, la AIG, aseguradora que ha tenido que ser rescatada por el Gobierno estadounidense hace unas semanas. Tanto la liga inglesa (Barclays) como la española (BBVA) están patrocinadas por dos bancos (el BBVA desembolsa 60 millones de euros por una chorrada tan grande como bautizar la primera y segunda división de fútbol con su nombre)
Tampoco carburan las economías de la Fórmula 1. El casto Max Mossley (que preside la Federación Internacional del Automóvil, FIA) tiene mucho trabajo por hacer ente orgía y orgía para ajustar los costes del “circo” (como llamó el Presidente de Ferrari al espectáculo tras el desastre de su equipo en Singapur) de la Fórmula 1, que afectarán a los "payasos" (como así llamó Mossley a las personas de los equipos tras escuchar lo del circo). Hemos visto como tras 8 años en la competición, Credit Suisse ha anunciado que abandonará los monoplaza de BMW. También participa en la competición la aseguradora Allianz que anda tocada. Royal Bank of Scotland (RBS), necesitado de liquidez como yo de comer algo a eso de las dos de cada tarde, patrocina al equipo Williams; ING (que de momento dice no tener activos tóxicos), "su otro banco", desembolsa cada año 100 millones de euros para ver si soluciona el problema de la junta la culata del R-28 de Fernando Alonso y puede adelantar a alguien un día de estos. y, ¡como no! no podemos olvidar al patrocinador del simpático Lewis Hamilton: D. Emilio Botín y el Santander. Como siga la crisis se baraja la posibilidad de que el Campeonato del Mundo de Fórmula 1 de 2010 se corra en Play Station
La burbuja de las telecomunicaciones
Si el modelo “avaricia-cortoplacista” solo piensa en crecer y crecer, ellos han tocado techo. Con 45 millones de españoles y 90 millones de contratos de teléfonos móviles, ¿qué piensan hacer para seguir vendiendo contratos? ¿Qué cada español tenga tres o cuatro? ¿Cómo rentabilizar las inversiones de las licencias 3G? Son muchas las incertidumbres para un sector de gran futuro pero con empresas gestionadas con herramientas del pasado
Una crisis de sistema
Las “burbujas Freixenet” explotan por el efecto del gas “avaricia-cortoplacista”. Al menos el espectáculo servirá para que muchos se den cuenta de la necesidad de reinventar el sistema. Porque el modelo actual nacido de aquellos acuerdos de Bretton Woods entraron en vigor en 1946 (el motor de la economía iba a ser el consumo. Los gobiernos han de hacer todo lo posible para que la gente consuma. De esta forma, las fábricas (fordismo) tendrían que trabajar a dos…a tres turnos…ampliar plantilla…porque hay que producir más…cientos de unidades al día….miles, millones… ampliar la fábrica…. comprar más máquinas…. comprar más materia prima…. dar trabajo a más gente… más gente que consume…. más productos que se necesitan… crecer, crecer, crecer…. consumir, consumir, consumir…) no tenía en cuenta una cosa: no se puede crecer hasta el infinito…en un Planeta finito.
Siguiendo así nos cargamos el Planeta antes de llegar al siglo XX (la única esperanza para la supervivencia del Planeta pasa por extinguir a la especie humana…tal y como la conocemos; es decir, sin re-inventar la humanidad no hay esperanza)
Ese mundo de gas “avaricia-cortoplacista” ha generado unas tasas de insatisfacción desconocidas. Hoy la gente es menos feliz que hace cien años. Trabajamos para consumir; y cada vez tenemos que trabajar más, porque si no consumimos, el mundo que nos rodea nos hace parecer una mierda. El trabajador americano que sale de casa a las cinco de la mañana, malcome una puta hamburguesa en 30 minutos y curra hasta que el sol comienza a perderse por el horizonte del océano Pacífico, es todo un icono del ser humano que ha creado ese modelo: un pobre desgraciado atrapado en el sistema.Lo que sucede ahora es que la gente se ha dado cuenta.
No. No se trata de una crisis de créditos subprime, ni de una crisis bancaria, ni de una crisis finanicera…como algunos nos quieren hacer ver. Se trata de una crisis de sistema. Las personas comienzan a darse cuenta que el consumo no genera satisfacciones (como decía el marketing…”satisfacer las necesidades del cliente”) sino que es el origen de muchas de sus insatisfacciones (entre ellas, la esclavitud de millones de personas que ven su trabajo como una condena).
Como en muchas ocasiones me han oído decir mis alumnos, no vivimos en una época de cambio…sino un cambio de época.
1 comentario:
No puedo estar más de acuerdo en todo lo que comentas. Cuando estaba leyendo me daba la sensación de estar escuchandome a mi mismo... Pero siempre hay un pero. Creo que no todo el mundo se está dando cuenta, más bien, casi nadie. Te voy a decir lo que pasará, todos esperarán a que se intervengan definitivamente los mercados, se pensará que es una putada que con nuestros impuestos se refinancie un sistema que ha hecho ricos a unos pocos, se dirá que mierda de vida tener que levantarme para trabajar 10 horas y seguir pagando una casa que me empeña el 70% de mi sueldo (con suerte)... pero al final todo sigue igual. Mientras haya futbol (y adversarios a los que vomitar insultos), ofertas de freidoras por meter nuestros ahorros en un banco para especular el Sr. Botín, o comprar un todoterreno lo más grande posible aunque no tenga con qué pagar los libros de mi hijo... seguiremos igual. Olvídate de revoluciones, nadie saldrá a la calle a renunciar a un ápice de comodidad, seguiremos deseando cobrar la prima de navidad para la playstation o el robot de cocina. He de confesar que mi esperanza en que occidente se dé cuenta de sus errores solo se dará si el resto del mundo consigue pisarnos el cuello. jrporquer@gmail.com
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