Por el precio de un extra para muchos coches, como es un navegador GPS (unos 2.500 dólares o 1.700 euros) podemos adquirir un automóvil nuevo: el modelo Nano, recientemente presentado por el fabricante automovilístico indio Tata Motors.
El secreto de esta innovación en precio reside en la sustitución de metales como el hierro o el aluminio por plásticos reelaborados pegados con adhesivos. Aunque no podremos conducir un Tata Nano por nuestras autopistas (no cumple la normativa de seguridad por el momento) el fabricante indio espera vender 250.000 unidades al año ¡Solo en la India!
El Ford T de principios de siglo XX y el “coche del pueblo” (el Volkswagen escarabajo) ya tienen homónimo en el siglo XXI: el Tata Nano ha nacido con el objetivo de facilitar a la creciente clase media de la India la posibilidad de disponer de un vehículo propio de cuatro ruedas (actualmente, sólo existen diez coches por cada 1.000 personas en India, dato que contrasta con los 40 de China, la otra gran economía emergente del planeta)
El mercado que conforman ya China e India (a los cuáles podemos sumar países africanos y de América latina) centrará en los próximos años la atención de los grandes fabricantes. No en vano tras el Nano, Volkswagen, Honda y Toyota, han anunciado que se ponen a trabajar para crear sus propios modelos “low cost” adaptados a las economías de las clases medias emergentes.
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