lunes, marzo 23, 2009

Viaje con nosotros si quiere llorar

Hace unos días escribía un post en el que decía que cuando descompongo el PIB español me pongo a llorar: un porcentaje importante del mismo corresponde a sectores que están muy tocados. La baja productividad de muchos sectores es más que preocupante.

Los que me siguen en este blog o me aguantan en las aulas saben que llevo años avisando sobre la que nos viene encima en el sector turístico. Hoy hemos sabido que en el último mes (febrero) hemos perdido un 16% de turistas con respecto al mismo mes de 2008.

No han tardado en salir quiénes argumentan que es algo coyuntural por causa de la crisis (como no, entre ello, el Ministro del ramo). Cierto es que los países emisores (los que nos mandan turistas en manadas) están atravesando una época dura (por ejemplo los británicos); pero esta situación no puede convertirse en el árbol que no deje ver el bosque.

En los últimos años España se ha convertido en un destino de chancletas y chiringuitos. El aspecto de la primera fila de algunos de nuestros destinos es lamentable: apartamentos de cartulina, restaurantes de mantel de papel y fritangos, hoteles anclados en la noche de los tiempos, playas con overbooking… En algunos destinos se ha popularizado el infame “all-inclusive”: manadas de guiris llegan en vuelos charter, les meten en un autocar y les llevan a un hotel donde les ponen una pulsera de color lila como al ganado y disponen durante siete días y siete noches de toda la Cruzcampo que su cuerpo sea capaz de asimilar, empanadillas ultracongeladas, gazpacho para tomar con pajita y paellas de marisco en las que el mejillón es el único protagonista. Claro está, los turistas, Cruzcampo en mano, no salen de la piscina y consecuentemente el consumo en restaurantes, discotecas, heladerías, tiendas de regalo y demás negocios varios de la zona no reciben visita alguna de los hijos de la Gran Bretaña que tienen por bien visitar la vieja piel de toro (más vieja y cutre que nunca).

Mientras tanto, nuestros competidores han aprendido a hacer la “o” con un canuto y los turoperadores que mueven al ganado del gélido Centroeuropa en busca de aires más templados centran sus ojos (y sus carteras) en Turquía, Crocacia, Bulgaria, Túnez, Marruecos y demás países con los cuáles, en costes, es muy difícil competir, aún sustituyendo el bistec por el chóped y la merluza por el fletán.

El turismo en este país precisa una urgente redefinición; diferenciación en oposición a la imitación; innovación en busca del valor.

Mientras tanto, asistimos a la caída de visitantes (del Reino Unido un 22% en lo que va de año; de Alemania un 11,1% menos; de Francia un 13,5%. Solo suben las cifras de “turistas” procedentes de América del Sur y Centroamérica (un aumento del 34,7%)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cordialement pour le partage de l'information avec nous sur eseune.blogspot.ru.